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Maratón 2/3

Ligera escena +18

( Mi primera vez escribiendo +18 🙈)


Bastaron unas horas para que Areu y Rose despertaran. Ambos se veían muy cansados, pero Areu no lo iba a demostrar, por lo que se levantó listo para continuar con su camino.

Rose, por otra parte se veía exhausta, por lo que Aiker optó por dejarla con Alisha. Esta aceptó llevársela, pero la pelinegra se negaba.

— Debo ir por Alba—, decía— no la puedo dejar sola.

—Rose—, dijo Aiker— entiende que no estás en condiciones. Ni siquiera sabemos que fue lo que te pasó. Es mejor que te vayas con Alisha, ella sabe de estas cosas—. Intentaba calmarla, pero ella se negaba.

— Aiker tiene razón—, intervino Alisha— ven conmigo. No sabemos si lo que acabas de hacer puede lastimar tu cuerpo. En casa podemos examinarte con más calma.

—Pero...

— Si vienes con nosotros solo nos retrasarás más—. Comentó Areu— Alba estará bien, pero necesitamos que te quedes con Alisha y su aquelarre hasta que averiguan que clase de... cosa eres.

El poco tacto del castaño pareció molestar al rubio, pero este se lo dejó pasar, pues ahora habían cosas más importantes.

Por otro lado, cerca de la casa de los Vacirus, el lago oscuro y congelado comenzaba a iluminarse con tonos claros y brillantes, llamando a sus dos luceros.

Cualquiera diría que es un charco de agua sin vida, pero no es así. El lago oscuro tiene más vida que cualquier ser viviente, pues es el único espíritu que choca directamente con el medioambiente. Sus aguas oscuras ocultan la verdadera historia del mundo para su protección—. Si da miedo, los humanos no se acercarán—. Nadie nunca se ha atrevido a adentrarse a esas aguas por miedo a lo que se puedan encontrar, pero en realidad no hay nada que temer.

Ese lago fue en un pasado el lugar favorito de las ninfas. Antes, cuando era un río, los animales disfrutaban mucho de sumergirse en sus aguas. Algunos se atreverían a decir que tenía poderes curativos. Pero la verdad es que él solamente esperaba el nacimiento de las gemelas y ahora las tenía más cerca de lo pensado.

Ambas se encontraban en estos momentos caminando hacia su destino. Jarek las iba escoltando, pues no se sabía que les había ocurrido a los cazadores.

Lune sujetaba la mano de su hermana, como si temiera perderla. Alba también se aferraba a ella, pero en su caso era porque tenía miedo de lo que se escondía entre los arbustos. Aunque los únicos que rondaban por esa zona fueran ellos tres.

—¿Por qué vamos hacia allá?— preguntó Alba—¿Qué haremos al llegar?

—Nadie lo sabe—. Respondió el pelinegro.

—¿Nos llevas a un lugar sin saber que nos podría pasar?— preguntó Lune preocupada por su hermana.

Desde siempre había sentido esa necesidad de protegerla, como si fuera su única finalidad en este planeta, como si hubiera nacido para ello.

— No se preocupen—, trató de calmarlas— no va a pasar nada malo.

—¿Y eso quién nos lo asegura?— volvió a preguntar Lune— Creo que es mejor dar la vuelta y...

—Pero si ya llegamos—. La interrumpió Jarek mirando hacia el frente.

Y ahí estaba, tan grande y majestuoso como en los libros de historia de la biblioteca del pueblo.

La Sed De Los Vampiros [Sin Corregir]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora