Capítulo 5: Exploración urbana

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Francesca se levantó una hora antes del desayuno sólo para practicar el resplandor o aunque sea llegar hasta tocar fondo. Mientras Zigbor dormía plácidamente la adolescente acumulaba toda la luz posible pero no había forma de llegar a ese estado tan esperado. La chica no se rindió y siguió, el calor se sentía normal lo cuál no era una bueno señal ya que el calor debería ser mucho más alto, similar al calor de la lava.

La estrella, rodeada por un halo de luz hecho de polvo y de gas brillaba con toda su interinidad pero al más mínimo desnivel de fuerza aquella dura pero volátil capa de cristal que cubría la energía parecía querer estallar en mil pedazos a la vez, algo imposible al tratarse de una diosa.

_¿Así que ya te hablaron del resplandor eh?

El lémur se levantó con mucha pesadez de la pila de ropa que yacía en el piso desde hace posiblemente semanas.

_¿Tú ya lo conocías?

Toda la luz y la fuerza se esfumó de la nada con el más mínimo despiste de la chica. Zigbor se estiró como un gato sobre la cama y luego se acercó a Francesca sentándose al borde de la cama cruzado de pies como un monje tibetano.

_Todos los emperadores pasaron por ese estado, Bellatrix era mitad cuervo con unas alas espectaculares, su hija Lyra era un perro, muy tierno por cierto, luego tu padre un poderoso halcón, su mirada daba miedo por cierto, y como olvidar la transformación de Betelgeuse, ese hombre era un lobo muy poderoso, me atrevería a decir que era invencible.

Respondió Zigbor sorprendiendo así a Francesca quien imaginó a todos sus abuelos transformándose como lo hizo Verónica. Con atuendos despampanantes, grandes alas y colas emplumadas o con frondoso pelo salvaje y sobre todo eso, un poder insuperable, poder únicamente visto en los más grandes sueños de todo un soñador innato.

_¿Puedes ayudarme entonces?

Fran se lanzó en la cama como bala de cañón sólo para recibir burlas y chistes por parte de su mascota y bueno, estaba bien, después de todo era un animal que poco sabía sobre magia y procesos atómicos.

_¡Jajajaja, en verdad me haces dar risa Fran, jajajaja, apenas se leer.

Pero las risas no le bastaron para recibir un fuerte golpe con una almohada que superaba por creces el tamaño del pequeño animal, casi comparado con el tamaño de un gato un tanto subido de peso.

_¿Por qué no te fijas en el libro de los emperadores?, tal vez allí haya más información, y por favor, la próxima vez tirarme con algodón de azúcar.

Informó a la adolescente quien rápidamente se lanzó hasta su mochila sacando el enorme y pesado libro. El dedo intrépido de Francesca fue al índice donde estaban marcados todos los capítulos de los emperadores y en ninguno encontró información ni siquiera en el de Betelgeuse quien era el más importante de todos.

_¿No lo entiendo, por qué ninguno de los emperadores escribió acerca de el resplandor? Se supone que es algo muy importante.

Se preguntó Francesca en voz alta algo confundida y muy frustrada, toda aquella información era totalmente irrelevante y más para las futuras generaciones que vendrían después de Francesca.

_Te diría que leyeras el capítulo de tu mamá si quieres saber como era su vida antes de ser emperatriz, te hará estallar de la risa, no prometo nada sobre su historia de amor, pero si te sirve de consuelo...

Zigbor tomó impulso y se lanzó sobre el libro que Francesca sujetaba con rabia para así darle vuelta a un par de hojas. El olor de polvo se impregnó sobre las narices de ambos al igual que el polvo, tomó mucho tiempo hasta que por fin unas hojas amarillentas se lograron distinguir entre tanto polvo desparramado.

Aprendiz De Emperatriz II: El Despertar De Una Mujer Alada|Brenda Pérez MirandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora