Capítulo 136: Emperatriz Zombi (67)

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Capítulo 136: Emperatriz Zombi (67)

(Provincia de Lirean- Ciudad Capital)

(Distrito Interior - Escuela Privada St. John)

¡Pum! ¡Pum! ¡Pum!

El único sonido que Wu Jing pudo escuchar fue el constante latido de su corazón mientras bajaba lentamente la palma derecha.

Se podían ver cadáveres ennegrecidos y cenizas esparcidas por el suelo. Estos eran los restos de los extraños zombis que de alguna manera podían hablar.

A pesar de derrotarlos fácilmente usando su habilidad de rayo, Wu Jing no se atrevió a bajar la guardia ni por un segundo.

Se acercó hacia uno de los cadáveres y le pisó la cabeza sin piedad con el pie derecho.

El cráneo ennegrecido se hizo añicos instantáneamente y la materia cerebral podrida se derramó por el suelo.

Un horrible olor a quemado permaneció en las fosas nasales de Wu Jing y tuvo que esforzarse para no vomitar.

Se inclinó y rebuscó entre el cadáver podrido tratando de encontrar el cristal negro violáceo que había dentro.

Nada.

No importa cuánto que buscó... no había cristal.

Wu Jing no creyó en su suerte y pasó de cadáver en cadáver a lo largo del pasillo. Ningún zombi poseía un cristal, lo que no tenía sentido.

A menos que alguien los hubiera llevado primero...

Una brisa fría y helada entró por la puerta abierta y provocó que a Wu Jing se le pusiera la piel de gallina en los brazos.

Toda esta situación era extraña.

Por un breve instante, el exsoldado estuvo tentado de darse la vuelta y huir de la escuela.

Pero ese momento de cobardía fue suprimido por el rostro que apareció en su mente.

Si no tuviera la fuerza para enfrentar este desafío, entonces ¿cómo podría matar a esa perra zombi que masacró a sus compañeros de equipo?

Y lo que es peor... le hizo saborear la derrota.

A Wu Jing sinceramente no le importaba mucho la muerte de sus compañeros, pero el sentimiento de impotencia que sintió cuando aquella criatura mutada estaba a punto de matarlo...

Eso destrozó su autoestima.

Wu Jing sabía que había sido bendecido.

Desde que era un niño era como si los propios dioses se hubieran encargado personalmente de que tuviera una vida tranquila.

Destacó en la escuela, en la lucha y en los deportes.

Se unió al ejército después de la universidad y ascendió de rango hasta convertirse en el segundo al mando de un pelotón a pesar de su corta edad.

Las mujeres acudían en masa a su lado, pero no tenía ningún interés en esas damas superficiales que sólo veían su buena apariencia y la riqueza de su familia.

Y entonces llegó el apocalipsis, y las creencias de Wu Jing sólo se vieron reforzadas aún más por su poderoso don.

La capacidad de controlar los rayos.

Todo en su vida iba perfectamente y entonces...

Se encontró con esa criatura.

Wu Jing dejó escapar un profundo suspiro mientras metía la mano en el bolsillo y sacaba otro cigarrillo y un encendedor.

Seducir a la Villana (Parte 1) (GL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora