El amor no es asesino (9)

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Aunque Thiago no quería dejar solo a Takashi, su tía casi que lo obligó a que se fuera a su casa, se diera un baño y regresará al hospital.

Eso hizo Thiago, se fue a su enorme casa, llevado por el chofer y varios guardaespaldas. Llegó a casa donde lo recibió su mayordomo y algunas sirvientas, felices de verlo de nuevo.

—Prepararé su comida favorita— dijo una de las sirvientas.

—Subiré a bañarme, como y salgo de nuevo.

El chico subió las escaleras hasta llegar a su amplio cuarto, todo estaba como lo había dejado, parecía que se había ido por muchos años, y solo fueron unas horas. Thiago se vio en el espejo, estaba sucio, y con algunas vendas en sus heridas superficiales, heridas que habían curado en el hospital. Se quitó esa ropa sucia y fue rápido a bañarse. De su mente no salía Takashi. Se puso a llorar bajo la ducha, mientras decía: "no quiero que te mueras".

Se bañó, se puso ropa cómoda, bajó a comer lo más rápido que pudo, esta vez llevaba sus tarjetas de créditos. Se despidió del amable mayordomo, y salió de nuevo con los guardaespaldas.

Cuando ya estaba listo y de  regreso en el hospital, le dijo a la mamá de Takashi que hiciera lo mismo, la mujer casi obligada; también por la tía de Thiago, fue hasta a la casa de Thiago junto con la tía de él a bañarse y a comer ya que la mujer no conocí a nadie en la ciudad.

Durante todo este tiempo, Thiago fue con la policía a dar declaraciones de todo lo que había sucedido. Habló con su tío; el abogado, para que le cayera todo el peso de la ley a su hermano, Javier.

—La familia está desconcertada con todo esto, nadie pensaría que Javier fuera capaz de algo tan bajo.

—Tio, te hablo sin máscaras, es muy claro que todos en la familia está en desacuerdo con esa herencia, cómo si yo lo hubiera pedido. Tarde o temprano, sería Javier o cualquier otro miembro de la familia. Todos creen que por ser homosexual no soy capaz de dirigir correctamente estas empresas.

—Es que eso es lo que temen mucho, sobrino. Que dirijas tan bien que saques a relucir sus negocios sucios. Pero tranquilo sobrino, me encargaré de todo este caso y Javier pagará por todo esto que a hecho.

Con la seguridad de que su tío cumpliera todo, se volvió a ir al hospital.  Ya estando en la habitación de Takashi hablando con él, o por lo menos verlo ahí, en esa blanca cama, comenzó a recordar los pocos momentos que vivió con Takashi, aunque solo fueron horas, para él significaba muchos años al lado del extraño a quien amó. Recordaba todo de él: su cabello, su forma sutil al hablar, su madurez, su porte varonil, absolutamente cada detalle, los roces, los toques, los besos, y aquella vez que estuvo con él en el río.

¿Cómo sacarlo de su mente? No podía sacarlo de su mente era algo mágico, algo único. Recordar la risa de Takashi, en su momento le llegaba aquellos versos "lo que no fue y nunca pudo ser".

—¿Qué hago?— dice— Regresa Takashi, mi animé favorito.

Los días comenzaron a transcurrir de manera rápida. Al tercer día mientras Thiago observaba a Takashi, como le llevaba haciendo todo ese tiempo, sintió un fuerte apretón de mano de la mano de parte del moribundo.

Les informó al doctor y este dijo que eran reflejos involuntarios. Pero Thiago sabía que Takashi lo sentía, que lo escuchaba, por eso siempre le hablaba.

Entonces, llegó el día quinto, el día dónde lo desconectarían de aquella máquina. Muy temprano en la mañana, llegaron los doctores a la habitación de Takashi.

—Buenos días, Thiago. Es hora de que abandones la habitación.

—¿Por qué, doctor?

—Es hora de desconectarlo —dijo una doctora.

—¿Qué? Apenas está comenzando el día quinto, puede reaccionar en la tarde o en la noche, además no pueden hacerlo sin una autorización.

—Su madre ya firmó la autorización.

—¿Y esa señora está loca? ¿Cómo es posible que quiera matarlo?

—Takashi está muerto desde que ingresó aquí. Solo sufre en esa cama.

—Él está vivo, ustedes saben que la otra vez apretó mi mano.

—Fue un reflejo, te lo dijimos.

—Por favor, Thiago deja que realicemos nuestro trabajo o nos veremos obligados a llamar a seguridad.

—No voy a permitir que se le acerque. Él está vivo —gritaba como paranoico Thiago.

—¡Basta ya! Llamen a seguridad.

Thiago se volteó hacia Takashi y le dijo:

—¡Despierta! Por favor, esta es la última oportunidad que tienes o de lo contrario morirás y no correrás junto a mí.

Los de seguridad entraron al cuarto tomando a Thiago por la cintura para sacarlo. Este pataleaba y realiza movimientos bruscos para impedir su salida. Le tomó la mano a Takashi halando, casi tirándolo de la cama.

Narrador Personaje Takashi

  Escuché voces, anteriormente escuchaba voces, pero era difícil distinguir todo aquello, sentí halones bruscos que me despertaban de un sueño profundo, la mano que me tomaba... Supe rápidamente que era la de Thiago, tan delicada, como una mopa de algodón, por eso la apreté fuertemente. Oí cuando él dijo casi en gritos:

—¡Miren! Apretó mi mano nuevamente.

Ahora un doctor dijo:

—Es cierto.

—¿Takashi, me escuchas?

—Creo que sí— le dije, ahora los gritos se convirtieron en expresiones de alegría. Abrí los ojos y al primero que vi fue a Thiago mi hermoso. Él saltó sobre mí, besándome. Sentí un leve dolor en mi pecho.

—¿Cómo te sientes, Takashi?

—Mucho mejor. Con un dolor en mi pecho.

—Es normal, tuvimos que sacarte una bala de ahí.

Abracé a Thiago y le dije:

—De no ser por ti, justo ahora estuviera muerto.

Ese fue uno de mis momentos más especiales, era como esa canción para él y para mí.

Mi recuperación fue rápida, solo unos días en observación y luego a mi casa.
Los malhechores están pagando por las consecuencias de sus actos. Tuve que ir a varios juicios, recuerden que asesiné a varias personas, cometí varios delitos, de todo eso estoy muy arrepentido. Confesé todo lo que había hecho, di direcciones, nombres, lo que ayudó a terminar con los rastros de la banda de cara de perro y a limpiar mi expediente. Los buenos abogados de Thiago también ayudaron, se pagó una fianza bastante alta y fuí exonerado de todo eso.

¿Se acuerdan de la cabaña? Thiago la compró, la puso más bonita, así como esas casas de películas, ahora vivimos ahí, en una paz llena de amor y mucho sexo.

Mi madre le pidió perdón a Thiago y ahora se la lleva muy bien. De más está decir que la llegada de Thiago a mi vida trajo muchas recompensas y le dio sentido a mi vida, creo que nuestro amor es único, sí, a veces discutimos, pero nunca nos lastimamos con palabras dolientes. Aunque estábamos casi aislado del mundo en esa selva, Thiago siguió dirigiendo sus empresas. Yo seguí escribiendo, y créanme que últimamente he tenido mucha inspiración.

En fin, creo que al final mi historia no es perfecta, pero si puedo decir que el amor es real y está afuera, esperando, solo hay que saber buscarlo y tener paciencia.

Nos despedimos.
Takashi y Thiago
¡El amor no es asesino!

El Amor Asesino. Takashi (Completa. Gay)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora