6- El corazón de una deidad

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Me quede mirando al extraño, ¿acaba de decir que es mi prometido? El sueño cada vez es más extraño, todo lo que paso con James me debe estar afectando demasiado. Espero recordar esto en cuanto despierte, voy a necesitar comenzar terapia y puede que contarle este tipo de cosas ayude. Debería buscar algún psicólogo rápido, me pregunto como serán los precios, primero tengo que conseguir algún lugar donde vivir. Hasta encontrar un departamento le diré a mi mamá que estaré unos días con ella. Espero que la noticia no le afecte demasiado, ya tiene suficiente con todo lo que le esta pasando a Selene, parecía muy feliz con la idea de que me case, aunque no se si James le termina de agradar, hay una pequeña posibilidad de que la noticia le siente bien. En cuanto despierte tengo que comenzar a ordenar todo lo que tengo que hacer, aunque creo que solo quiero acostarme y descansar un poco, si lo hago un día no veo problema.

– ¿Akari? – Su voz me aparta de mis pensamientos.

Trate de que desaparezca, pero no es un sueño lucido al parecer. Rasque mi nuca y me quede viendo, existe la posibilidad de que tenga algo que decirme.

– No soy Akari. – Respondí.

Mi nombre es Luar y todos aquí me llaman Liemin.

El niega con la cabeza. – Estuve en tu collar, esperando que tu alma vuelva a la tierra, eres tu, no tengo dudas. – Se acerca a unos pasos. Toco mi collar, siento la ausencia de la piedra, me da un escalofrió. – ¿Cuál es tu nombre ahora?

Una vez leí que si preguntabas la hora o dices que estas en un sueño las cosas se pueden poner raras, no quiero despertarme agitada.

– Liemin. – Respondí siguiendo el juego. – ¿Cuál es tu nombre?

– Kosei. – se presenta y arrodilla ante mi, extendiendo un ramo de pequeñas flores azules. – Solían ser tus favoritas.

Con cuidado las tome, me gusta su color, pero su fragancia es demasiado dulce. Tan solo le sonreí, no veía motivos para ser grosera.

– Gracias, Kosei.

Abren la puerta, entra mi madre, sus ojos se ven algo pesados.

– ¿Con quien estas hablando? – interroga.

Miró en dirección a Kosei, pero ella pasa al lado de él como si nada, comienza a inspeccionar la habitación.

– No hables de noche sola, y duérmete que mañana debes despertarte temprano. – Advierte para irse.

En cuanto salió veo en dirección a mi "prometido", quien se mantiene sereno frente a mí.

– Solo tu vas a poder verme. – Comentó. – Puede ser algo problemático a futuro.

– Estoy un poco cansada, quiero dormir. – Mentí, si me duermo en el sueño quizá me despierte más rápido.

Él desaparece ante mí, siento un poco de peso en mi cuello, la piedra volvió a estar en el collar. Me lo quite y lo deje al otro extremo de la habitación, cerré mis ojos.

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Trato con la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora