Copia en miniatura

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(⁠・ั⁠ω⁠・ั⁠)

Bien. Hay que pensar las cosas.

Verdaderamente Dazai no se imaginó que esta situación se presentaría tan pronto. Siendo franco, creyó que lograría mantener el secreto al menos un par de años más... Bueno, son cosas que pasan.

Suspiró mientras era arrastrado desde su cuello por Kunikida, mientras ambos eran seguidos por otros curiosos de la agencia. Ranpo, Kenji, Naomi, Tanizaki y otros miembros decidieron quedarse en la agencia haciendo vaya uno a saber qué cosas. Ranpo tenía una razón obvia para no ir, y era que él lo supo desde mucho tiempo atrás. No había que esperar menos de él.

Cuando llegaron al portón del vecindario, el vigilante dudó un momento antes de dejarlos pasar a todos. Reconoció al alfa castaño y al albino, así que los dejó pasar sin muchas preguntas adicionales.

La mayoría estaba algo sorprendido al ver el lugar en el que se encontraban, definitivamente ninguno de ellos podría permitirse algo así si salía a costa de su salario en la agencia. Era un lugar muy grande lleno de casas enormes. No está de más decir que la mayoría estaban protegidas con demasiada seguridad, tanta que los hacía cuestionar sobre la gente que vivía ahí. Para ser algo tarde por la mañana, no había gente afuera.

Atsushi los llevó hacia una de las casas más grandes del lugar, siendo opacada por algunas más adelante. Esta era la casa donde vió a Nakahara el día anterior.

Kunikida se adelantó a tocar la puerta, lanzando a un lado a Dazai, este soltó un quejido pero luego se levantó de mala gana. Pasados unos segundos, en la puerta lograron ver a un hombre bajito con un bebé en manos.

Ah, Nakahara.

...

¿Con un bebé en manos?

Los ojos de Yosano brillaron al ver al pequeño bebé que el omega llevaba consigo. Era muy bonito.

Todos se quedaron congelados por un momento, al igual que Nakahara. El último soltó un gruñido y frunció el ceño, su irritación era visible a kilómetros y no pasó desapercibida por la agencia.

—Nakahara-san. —comenzó Atsushi, nervioso.

—¿Qué? A ti te dije que volvieras por donde viniste, no con la gente de ahí.

Todos se quedaron en silencio, así que el alfa castaño se acercó a la puerta y se quedó en el margen de ella, tapando por completo al mafioso.

—Bueno... Ya están aquí, lo vieron y hablaron con él. ¿Hay algo más que necesiten? —habló Dazai, con una sonrisa poco agradable.

Ahora todos estaban más confundidos que antes, a excepción de Yosano. Ella entendió todo. Soltó una risita al notar la razón del comportamiento de su compañero, así que aclaró su voz y se dispuso a hablar:

—Pues bueno Dazai, no sabíamos que tenías un cachorro. ¿Olvidaste ese detalle también?

Oh, ahora sí que el ambiente se había hecho pesado.

Claro que Dazai sólo se había acercado a la puerta por instinto, no era propio de un alfa dejar que su cachorro y omega se encontraran tan cerca de otros alfas por mucho tiempo. La idea le desagradaba. Por otro lado, a Nakahara le molestaba de sobremanera que otras personas estuvieran cerca de Fumiya. Dazai lo notó.

Una familia disfuncional. || SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora