Seducir a la Villana (Parte 1) (GL)

Capítulo 183: Dama de la Noche (7)

Capítulo 183: Dama de la Noche (7)

(Región Norte – Nueva Ciudad Atlántica)

(Distrito Interior - Casa de Subastas Unovan)

"¿Cuándo comenzará la subasta?", una voz baja y ronca vino del anciano que actualmente estaba sentado en un palco privado.

Debajo de él había un gran salón abierto con asientos suficientes para más de trescientas personas.

Había un escenario frente a la sala que estaba separado del resto por una gran barrera transparente.

Se colocó una barrera de plástico en caso de accidente.

Su propósito era evitar que el olor a sangre despertara a la multitud si uno de los ganados resultaba herido en el escenario.

La sala estaba completamente llena y se podían escuchar voces emocionadas resonando en el gran espacio abierto.

"Deberían ser sólo unos minutos más..." una voz respondió perezosamente a la pregunta del anciano.

Una joven atractiva levantó la palma de la mano para cubrirse los labios y luego bostezó adormilada.

El anciano gruñó una vez y luego permaneció en silencio.

Tanto el anciano como la joven eran vampiros de alto nivel y, sin embargo, vestían ropas de sirvientes.

El símbolo de una rosa marchita estaba impreso en la parte delantera de sus trajes. Solía ser un símbolo que inspiraba gran respeto y miedo, pero ahora...

Era simplemente una reliquia del pasado.

El Conde Pearce se cruzó de brazos y esperó pacientemente a que comenzara la subasta. Quizás lo que estaba haciendo era un esfuerzo inútil, pero no le había quedado otra opción.

Si su ama estuviera despierta... ¿ese bastardo se atrevería siquiera a proclamarse como el próximo 'rey' vampiro?

No... se habría visto obligado a salir a rastras de cualquier cripta en la que hubiera estado durmiendo.

Los ojos carmesí del anciano vampiro se oscurecieron cuando su cuerpo respondió a su estado de ánimo violento.

Casa Volantis era el nombre del clan al que servía.

Su ama había sido quien lo había convertido hacía tantos siglos y él siempre había sido leal y agradecido por su gesto.

Los miembros más jóvenes del clan sabían que su jefa era una figura misteriosa, pero el Conde Pearce era quien siempre había sido su mano derecha.

Él la conocía mejor que la mayoría e incluso entonces, todavía no podía entender por qué ella voluntariamente hibernaba en una oscura mazmorra debajo del castillo.

Había pasado mucho tiempo desde su inexplicable decisión y cada vez era más difícil mantener unido al clan.

Las relaciones o lazos de sangre entre los vampiros de un clan no eran tan fuertes como los humanos rumoreaban que eran.

Los vampiros eran totalmente capaces de traicionar o matar a quien los convertía, y muchos casos así habían ocurrido a lo largo de la historia.

El Conde Pearce dejó escapar un profundo suspiro y miró a la joven sentada a su lado.

Ella era una nueva integrante del clan y se daba cuenta de que no respetaba al líder actual.

Lydia pensó que comprar humanos como esclavos de sangre y luego arrojarlos al calabozo donde dormía la ama era un tremendo desperdicio de recursos.