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Maratón 3/3

Lune

Mi plan de una hora de viaje se vio interrumpida por una avalancha que cayó a mitad del camino, creando un desastre de ramas, árboles y nieve. Por lo que al esquivar todo eso, me tardaría mucho más tiempo. El sol ya estaba afuera y la mañana era más tranquila de lo normal.

El cielo estaba nublado, pero no tapaba al sol, dejando que la luz iluminara ciertas partes del bosque. Las ardillas corrían sobre las ramas de los árboles cargando bellotas y una de ellas me cayó en la cabeza por culpa de un tropiezo del animalito. Más no se detuvo a recogerla y siguió de largo. Yo hice lo mismo y en media hora me encontraba caminando de vuelta al camino.

El acantilado sobre mí parecía seguro, habían arbustos llenos de nieve en cada esquina que tapaban pequeños agujeros parecidos a cuevas. La nieve se tragaba mis zapatos y para ese momento tenía los pies empapados. Mi cabello también estaba húmedo, pues al caer la nieve me había mojado.

No se en que momento todo se volvió más oscuro, pero se que ello me asustó mucho. Los árboles parecían muertos, la nieve se ligaba con la tierra creando un ambiente socio y degradado. El sol parecía haber huido de tan lúgubre lugar, al igual que los animales. No se porque me asustaba tanto. Yo me había criado en un ambiente parecido a ese, pero ahora las manos me habían comenzado a sudar, algo que a mí nunca me había pasado. Las miré confundida y sentí como si el aire se quisiera escapar de mis pulmones.

Caí en el suelo y las manos se me ensuciaron de fango. Mis ojos se aguaron, el calor se hacía cada vez más insoportable, por lo que me tuve que quitar uno de los abrigos. Mi vista se nublaba y volvía roja de vez en cuando. Un grito de frustración se escapó de mis labios y seguido me abalancé contra un árbol. Este cayó al piso rompiéndose en varios pedazos. Todo aquí estaba seco, muerto. Quería irme, quería escaparme de este lugar. Tenía miedo, mucho miedo. Comencé a hiperventilar y caí de rodillas ensuciando una vez más mi pantalón. Me deje caer en la tierra y poco a poco todo se volvió más nublado para luego vovlerse oscuro.

***

Cuando me desperté, lo hice desorientada. Ya había vuelto a anochecer. Mis manos y mi rostro estaban congelados. La nieve había iniciado otra vez y mi cabello estaba cubierto de esta. Así que me levanté con dificultad y fui hacia el primer agujero que me topé. ¿Qué me había pasado?¿Por qué había sentido tanto miedo?

Miré a mi alrededor y noté que estaba en el mismo lugar de antes, pero este no era tan tenebroso como lo recordaba.

¿A eso se refería mamá Sol? ¿Iba a tener esas horribles visiones todo el tiempo? ¿Por qué me pasa a esto a mí?

Comencé a temblar por el frío. Entonces el bosque se hizo oscuro de nuevo y entendí que iba a volver a ocurrir.

- No por favor-. Pedí a nadie en específico. Solo no quería volver a pasar por ese horrible momento.

Pensé que podría detenerlo. Esto no era un ataque de pánico normal, como esos que había experimentado en mi niñez y luego de descubrir que posiblemente iba a convertirme en un animal salvaje de cuatro patas.

Debes calmarte Lune, hazlo por Alba.

Pero fue en vano. La respiración volvió a faltarme y el terror se apoderó de mí cuerpo. Sollozar y llorar era por gusto, pues nadie iba a encontrarme. Traté de estabilizarme. Traté de mantener la respiración en calma. ¿Esto le pasa a todos los hombres lobo? Porque si era así los iba a aborrecer toda la vida.

-¿Lune?- escuché una voz familiar cerca de mi rostro-¡Aquí está!- exclamó y sentí pasos acercándose hacia mí- Tranquila. Todo va a estar bien.

La Sed De Los Vampiros [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora