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───¿𝐃𝐄𝐁𝐎 𝐀𝐒𝐈𝐒𝐓𝐈𝐑 𝐀 𝐄𝐒𝐓𝐄 𝐓𝐈𝐏𝐎 𝐃𝐄 𝐄𝐕𝐄𝐍𝐓𝐎𝐒?. ―Marcel miraba hacia abajo, como el templo Astral iba llenándose poco a poco por los nobles de Arbezela. ―Es repulsivo, puedo escucharlos murmura sobre ti, ellos dudan que seas hija del emperador.
―No uses tu don para cosas inútiles, deja que hable todo lo que quieran, luego deberán enfrentar las consecuencias. ―su hermana tomo su brazo, apartándolo de la barandilla y comenzaron a caminar. ―Recuerda, nadie debe saber que la sangre de la Santa Odette, ya ha despertado en ti o estarás en la mira de todos, pero en especial del templo.
―Son unos ignorantes, nuestra familia es la descendiente de la Santa que salvo esta nación, pero nos ven como una amenaza cuando despertamos ese poder. ―lo escucho chasquear su lengua con molestia, pero rápidamente una ola de tranquilidad llego a él. ―Creo entender un poco mejor a Nell, estos nobles no saben lo que es estar en el campo de batalla.
―Luego agradeceré al Duque Phantom por mantenerte vivo en el campo de batalla, además que nunca he visto a los bendecidos por el Dios Astotelia.
―Pude presentarlos ayer, pero debía volver al ducado Phantom para resolver unos asuntos, pero créeme cuando digo que su poder impone y más cuando veas a la bestia divina.
La familia Nacht tenia una historia que se registra de tiempo antiguos, una familia bendecida por un Dios pero no uno cualquiera, si no por Basilius, Dios de las bestias divinas y su protector. Un Dios que por años creo bestias con poder divino que pudiera proteger a los humanos, pero la codicia de estos hizo que los cazaran y en un acto desesperado, salvo a las bestias que pudo y las cello en otro plano, donde no pudieran alcanzarlos. Pero los que quedaron atras se fueron a tierras inhóspitas, lejos de las miradas de los humanos o algunos solo se escondieron entre ellos.
Después, comenzaron a haber tiempo en donde las guerras por territorios eran constantes, al punto que muchas familias perdían a sus seres queridos, sin importar que fueran plebeyos o nobles, ese fue el caso del ducado Nacht. Tras la perdida de todos sus hijos varones, el viejo Duque rogo al templo y hasta al mismo emperador por ayuda, pero estos solo se hicieron de la vista gorda y dejaron morir en agonía al Duque y su esposa. La única heredera de la familia, Odette Nacht, al ver el dolor y el sufrimiento de su familia, en un acto desesperado partió a las viejas tierras donde se rumoreaba había bestias divinas, Ravaryn. Un intento desesperado por ayudar a su familia, quienes no querían perderla pero aun así ella partió a esas desconocidas tierras.
Paso casi un año y nadie sabia de ella, por lo que ambos Duques dieron por fallecida a su única hija, pero antes de que partiera a la guerra nuevamente, ella volvió pero no lo hizo sola. Ese día, Odette había regresada acompañada de dos hombres, como con un ejercito de bestias divinas con las cuales, se sumergió en la guerra por su nación en lugar de su padre. Nadie esperaba el regreso de la joven, pero gracias a ella se gano una guerra que se daba por perdida, trayendo la tan esperada paz a los habitantes de Arbezela.
