¡ánimo, Atsushi!

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—Entonces, Dazai... ¿ya admitirás que tienes una bella mujer como amante y por eso llegas siempre tarde?—preguntó repentinamente Yosano. No era algo sorprendente para nadie en la agencia que Osamu Dazai era un coqueto desvergonzado, lo que sí era sorprendente era imaginarse que alguna doncella haya aceptado los coqueteos fuera de lugar del alfa. Todos habían especulado que a éste punto Osamu debía tener una relación "aventurera", por no decir un simple juego con alguna pobre víctima que haya caído bajo sus extraños encantos; aún así, Osamu siempre negaba cada que alguien le preguntaba sobre aquella mujer. —Vamos, chico, ya todos sabemos que escondes algo y Ranpo no quiere decirlo.

"No me veo con ninguna mujer ni tengo a alguna amante." Esa era la corta respuesta que siempre daba ante los cuestionarios diarios de sus compañeros.

—tu olor a omega apesta la agencia. —interrumpió Ranpo. Osamu lo miró con desaprobación ante ese comentario, dando a entender que se sentía ofendido por ello. —ya todos sabemos que te ves con alguien, ya deja de hacerte el idiota.

Osamu suspiró rendido. Los demás sólo veían esa escena con curiosidad, aunque esa clase de escenario ya era algo normal que sucedía diariamente. Querían respuestas, pero no podían forzar a Osamu a darlas... Más bien, al que podían forzar era a Ranpo. El azabache lo único que pedía a cambio eran dulces, dulces los cuales podían dejar en banca rota al que se le ocurriera preguntar sobre la vida personal de Osamu, ya que éste tenía muy en claro que era un tema muy sensible del cuál debía aprovecharse si los demás querían saberlo.

Nadie iba a pagar semejante cantidad de dinero en dulces, así que todos se quedaban callados y evitaban hacerle preguntar a Ranpo con respecto al tema.

Atsushi por otro lado tenía más curiosidad, ¿por qué? Porque él estaba seguro de que aquel olor lo había percibido anteriormente, cosa la cual lo confundía. Quizá eran las feromonas de alguna dama a la cual Osamu coqueteó frente a él, o quizá solo tenía un vago recuerdo de haber sentido ese mismo olor anteriormente en su mentor, pero por alguna razón no se quitaba de la cabeza la idea de que era algo más que eso. No recordaba con claridad a quién podía pertenecerle, ya que estaba seguro que debía pertenecer a una bella chica que despertara interés en Dazai, el problema era qué, hasta lo que había visto, Dazai sólo coqueteaba con mujeres beta. Algo extraño si hablamos de un alfa promedio, ya que éstos en su mayoría prefieren tener de compañeros a dulces omegas.

Nunca pensó mucho en eso, ya que tenía en mente la idea de que Osamu sólo coqueteaba con ellas con el fin de tener su ansiado "suicidio doble" con alguna ingenua que aceptara tal retorcido escenario. No podía saber lo alejado de la realidad que se encontraba.

—Dazai-san, ¿por qué no nos habla de su compañera? —añadió el alfa.

—Oh, Atsushi-kun, pensé que había dejado en claro que no tengo ninguna compañera. Créanme o no, no tengo a mi lado a ninguna bella dama. —fingió una lágrima ante el último comentario, siendo el mismo dramático de siempre. —así que si conocen a una, ¡no duden en avisarme!

Los demás voltearon la mirada y siguieron con sus labores, aunque esa clase de respuesta nunca dejaba satisfecho a nadie de la sala. Ranpo se dedicó a reír levemente ante la decepción ajena en los demás, después de todo, sólo él y Fukuzawa eran conscientes de que había detrás de esa máscara de Osamu Dazai.

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El día pasó rápido y con normalidad. No hubo nada fuera de lo común, únicamente qué, de nuevo, Dazai salió antes de la agencia con la excusa de "surgió algo importante", excusa que últimamente estaba dando casi tres veces a la semana sin falta; Incluso si era poco creíble, tras protestas de Kunikida, él se salía con la suya.

Una familia disfuncional. || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora