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Familia

—Meiko's perspective—

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—Meiko's perspective—




Me desperté a la mañana siguiente al escuchar gritos en el pasillo de la residencia de alumnos dentro de la Escuela de Jujutsu. Lo cual era muy extraño debido a que en esa ala de la planta segunda, solamente estábamos Megumi y yo. Y el no era de los que hacían mucho ruido, de hecho, era el que se quejaba del ruido de otros compañeros y con la influencia de Gojo, le hicieron este enorme favor. Lo que resultó en que me levantara con un mal humor, realmente odiaba a la gente ruidosa y excesivamente energética.

Nada más levantarme pude darme cuenta de que mi hombro estaba mucho mejor tras el tratamiento de Shoko, se lo agradecería cuando tuviera tiempo de ir a verla. Me puse una camiseta y un pantalón de chándal que encontré en mi armario encima, ya que dormía con solo mi ropa interior. Era una costumbre mía. Y salí a ver de qué iba esa conmoción.

—¿Gojo sensei?—musite al ver al albino, rodando los ojos al saber de dónde provenía tanto ruido.—Oh, Itadori también estás aquí.

—Veo que has dormido bien, adivina quién va a ocupar la habitación vacía al lado de la tuya, venga adivina.

—Itadori.

—¡Efectivamente! Acabamos de terminar de poner todas las cosas en su dormitorio, ¿alguna oportunidad de que tu novio esté despierto ya a las doce del mediodía?—preguntó Gojo.—Sabes porque tenemos que ir a recoger a una nueva alumna de primer año.

Hablando del Rey de Roma, Megumi abrió la puerta de su cuarto con el mismo rostro de fastidio e irritación que mostré al principio. Aún vestido en sus pijamas, probando que justo se había despertado debido a la escandalosa personalidad y habla del albino.

—¿Qué está pasando?—preguntó en una voz ronca y con los ojos entrecerrados.

—Otro dormilón más aquí, pues vaya eh.—comentó con vacile Gojo.—Aquí explicándole a todos que tenemos que ir a recoger a una nueva alumna de primer año dentro de treinta minutos, os sugiero a ti y a Meiko que os vistáis de mientras sabéis.

—Mhm.—respondió antes de cerrar en toda la cara la puerta a todo el mundo.

Estaba en el mismo mal humor que yo por lo que podía intuir, el albino se fue de las residencias a una corta reunión que tenía antes de hacer lo que explicó. Aproveche para ir al baño y darme una ducha rápida que no pude ayer, luego tomé mi uniformidad, el cual era algo bastante diferente al del resto de los alumnos o profesores. Ya que consistía de una camisa blanca, cualquier pantalón negro y una corbata que cambiaba cada día. Aunque normalmente me ponía la negra o la roja que tenía. Y esta excepción no suponía ningún problema al reglamento de la Escuela de Hechicería, ya que estipulaba que cualquier estudiante podía realizarles modificaciones a su gusto al uniforme. Pero yo me lo tomé un poco extremo, es que odiaba el uniforme normal de la escuela.

𝐒𝐎𝐔𝐋𝐌𝐀𝐓𝐄𝐒 ✅Donde viven las historias. Descúbrelo ahora