CAPÍTULO VIII

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¿Conoces esa sensación de quietud aterradora que te envuelve en medio de la noche de un momento a otro? Cuando tus extremidades hacen caso omiso a las órdenes de tu cerebro, tú respiración es irregular y cualquier aviso de sombra te resulta simplemente intimidante.

¿Has sentido en algún momento el miedo frío que recorre tu cuerpo al sentirse observado, y tú solo puedes mirar al techo y sentir la opresión en el pecho, tratando de salir de tu propia piel. Cada inhalación es más costosa que la anterior, tus manos son recorridas por un hormigueo incesante y tu cerebro comienza a crear escenarios horribles y formas abstractas con cualquier asomo de sombra?

De una de las oscuras esquinas con su borrosa figura, surge un brazo de piel quemada seguido por un tronco igual de maltratado y un horrible rostro de puntiagudos dientes sin nariz. Aquella criatura que yo muy bien conocía, que tanto me había arrebatado en cuestión de días, se acercaba a mí tratando de llevarme consigo al infierno del que provenía.

No...

Aún más cerca, con cada paso mi corazón latía más deprisa.

No...

El oxígeno no llegaba a mis pulmones, mi respiración se detuvo por unos segundos que me parecieron eternos.

No, no,no...

—¡No! — Quedé sentada de golpe sobre la cama, mi pecho agitado subía y bajaba al compás de las palpitaciones de mi corazón. — Solo fue un mal sueño. — Intentando relajarme entre inhalaciones profundas y suspiros de alivio, saqué cómo pude los pies de la cama y poco a poco caminé hasta el baño.

Una vez frente al espejo miré a la persona frente a mí y no supe reconocerme. ¿Cuándo había pasado de ser una niña noble y rebelde a alguien atormentada por demonios de otra dimensión?

Abrí el grifo y con ambas manos tomé un poco de agua para mojar mi rostro, cuando bajé mis manos y volví mi vista hacia el frente, el cuerpo ensangrentado de mi hermana estaba a mi derecha.

Nos abandonaste, Nana. Su voz no era aquella dulce melodía, era profunda y llena de acusaciones.

Por segunda vez en menos de quince minutos mi cuerpo quedó completamente inmóvil y mi visión se tornó borrosa por las inminentes lágrima.

¿Por qué nos abandonaste, Nana? Recriminó una vez más.

— No, no, yo no los abandoné, Nahla. — A su vez mi voz sonó quebrada.

Nos abandonaste, nos abandonaste, nos abandonaste... Repetía una y otra vez como un mantra.

— ¡No! ¡No, no es así! ¡No es así! — Caí de rodillas sobre el suelo alfombrado, agarrando mechones de cabello con mis manos.

Huiste.

— ¡No huí! — Pero contrario a mis palabras me levanté del suelo y salí corriendo. Salí del baño, salí de la habitación, corrí por los pasillos, mi cabeza daba vueltas y mi instinto tomaba el mando de la situación.

Aparecí frente a la terraza en la que había estado el día anterior con Ethel, corrí hasta el barandal y me detuve abruptamente.

— Respira, todo está bien. — Me decía a mi misma, intentando auto convencerme nuevamente. — Todo estará bien.

Tomé un par de respiraciones profundas, necesitaba retomar el control de la situación y estabilizar mi mente, nunca me había ocurrido nada parecido y por sobretodo nunca una situación había podido conmigo pero, teniendo en cuenta que nunca antes me había enfrentado a nada igual, digerir todo era bastante abrumador.

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⏰ Última actualización: Oct 23, 2023 ⏰

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Entre Dimensiones [Hijos del Universo #★1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora