Mi última misión (2)

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Salí del centro comercial pensando en ese chico, ese chico que se veía tan frágil y al mismo tiempo tan fuerte. No sé por qué, pero no me salía de la mente el chico que vi la otra noche, el que lloraba y no tenía ganas de vivir, quisiera relacionarlo aunque... pensándolo bien, haciendo memorias, el adolescente tierno no me dijo su nombre y eso me tenía tan frustrado, ¿cómo fue eso posible? Él sabe mi nombre, y no sé el de él. Un nombre haría que mi mente lo recordara más.

Antes de cruzar la calle, se atravesó en mi camino una camioneta negra, se baja la ventana de atrás, y se deja ver a mi jefe inmediato, le decían el "cara de perro", los millonarios lo contrataban a él para asesinar a alguien, y él me contrataba mí, y yo si era de sacar la información al moribundo lo hacía, hasta que me ordenaran asesinarlo, la mayoría de mis víctimas eran hombres mandados a asesinar por sus esposas, y a sus amantes. Se preguntarán si disfrutaba hacerlo. Obvio que no, pero, lo consideraba un trabajo más que iba subiendo de nivel.

—Súbete, te tengo un trabajo— me habló con su voz tenebrosa.

No dudé y subí en el carro. Iban el chofer y el copiloto, este era un guardaespalda, y detrás nos seguían en otra camioneta los demás protectores.

—¿Cómo te va, Takashi?— me preguntó.

—No muy bien, aún no tengo el pago del último trabajo que te hice. Y sigo viviendo en la calle y comiendo basura.

—No te me adelantes, nunca te he quedado mal— le hace una seña al guardaespalda copiloto, este me pasó unas carpetas, adentro habían unas llaves y unos documentos.

—Son las llaves de tu nuevo apartamento y el título de propiedad del mismo, ya le hicimos la transferencia del dinero a tu mamá como me pediste— me dijo.

Era evidente mi alegría.

— 何てことだ!今日聞いた中で一番良かったです、ありがとう!
Nanite kotoda! Kyō kiita naka de ichiban yokattadesu, arigatō! (Oh Dios mío! Es lo mejor que he oído este día.¡Gracias!)

—La tuya por si acaso... Pero eres un buen chico, Takashi. Le encargamos un trabajo a Samuel, sabes, el que era de Mérida, y pues, no hizo bien su mandado. Ayer lo enviamos al otro mundo. Por eso estoy aquí, tenemos un Objetivo, (llamábamos Objetivos a las víctimas) hay millones incluido en todo esto. Recibió una herencia el año pasado, es dueño de la cadena de centros comerciales más importantes en Venezuela; Los Sambil, a su hermano mayor le parece injusto que él sea el heredero, así que quiere que firme unos documentos donde su hermano menor y el heredero le pase toda la fortuna, y bueno, es obvio que el joven se negará, por eso tú utilizarás tus métodos persuasivos. Después de tener la firma, tienes que darle muerte, esas son las órdenes de su hermano.

—¿Qué edad tiene el Objetivo?— le pregunté, recibiendo parte de la información en la tableta electrónica que me había pasado cara de perro.

—Solo tiene dieciséis años. Su hermano está dispuesto a pagar lo que sea por conseguir esas firmas y su muerte. Aprovecha esta oportunidad de tomar otro rumbo. Yo, después del pago, me iré a España, allí el trabajo es mejor. Tú puedes irte a Japón, con tu vieja, o Nueva York, haz lo que quieras.

—¿El pago será rápido? O ¿tendré que esperar meses como este último?

—De inmediato según me dijeron, piensa bien lo que le pedirás a Santa Claus (así le decíamos a los millonarios que nos contrataban)

—¿Cuándo comenzamos?— pregunté ansioso.

—Hoy en la noche, los muchachos se encargarán del secuestro, lo llevarán a una cabaña en las montañas, esta vez será en la ciudad de Valencia.

El Amor Asesino. Takashi (Completa. Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora