La primera alarma que escuchó Francesca al despertar fue la de su celular. Misma alarma había despertado a todos los niños que continuaban dormitando en el suelo.
La chica tomó su celular y salió de la carpa. Un frío latente y penetrante sacudió todo su cuerpo. Los primeros copos de nieve cayeron sobre su pelo derritiéndose al instante. Pronto todo su cuerpo se empezaba a empapar.
_ Hola... ¿Quién habla?_ Preguntó Francesca mientras trataba de ponerse firme ante la gran ventisca que azotaba a los grandes árboles del bosque.
_ ¿Mamá... qué pasó... por qué lloras?
En ese momento la paciencia de la niña decayó por los suelos. Su mamá seguía del otro lado del teléfono sin saber como responder.
_ Tu hermana Paula... no la encontramos, desapareció_ Respondió la madre totalmente devastada. Francesca quedó en silencio por unos segundos recapitulando la llamada que acababa de tener.
_ ¿Ya la buscaron debajo de su cama?_ Preguntó Francesca tratando de encontrar alguna cuerencia dentro de tanta preocupación.
_ No hija. Ya dimos vuelta todo el palacio, Paula no aparece_ Respondió la emperatriz concorte. Francesca tenía intenciones de seguir hablando pero la mala conexión le impidió seguir hablando.
La niña volvió a entrar a la carpa recibiendo un enorme tapado de piel de vaca por parte de Margaret.
_ Me llamó mi mamá...
La mirada de Francesca se impregnó en la de Lady Margaret. Su cuerpo temblaba producto por el miedo y el amenanzante frío que se colaba por debajo de la lona.
Le costó mucho tiempo escupir la verdad, incluso los más tranquilos del grupo se intranquilizaron con tanta presión.
_ Mi hermana Paulita despareció del palacio esta misma mañana... nadie sabe dónde está_ Respondió la chica seguido de un inquietante silencio.
_ Nos encantaría ayudarte con Paula pero...
_ Es una caprichosa de diez años capaz de hacerte daño sí no le das lo que quiere, seguro estará bien donde sea que este_ Respondió rápidamente Amelie mirando a todo el grupo en búsqueda de aprobación pero incluso Serena que no era tan cercana a la niña quedó aterrorizada.
_ Yo no me refería a eso..._Atinó Brian bastante incómodo.
_ No te preocupes Fran, sé que hacer. Ustedes sólo sigan a los soldados y empaquen toda esta campaña_ Ordenó Margaret tomando rápidamente su pequeño libro mágico.
La mujer se hizo a la búsqueda intrépida de la niña. Margaret hizo uso del código que celosamente guardaba de los demás. Un punto morado empezó a dibujarse entre las immediaturas del bosque. Pero ese punto morado permanecía acompañado de otra extraña mancha casi transparante que se movilizaba muy cerca del punto inicial. Margaret exhaló aterrada. Paula estaba perdida en medio de ese mismo bosque oscuro que rodeaba los cerros y montañas rocosas.
La mujer se adentró con violencia al bosque y comenzó a llamar a la niña por su nombre. El bosque no era tan grande pero la mujer podía reconocer que dentro habitaban peligrosos lobos hambrientos.
_ ¡Paulita por favor sal ya, soy tu profesora de Astronomía!
Cada que Margaret llamaba a Paula sentía una gran desesperación que se hundía como un disparo en su pecho.
El bosque estaba por terminar y todavía no habían rastros de la niña ni siquiera habían pisadas.
Sin ver por donde iba Margaret tropezó tras pisar la raíz de un árbol angosto. Su cuerpo se estampó con violencia contra una afilada roca y allí quedó por un par de minutos totalmente inconsciente.
Su visión se había nublado por completo y su oído sólo podía percibir un pitido agobiante. Su primera reacción fue sacar la estrella de su pecho. Aquella estrella brillante perdía lentamente su típico color tiñiendose lentamente en un pardo morado similar a una mancha negra en el sol.
Pero dentro de todo su dolor e ignorancia la mujer se topó con una plácida caricia en el lomo de su espalda. Un frío helado recorrió todo su cuerpo al sentir las yemas de unos dedos traspasar sus ropajes.
Margaret alzó su mirada y se topó con la imagen borrosa y blanca de un espíritu flotando con forma de mujer. Aquel espíritu se movía erráticamente similar a la simulación de un holograma averiado.
Margaret luchaba por ponerse de pie repitiendo una y otra ves la misma palabra pero el espíritu desapareció casi a la par de un fuerte relámpago. Mismo relámpago iluminó el oscuro bosque dejando a la vista la silueta de un pequeño cuerpo tirado sobre la maleza muerta del bosque.
Tras la huida del espíritu Margaret se encontró con el cuerpo desmayado de la niña recostada sobre el suelo húmedo.
La mujer tomó todas las fuerzas que le quedaban para contener en sus brazos a la pequeña niña.
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Aprendiz De Emperatriz II: El Despertar De Una Mujer Alada|Brenda Pérez Miranda
Подростковая литератураEl primer año de Francesca Dy Crystal termina dándole comienzo a un segundo año en la escuela secundaria. Todo va marchando bien a principios de año, sin embargo unos extraños sueños empiezan a amenazar con la vida de la joven. Con el correr de los...