CAPÍTULO IV

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– ¿Antes puede decirme cómo llegué aquí? – Solté deprisa, inclinando un poco mi posición hacia delante.

– Eso pretendo, pero debo comenzar diciendo otras cosas. – No dejaba de mirarme, ya podía sentir a las mariposas haciendo estragos en mi estómago.

Independientemente de que estaba confundida y quizá un poco asustada, la preocupación predominaba, necesitaba saber si mi familia estaba bien, primero tenía que descubrir las verdades que el señor ColdMand quería mostrarme y luego pediría su ayuda. No tenía razones para desconfiar pues hasta ahora todo lo que había hecho había sido cuidar de mí. Bien, le daría una oportunidad.

— Está bien, puede decirme señor ColdMand, estoy dispuesta a arriesgar mi vida por salvar la de mi pueblo. — Esto pareció complacerlo, pero antes me advirtió.

— Los exidos no son los únicos enemigos. — No pude evitar quedarme paralizada por el miedo en cuestión de segundos.

¿No eran los únicos enemigos? ¿Habían otros monstruos más maquiavélicos?

Pero aún así, no podía desistir.

— No me importa quienes sean los enemigos, solo me importan mis aliados. — En sus ojos brilló algo que no supe clasificar.

Me causaba mucha curiosidad el porqué de su distinto color de ojos, pero este no era el momento de preguntar sobre eso.

— Buena respuesta. Bien. Probablemente todo esto suene a locura, pero primero escuche todo lo que tengo que decir y luego responderé a cualquier duda. — Me miró fijamente para dejar constancia de sus palabras. — Existe un universo paralelo donde hay ocho planetas. — Hizo una pausa, yo solo me quedé tranquila escuchando todo lo que tenía que decirme, sabía lo que eran los planetas, y las estrellas, las veía a diario en mi telescopio. — Cada planeta tiene un nombre, Marte, Saturno, Urano, Neptuno, Mercurio, Venus, Júpiter y finalmente la Tierra. Hay tres más, llamados planetas enanos, estos son Plutón, Ceres y Eris. Aunque el importante aquí es la Tierra. Este es el único planeta que tiene vida, los demás están vacíos. En él habitan los humanos, así como tú y tu pueblo, y muchos más animales, como los que hay aquí. En ese mundo del universo paralelo, el humano está muy desarrollado, tienen tabletas, teléfonos celulares, computadoras, televisiones, y se pueden comunicar con estos aparatos electrónicos mediante vías satélites artificiales. Los satélites artificiales son utilizados para enviar y recibir comunicaciones de uso masivo, como telefonía, televisión o internet, un satélite es un objeto natural o artificial que habita alrededor de otro más grande. — No tenía ni la más rota idea de que era de lo que me estaba hablando, pero dejé que continuara. — En fin, el ser humano es de naturaleza curiosa y en su afán por lograr habilidades físicamente extraordinarias, comenzó a realizar experimentos altamente peligrosos.

— ¿Sus experimentos fueron exitosos?— Inquirí curiosa.

— A eso vamos. El ser humano de por sí es débil en muchos aspectos, por causas como estas, los gobiernos pusieron a trabajar a sus mejores científicos, tratando de unir habilidades animales con las humanas. Ejemplo, la rapidez de los lobos, la vista de las águilas, la fuerza de los gorilas, y muchas más. Doce hombres, ex-soldados recién llegados de la guerra, sin familiares que los estuvieran esperando, fueron sometidos a dichos experimentos con la promesa de ser la mejor arma creada para ayudar a su país, ya que en aquel planeta los humanos de diferentes regiones siempre están en guerra por cosas tan absurdas como obtener tierras, poder y dinero. — Trago saliva, ya sus ojos no me observaban a mí, sino a un punto fijo en la nada, parecía estar atrapado en los recuerdos, y quise saber si él era uno de esos ex-soldados.

Todo lo que me estaba contando me sonaba un tanto fantasioso, y mi razón se negaba a que todo fuera real y no parte de su imaginación, pero luego de ver a esos monstruos a los que él llamaba exidos, ya no estaba tan segura de que todo pudiera ser una mentira.

Entre Dimensiones [Hijos del Universo #★1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora