Capítulo 1

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Los años pasaron y aquel chico de 18 años que sufrió 3 pérdidas el mismo día de su cumpleaños finalmente se hizo un hombre.

Diluc Ragnvindr, 24 años, se encontraba atendiendo su taberna como de costumbre. A pesar que eran las 2:46 am se mantenía firme y no había indicios de sueño.

O eso siempre aparentaba.

Los clientes borrachos ya se estaban retirando, cantando, gritando y riendo como de costumbre.

Era algo que el dueño no soportaba de su trabajo, pero ya estaba acostumbrado, solo le quedaba aguantarlo.

Cuando todos se fueron, incluidos sus fieles clientes Venti y Rosaria, el lugar quedó en silencio, salvo por una persona que siempre le hacía compañía luego de cerrar.

Kaeya Alberich.

Este había llegado a un acuerdo con Diluc, más que un acuerdo fue algo que el pelirrojo se vio obligado a aceptar por petición de su querida doncella Adelinde, que se trataba de dejar que Kaeya lo ayudara a limpiar la taberna a cambio de que el moreno no le pagara las bebidas que él consumía esa noche.

Pensándolo bien, no estaba seguro de que le saliera a cuentas, pero ya no podía opinar, él siempre estaba dispuesto a complacer a Adelinde ya que, más que una criada, la consideraba como su madre, debido a que esta lo crio junto a su padre Crepus desde que tenía memoria.

Kaeya interrumpió sus pensamientos al bajar del segundo piso con una bandeja llena de vasos vacíos y uno que otro plato.

"Esto es todo lo que hay allá arriba, ya he limpiado las mesas y he barrido" -deja la bandeja en la barra sacudiéndose las manos.

"Entonces encárgate de las botellas de vino vacías, sal por la puerta trasera con estas cajas" -Diluc señala 2 cajas de madera que se encontraban junto a la salida- "Y clasifica las botellas en las cajas que ya están ahí, separándolo por los ingredientes, prepara--

"Si si, lo sé, no me lo repitas como si fuera mi primera vez clasificando botellas" -el menor pone los ojos en blanco mientras carga las cajas- "Mírame Maestro Diluc, me estoy llevando toda la diversión, que divertido es clasificar botellas" -sonríe sarcásticamente para, seguidamente, cumplir con la tarea.

El mencionado suspira estresado y se da la vuelta para lavar los últimos trastes que su hermano (aunque ya no lo considera como tal) había colocado a su lado.

Estaba apunto de recordar los pendientes que tenía que hacer llegando al Viñedo cuando la puerta principal se abrió lentamente.

"Lo siento, ya hemos cerrado por hoy" -habló el ojirojo monótonamente.

Él ya estaba acostumbrado a lidiar con borrachos que regresaban porque querían "Continuar la fiesta" o se les había olvidado algo.

Pero Kaeya no mencionó haber encontrado ningún objeto esa noche así que descartó la idea, además, duda que sea él ya que sabe que es estúpido, pero no cree que llegue a tanto como para darse toda una vuelta para entrar por la puerta principal e intentar asustarlo o algo por el estilo.

Luego de unos segundos de no recibir respuesta pensó que no había hablado con tanta fuerza o que fue su imaginación la que escuchó la puerta abrirse así que volteó esperando cualquier cosa.

Un borracho, Kaeya intentándolo asustar, un fatui incluso.

Mayor fue su sorpresa al no ver a nadie detrás de él, al parecer si fue su imaginación.

Cuando iba a voltear para seguir lavando vasos observó que delante de la barra había una bola esponjosa blanca, abrió sus ojos por unos segundos antes de secarse las manos con una toalla y volver a su expresión seria, al momento que se iba a acercar esa cosa se movió, y también habló.

Como Dos Gotas De Sangre - Diluc x KaeyaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora