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𝐏𝐀𝐒𝐈𝐋𝐋𝐎𝐒 𝐕𝐀𝐂𝐈𝐎𝐒 𝐘 𝐒𝐈𝐍 𝐑𝐀𝐒𝐓𝐑𝐎 𝐃𝐄 que alguien hubiera caminado estos, eran recorridos por una figura encapuchada, que admiraba con interés el lugar mientras a su lado, una enorme bestia la escoltaba.
Debian ser cuidadosos, habían sentido la presencia de los soldados de la casa Phantom patrullar el lugar, por lo que no debían ser descubiertos, lo que menos necesitaban, era que el emperador quisiera ponerle más vigilancia.
―Ama, ¿Qué buscamos?. ―la gran bestia, poso su afilada mirada en ella. ―Puso los dispositivos, al igual que los sellos, debemos volver al ducado para que descanse.
―Ya estamos cerca Rune, no necesitas estar tan ansioso, ellos no nos detectarán gracias a la magia. ―ella intento tranquilizarlo, pero la bestia no parecía querer cooperar.
―No debería usar magia, el poder divino y la magia no pueden coexistir, solo dañará su cuerpo si lo fuerza. ―podía notar la preocupación en su voz.
―Estaré bien, siempre y cuando, no los use al mismo tiempo. ―le regaló una pequeña sonrisa, pero él solo soltó un bufido. ―Ya estamos por llegar, está al final del pasillo.
―Puedo sentir la presencia de los guardias, escondámonos hasta que pasen.
Ambos se mueven con sigilo a una de las habitaciones vacías, ajusto la mascara que cubría su rostro, pero Rune la cubrió una de sus grandes alas. Su casi oscuro pelaje, como sus plumas, lo hacia camuflarse bastante bien con las sombras del gran palacio, pero las sombras eran el dominio de los Phantom, por lo que no podía subestimarlos.
El silencio reino entre ambos, a pesar de no oír pasos podían sentirlos, así que lo mejor era no usar poder divino, si no sus lobos los atraparían enseguida y por eso usaba magia, en lugar del otro.
Un silencioso suspiro salió de los labios de la joven, al ya no poder sentir su presencia. ―Tienen una presencia impresionante, ahora entiendo porqué son tan temidos por los nobles.
―Esta es solo la manada, busca al alfa y sentirás un poder mayor a este. ―Rune dejo que se alejara, pero busco el contacto de su mano contra su cabeza. ―Aun que ya conoces a su alfa.
―No he sabido del Duque Phantom por casi una semana, temo lo peor y que esa rosa blanca lo tenga en su poder. ―salieron de la habitación, retomando su camino.
―Vendrá, nadie puede resistirse a tu poder y encantos. ―la animo y ella solo sonrío debajo la mascara.
Llegaron a la habitación al final del pasillo, ella abrió la puerta pero el primero en entrar fue él. No le tomo mucha notar, que ese era el lugar donde ellos estuvieron, esa esencia solo provocaba asco y repulsión en todo su ser.
