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Atsushi se encontraba caminando de vuelta a la agencia luego de ese raro encuentro que había tenido con el ejecutivo de la mafia portuaria, Nakahara Chuuya.
Tenía muchos hilos en mente, ninguno conectaba con el otro, lo cual sólo hacía que mientras más sobrepensara, menos entendía la situación. Quizá si Nakahara no le hubiera cerrado la puerta en la cara, tendría más explicaciones para el escenario en el que se encontraba.
Ahora debía informar a la agencia sobre lo ocurrido, esto si no se hubiera topado con cierto olor que conocía a la perfección... ¡Ahora sí tendría una explicación!
Aún no había salido de aquella zona, por lo cual sería fácil buscar a Akutagawa, al parecer él residía ahí si lo que aquellos guardias estaban ahí.
Comenzó a caminar en busca de más contacto con aquel aroma, poco a poco daba más velocidad a su paso y aquel olor se manifestaba con más intensidad; estaba completamente seguro que Akutagawa también debía sentir sus feromonas mientras más se acercaba a él, por lo que no se le hacía sorprendente que en un momento aquel olor comenzó a acercarse a él también. Si bien ambos eran alfas, se habían acostumbrado tanto al olor ajeno que los hacía sentir protegidos entre sí.
Hasta qué, finalmente, logró ver a Akutagawa acercándose a él.
—Jinko.
—Akutagawa, ahora te necesito. —habló rápidamente, antes de que el contrario lo llenara de preguntar sobre el porqué estaba allí. —después contesto lo que sea que quieras saber sobre que hago aquí, pero primero dame respuestas.
El alfa no tuvo más remedio que asentir. Tomó la mano de Atsushi, y lo comenzó a guiar hacia una de las muchas casas que habían ahí. Akutagawa abrió la puerta y, sin más, le hizo una seña a su compañero para que entrara.
Atsushi quedó maravillado con la decoración que había en el lugar, quizá porque la idea de que Akutagawa viviera en un hogar decente era casi imposible de creer, aunque ahora estaba ahí, en una casa cálida qué, al parecer, era de su pareja. No se dijeron nada, puesto que Akutagawa rápidamente se dirigió a la cocina y comenzó a calentar un poco de agua; Atsushi se sentó en el salón principal, que era lo primero a lo que daba bienvenida la entrada. Los muebles eran de tonos negros, contrastanto con el color hueso que tenían las paredes; en medio había una mesa de crital, la cual estaba adornada con flores en el medio, mientras que abajo de ella había una alfombra de tonos rojizos. Era un lugar cómodo.
—¿Quieres sólo té o puedo ofrecerte algo para comer? —se escuchó en la otra sala. Luego de eso, se escuchó a Akutagawa acercarse con dos pequeñas tazas, mientras veía hacia otro lado. Atsushi podía decir que estaba nervioso. —puedo ofrecerte galletas.
Atsushi asintió con una sonrisa, a lo cual Akutagawa sólo suspiró.
—ya vuelvo. — Dejó las tazas en la mesa y se dirigió nuevamente a la cocina. Se tardó unos treinta segundos en aparecer nuevamente, ahora con un plato de galletas con chispas. Se sentó frente a Atsushi, ofreciéndole las galletas que gustosamente aceptó.
—gracias, Ryu. — Atsushi hizo una seña a un lado suyo, dando a entender que quería al Akutagawa mayor sentado a su lado. —ven.
Akutagawa no esperó más y acató la orden. Se sentó al lado de Atsushi y, al instante, dejó caer su cabeza en el hombro del más bajo.
—¿Qué haces aquí, Jinko? No deberías estar en este lugar. —habló en un tono bajo Akutagawa.
—No, primero preguntaré yo, Ryu. —regañó. —¿Tú sabes qué hace Dazai-san aquí?
La piel de Akutagawa se hizo más pálida de lo que ya era con esa pregunta. Se esperaba hablar de cualquier tema menos de ese, ya que debía ser un tabú si hablaba con su novio, o al menos eso le había dejado en claro Osamu anteriormente.
—¿N-No...? —tartamudeó. Ya se había delatado solito, cosa que hizo a Atsushi reír bajo.
—no vas a mentirme a mí, que soy tu novio, ¿verdad, Ryu? —habló, esta vez con un tono más bajo.
—creo que últimamente juntarte con Dazai-san te ha afectado. —soltó en un suspiro. —sí, sé porque él está aquí, pero juré no contartelo a ti ni a nadie de la agencia de detectives.
—¡Vamos, no puede ser tan difícil contarme que sucede! Ya ví que él está con Nakahara-san... Sólo quiero confirmar mis ideas, ya que supuse que tú debías estar enterado de todo esto. — tomó una galleta y la dirigió a la boca de Akutagawa, recibiendo un gruñido por parte de él. —come, seguramente no lo hiciste hoy. —regañó. Sin más, el pelinegro dió acceso a su boca y dejó que su pareja lo alimentara.
—Dazai-san está aquí por Chuuya-san. No sé exactamente la razón de como acabaron en esta situación, pero hay algo íntimo entre ambos. — el alfa acomodó su cabeza sobre el hombro contrario, cerrando sus ojos como si estuviera sobre una almohada o algo parecido a ello. —ellos tienen un hijo.
Atsushi quedó petrificado por un momento.
—¿Ellos... qué?
Y, sin más, Atsushi cayó inconsciente sobre la mesa.
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Una familia disfuncional. || Soukoku
FanfictionNakahara Chuuya está casado con nada más ni nada menos que su ex compañero, el mismo que juró odiar a muerte en el pasado; no sólo eso, si no qué, aparte, ahora tienen un pequeño hijo. Veamos como se desarrolla ésta disfuncional pero feliz familia c...