XXVll

400 26 8
                                    

Alba

Desperté en una habitación con paredes hechas de madera. Había una silla junto a la cama en la que me encontraba y detrás de esta había un espejo que me permitía ver mi rostro. Mi cabello sucio y enmarañado. Mi rostro lleno de pequeños cortes y dos enormes ojeras que me hacían ver cómo un mapache malherido. Mis labios estaban resecos y mi piel blanca como un muerto.

Miré a mi alrededor para notar dos ventanas que daban hacia el exterior, dejando a los rayos del sol adentrarse en la habitación. Junto a mí había una puerta de madera oscura y junto a ella un enorme armario.

Me levanté y fui hacia la puerta para abrirla con cuidado de no ser escuchada. Por suerte esta no sonó y al asomar mi cabeza hacia afuera noté un pasillo estrecho y vacío. En las paredes colgaban pinturas del bosque, el lago y las montañas, pero no me detuve en ello. Salí en puntillas de pie con el objetivo de llegar a la salida. Si tenía suerte no me iban a encontrar.

-Iré a ver si ya despertó-. Dijo una voz cerca de mí.

Me detuve en seco, buscando un lugar en el que le ocultarme, pero no había nada. Los pasos se sintieron más cerca y frente a mi apareció un personaje femenino que ya conocía. Era esa chica ridículamente parecida a mí. Su cabello iba recogido en una cola de caballo y sus ojos marrones brillaban al toparse con los míos. Vestía un pantalón de camuflaje y un pullover negro, más unas botas negras.

Junto a ella estaba un chico muy alto. Su cabello negro caía por su frente sin tapar sus ojos pequeños y oscuros como la noche. Su nariz pronunciada, labios en forma de corazón y un tono de piel lo suficiente blanco como para dejar a la vista un pequeño lunar debajo de su labio. Vestía de negro completamente, dando aires de grandeza y terror.

-¿Alba?- me llamó la chica y yo regresé mi vista hacia ella- ¿Estás bien? No deberías estar aún levantada-. Trató de acercarse a mí, pero yo me alejé.

-¿Quién eres?- le pregunté y miré al chico-¿Quién es él?¿Por qué te pareces a mí? ¿Dónde estoy? ¿Y... Y Rose?- las preguntas salían una detrás de la otra sin dejar espacio a la respiración.

- Alba, debes calmarte. Te lo explicaré todo, por favor-. Se acercó a mí y esta vez no la alejé.

-¿Quiénes son ustedes?- pregunté abrazándome con mis manos.

- Por favor. Déjame explicarte-. Rogó, pero yo estaba asustada y me negaba rotundamente a hablar con una copia casi idéntica a mí.

- Ella no quiere entender-. Habló el chico por primera vez.

- Ella solo tiene miedo-. Le respondió la chica acercándose nuevamente a mí- Mi nombre es Lune...

Al escuchar ese nombre, algo dentro de mi cabeza hizo click.

-Lune...- pronuncié su nombre lentamente-¿Te conozco?- la chica asintió y esta vez, cuando se acercó yo no me alejé.

- Alba, tú y yo somos hermanas-. Y entonces todo fue más confuso.

¿Cómo que era mi hermana?

Mis padres me habían criado como hija única. Solo éramos ellos y yo. Si hubiera tenido una hermana ellos no me lo habrían escondido, ¿Por qué hacerlo? Al fin y al cabo si yo era su hija, también ella.

-¿Por qué yo no sabía de esto?- le pregunté y ella sonrió de lado.

- Tus padres te ocultaron demasiadas cosas, empezando por los vampiros-. Me respondió-¿Podemos ir a tú habitación? Prometo contarte todo desde el inicio.

Yo acepté y ambas nos encaminamos hacia la habitación en la que me había despertado. Al entrar nos sentamos en la cama, una frente a la otra, y otra vez me sorprendió ver lo mucho que se parecía a mí. Solo su cabello estaba un poco más corto que el mío y esa pequeña cicatriz nos diferenciaban.

La Sed De Los Vampiros [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora