¿Conoces esa sensación de quietud aterradora que te envuelve en medio de la noche de un momento a otro? Cuando tus extremidades hacen caso omiso a las órdenes de tu cerebro, tú respiración es irregular y cualquier aviso de sombra te resulta simplemente intimidante.
¿Has sentido en algún momento el miedo frío que recorre tu cuerpo al sentirse observado, y tú solo puedes mirar al techo y sentir la opresión en el pecho, tratando de salir de tu propia piel. Cada inhalación es más costosa que la anterior, tus manos son recorridas por un hormigueo incesante y tu cerebro comienza a crear escenarios horribles y formas abstractas con cualquier asomo de sombra?
De una de las oscuras esquinas con su borrosa figura, surge un brazo de piel quemada seguido por un tronco igual de maltratado y un horrible rostro de puntiagudos dientes sin nariz. Aquella criatura que yo muy bien conocía, que tanto me había arrebatado en cuestión de días, se acercaba a mí tratando de llevarme consigo al infierno del que provenía.
No...
Aún más cerca, con cada paso mi corazón latía más deprisa.
No...
El oxígeno no llegaba a mis pulmones, mi respiración se detuvo por unos segundos que me parecieron eternos.
No, no,no...
—¡No! — Quedé sentada de golpe sobre la cama, mi pecho agitado subía y bajaba al compás de las palpitaciones de mi corazón. — Solo fue un mal sueño. — Intentando relajarme entre inhalaciones profundas y suspiros de alivio, saqué cómo pude los pies de la cama y poco a poco caminé hasta el baño.
Una vez frente al espejo miré a la persona frente a mí y no supe reconocerme. ¿Cuándo había pasado de ser una niña noble y rebelde a alguien atormentada por demonios de otra dimensión?
Abrí el grifo y con ambas manos tomé un poco de agua para mojar mi rostro, cuando bajé mis manos y volví mi vista hacia el frente, el cuerpo ensangrentado de mi hermana estaba a mi derecha.
— Nos abandonaste, Nana. — Su voz no era aquella dulce melodía, era profunda y llena de acusaciones.
Por segunda vez en menos de quince minutos mi cuerpo quedó completamente inmóvil y mi visión se tornó borrosa por las inminentes lágrima.
— ¿Por qué nos abandonaste, Nana? — Recriminó una vez más.
— No, no, yo no los abandoné, Nahla. — A su vez mi voz sonó quebrada.
— Nos abandonaste, nos abandonaste, nos abandonaste... — Repetía una y otra vez como un mantra.
— ¡No! ¡No, no es así! ¡No es así! — Caí de rodillas sobre el suelo alfombrado, agarrando mechones de cabello con mis manos.
— Huiste.
— ¡No huí! — Pero contrario a mis palabras me levanté del suelo y salí corriendo. Salí del baño, salí de la habitación, corrí por los pasillos, mi cabeza daba vueltas y mi instinto tomaba el mando de la situación.
Aparecí frente a la terraza en la que había estado el día anterior con Ethel, corrí hasta el barandal y me detuve abruptamente.
— Respira, todo está bien. — Me decía a mi misma, intentando auto convencerme nuevamente. — Todo estará bien.
Tomé un par de respiraciones profundas, necesitaba retomar el control de la situación y estabilizar mi mente, nunca me había ocurrido nada parecido y por sobretodo nunca una situación había podido conmigo pero, teniendo en cuenta que nunca antes me había enfrentado a nada igual, digerir todo era bastante abrumador.
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Entre Dimensiones [Hijos del Universo #★1]
Ngẫu nhiênPara Nashla, su mayor preocupación era evitar a toda costa que sus padres la obligaran a casarse con un hombre al que no amaba, para ella el matrimonio era mucho más que medios para obtener poder, era enlazar dos vidas eternamente por amor. Hasta q...