。 ˚ ︶︶✩︶︶ ₊ ˚—¿Y? ¿Cómo salió todo? —se apresuró a hablar rapidamente Osamu. Se encontraba algo tenso y era notable ante la vista de cualquiera, incluso si normalmente ocultaba esa clase de sentimiento con facilidad, ésta vez era una excepción.
Mori, el encargado de manejar el embarazo de Chuuya y de ayudar en el parto, había salido finalmente de la sala. Sí, por más sorprendente que parezca, Osamu accedió a que Chuuya dejara en manos del mismísimo líder de la mafia su vida y la de su ahora cachorro; claramente no aceptó de buena forma, pero era sabedor de que Chuuya confiaba plenamente en aquel hombre, por lo que no tuvo más opción que ceder.
—Todo salió muy bien, querido Dazai. —sonrió Mori. —es de mi agrado decir que es un saludable niño, uno muy adorable también.
Ante eso, Osamu suspiró con alivio. Dejó caer su cuerpo en el sillón –en el cual estuvo esperando todo lo que iba de la noche– y se tomó un momento antes de dirigir su mirada nuevamente al mafioso.
—¿Puedo entrar?
—si quieres ver las consecuencias de no haber estado presente en el parto, hazlo. —rió. Osamu estaría completamente muerto cuando Chuuya recuperara fuerzas. Tenía mucho que explicar, pero ahora solo era de su interés ver a su esposo. — Kouyou está ahí.
Osamu suspiró aún más alto. Ahora tenía dos sermones asegurados.
—felicidades, Osamu.
El alfa solo asintió, luego tomó camino a la habitación en la cual se encontraba Chuuya. No tenía nada que esperar ni perder, así que entró de golpe al lugar.
Al entrar, se encontró una escena bastante agradable que hizo que sus ojos tomaran un lindo brillo. Chuuya se encontraba recostado, con un pequeño cachorro de hebras marrones en brazos; a su lado, también estaba Kouyou, ésta última le daba pequeñas caricias en la cabeza al omega, mientras él solo se mantenía con sus ojos cerrados. Según observaba, Chuuya tenía un firme agarre sobre su cría, pero sin ser duro o agresivo; parecía que tenía en manos un objeto de cristal, ya que tenía mucho cuidado con él.
Era bien sabido que los omegas eran muy protectores con sus cachorros, pero Osamu nunca había visto en carne y hueso una escena como la que tenía ahora; era lindo y delicado.
A los segundos, tanto Kouyou como Chuuya se dieron cuenta de la presencia de Osamu debido a su olor, el cual había comenzado a manifestar con más intensidad de forma inconsciente, eran más que obvias las razones de este comportamiento, pero aún así se sorprendía de sí mismo por ello.
—hola, chibi. —fue lo único que atinó a decir en ese momento. El omega chasqueó la lengua, mientras fruncía un poco su ceño; sin embargo, al sentir las feromonas contrarias, su expresión calmó un poco.
Kouyou, por otro lado, no se veía contenta con la llegada de Osamu. Aún así, decidió respetar el momento entre la pareja; se despidió de Chuuya con un beso en la frente, dejándole palabras de ánimos y luego simplemente ignoró al castaño que se encontraba en la puerta.
—¿Por qué mierda no entraste cuando empezó todo? Eso fue molesto, ¡Yo aquí sufriendo el dolor de tu hijo y tú afuera porque "no estabas listo para ver eso"! —reclamó con enojo Chuuya. El contrario solo se acercó a la cama, sentándose en el borde de ella sin decir una palabra. —para colmo, es idéntico a ti. Yo tuve que soportar el dolor de cargarlo 9 putos meses y no tiene parecido alguno conmigo. —Su tono de voz había cambiado a uno más indignado y, hasta cierto punto, decepcionado. No, no era que le desagradara la idea de tener un hijo clon de su esposo, pero tenía ilusión de que éste se pareciera a él; imaginar a su bebé pelirrojo y de orbes celestes era algo que había mantenido en todo su ciclo de cinta, por lo que se tomó de sorpresa que sería una copia exacta de su marido.
No iba a mentir, tampoco era que le hacía mucha gracia ver doble cuando ese pequeño niño creciera. Si ya tenía mucho con ver a uno solo, ¿qué sería de él si fueran dos? El simple hecho de imaginar que el cachorro tendría la misma personalidad que su padre le daba dolor de cabeza. No le pagaban lo suficiente para aguantar tanto.
—es tan lindo como su mami, ¿No crees, Chuuya? —dijo con un tono juguetón. Chuuya odiaba el término "mami", ¿acaso no podía ser papá también? Aunque en este punto, estaba resignado a ser llamado así por su esposo en lo que quedaba de su vida. —Fumiya, con suerte no heredarás la personalidad de este enano con mal genio.
Chuuya deseaba golpearlo en esos momentos, pero no quería despertar al cachorro en sus brazos, así que se quedó quieto y callado.
—¿Tú... quieres cargarlo? —sus mejillas se sonrojaron debido a la vergüenza que le causó decir eso, ya que era obvio que esa era una de las principales razones por las que Osamu se encontraba ahí; aunque no del todo, ya que ambos eran conscientes de que la principal era ver el estado de su esposo. —ni me respondas, sólo tómalo.
Osamu río, pero obedeció la demanda de Chuuya. Tomó con mucho cuidado al pequeño Fumiya, Chuuya no pudo evitar gruñir de forma involuntaria, así que Osamu se acercó un poco más al omega, dejando una poca distancia entre él y su hijo. Ahora era Chuuya quien soltaba más feromonas.
—¿Qué crees que sea cuando crezca? A mí me gustaría que fuera un alfa, aunque tampoco me disgusta la idea de un hijo omega. —dijo Osamu, mientras mantenía una mirada tranquila y cálida sobre su cachorro. —¿tú qué opinas, chibi?
—con mucha suerte, será un beta, así cumplirá mi sueño frustrado. No quiero pensar mucho en eso ahora, bastardo; aún no llega ni al día de nacido y ya estás pensando en eso, idiota.
Osamu no habló, pero se acercó aún más a Chuuya y lo abrazó mientras dejaba a Fumiya en brazos del mencionado; Chuuya dejó caer su cabeza en el pecho de Osamu, así que en ese momento el último aprovechó el momento y comenzó a producir aún más feromonas que antes. Sabía muy bien que eso era algo que hacía sentir cómodo a su pareja incluso si éste lo negaba. Es natural que un omega se sienta seguro ante la presencia de feromonas de su alfa, pero aún así Chuuya aceptaba ese acto de cariño a regañadientes -incluso si ambos sabían que era un pequeño detalle que amaba-. Se quedaron en esa posición por unos minutos que parecieron eternos para ambas partes, no decían nada pero ambos se entendían a la perfección en ese momento, incluso sin palabras ambos se mantenían comunicados y con consciencia de lo que quería el otro. La calidez que se transmitían entre sí era inmensa, por lo que ninguno de los dos quería alejarse del otro en esos momentos; Osamu estaba feliz de poder tener una razón para vivir y Chuuya estaba feliz de poder ver aquel lado más vulnerable de su esposo.
No necesitaban afirmaciones verbales, se desmostraban con aquel pequeño acto el cariño y apoyo que tenían el uno del otro.—espero que seas un buen padre para Fumiya, si no te echaré a patadas de la casa. —dijo en un tono bajo Chuuya. El contrario solo atinó a reírse levemente. —te amo, Osamu.
—te amo, Chuuya.
Ambos se quedaron en silencio luego de eso. Al pasar los minutos, Chuuya se quedó dormido sobre Osamu; el último, sin más, imitó esta acción.
Ese fue el inicio de un nuevo volúmen para la historia de ambos chicos.
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Una familia disfuncional. || Soukoku
Fiksi PenggemarNakahara Chuuya está casado con nada más ni nada menos que su ex compañero, el mismo que juró odiar a muerte en el pasado; no sólo eso, si no qué, aparte, ahora tienen un pequeño hijo. Veamos como se desarrolla ésta disfuncional pero feliz familia c...