El paisaje verde que resguardaba el castillo fue desapareciendo poco a poco para luego mostrar un gran pueblo, ruidoso y desorganizado, con muchas personas en todas partes.
Habían vendedores en casi todas las esquinas, niños corriendo y riendo, mujeres contando chismes "disimuladamente" junto a la fuente de agua principal. Era un lugar muy ruidoso que sin lugar a dudas, alteró los sentidos de Jungwoo.
-Woo, si no quieres acercarte a ellos o hablarles, simplemente no te despegues de mi. O si ves que alguno se te acerca mucho, dile a Steef, él se hará cargo.- Le "aconsejo" Doyoung, como si fuera todo un experto.
-No te preocupes, Doyoung. Yo no siento asco hacía las personas que son "inferiores" a mi.- el peliblanco hizo comillas con los dedos, sin dejar de lado la mala mirada dirigida a su esposo.
Doyoung era odioso.
-Hemos llegado, mi príncipe. Pueden bajar.- Steef les abrió la puerta del carruaje. Dándole permiso a Doyoung y luego agarrando fuertemente su mano y su cintura para llevarlo hacía abajo. Si, odiaba no poder bajarse apropiadamente por si mismo.
Se encontraban frente a una gran fábrica herrera, los trabajadores estaban alineados. Jungwoo se impresionó al ver el mal estado en el que se encontraban, ropas sucias y rotas, sus caras manchadas de hollín, sin mencionar la malnutrición que tenían.
-En este momento, tienen la honra de conocer a su majestad el príncipe Doyoung de Vîzmon y al príncipe Consorte Jungwoo de Borbón.- Todos los trabajadores hicieron reverencias, con las miradas hacía el suelo.
-Es un gusto poder conocer a los trabajadores de la única fábrica herrera en Valois, gracias a ustedes contamos con grandes adquisiciones.- Doyoung los miraba con la barbilla alzada, sin tomarse la molestia de mostrar amabilidad.
-Estamos honrado con sus presencias, mis príncipes. Les hemos hecho un presente, no es mucho, pero lo hicimos con todo nuestro amor.- El anciano se acercó con la intención de darles el precioso cenicero con detalles de cobre, sin embargo, uno de los guardias lo alejó bruscamente para que no llegara a hacer contacto con Doyoung.
Jungwoo se sintió molesto e indignado, sin poder entender del todo la razón de tanta hostilidad hacía las personas del pueblo. Tomaría las riendas él mismo, si no era así, sería uno más de ellos. Y por nada del mundo quería ser alguien tan grosero como lo eran ellos.
El peliblanco se colocó junto al guardia, haciéndole señas para que se alejara.
-No vuelvas a hacer eso, él nos hizo un presente, debemos de ser agradecidos.- Dijo Jungwoo, el guardia solamente asintió, volviendo a su antigua posición.
-Lo siento mucho, señor...?- preguntó
-Y-yoon, es Yoon, mi príncipe.- el anciano hizo varias reverencias en modo de disculpa.
-Lo que tienes ahí, es precioso.- Jungwoo le sonrío, tratando de aliviar el ambiente.
-Lo hicimos para usted y su majestad el príncipe.- El anciano le entregó cautelosamente el cenicero al adolescente.
-El príncipe Doyoung y yo estamos muy agradecidos. Le daremos un buen uso, gracias.- Jungwoo hizo una pequeña reverencia con una gran sonrisa en el rostro.
Todos se congelaron.
Doyoung estaba a punto de tomar bruscamente el brazo de su esposo por la blasfemia que acababa de hacer. Pero el peliblanco fue más rápido.
-Y bien, ¿podrían mostrarnos el lugar?.- El anciano apenas y pudo asentir, guiando a Jungwoo y a los demás.
Y tal como lo había imaginado, la fábrica estaba en condiciones deplorables, los pisos eran de tierra aspera, las maquinarias estaban oxidadas, el techo y paredes estaban llenas de telarañas. Sin mencionar el mal estado de las habitaciones (si es que pueden llamarse de esa manera) y los baños. Todo era deplorable, inhumano.
Y a pesar de eso, Siwon y Doyoung nunca hicieron algo al respecto. Pero ahora Jungwoo formaba parte de Valois, Jungwoo era prácticamente intocable (irónico porque Doyoung lo destruía cada noche), Valois requería e imploraba la gran ayuda que estaba recibiendo de los Borbones. Y como futuro rey consorte, su deber era el bienestar de los ciudadanos.
Doyoung caminaba alado suyo, sin tomarse la molestia de prestar atención o de ocultar su cara de asco. Era un total imbécil.
-Realmente les agradezco a todos por esta cálida bienvenida, me aseguraré de que los materiales y recursos que hacen falta estén aquí mañana a primera hora. Es esencial que la fábrica tenga un buen mantenimiento y que ustedes como trabajadores, tengan un espacio digno para trabajar.- Jungwoo estrechó la mano de cada trabajador, sin quitar la cálida sonrisa en su bonito rostro.- La corona de Valois está muy agradecida con ustedes, ha sido un gusto conocerlos.-
-Muchas gracias sus majestades, estamos en deuda con ustedes.- Yoon hizo una reverencia.
-Hemos terminado aquí, gracias a todos.- Habló Doyoung, finalmente. Luego, se subió al carruaje sin mirar atrás.
Jungwoo lo siguió al carruaje, nuevamente recibiendo ayuda para subirse, para luego cerrar la puerta. Doyoung le dió una mirada indescifrable.
-¿Qué pasa?.- preguntó con voz monótona. Una voz que había adquirido cada vez que hablaba con su esposo.
-¿Qué fue toda esa mierda? ¿Esa ridícula reverencia? ¡¿Acaso estás loco?!.- Doyoung tenía la mandíbula apretada, al igual que los puños.
-No estoy loco, o bueno, puedo decir que estoy mucho más cuerdo que tú, definitivamente. Y no tiene nada de malo mostar respeto por los demás, considerando lo indispensables que son para el pueblo. La pregunta es, ¿por qué actuaste como un total imbécil?.-
-¿A qué diablos te refieres?.-
-Tu cara, tu tono de voz, tus movimientos bruscos, tus miradas de muerte. Fuiste un maldito grosero.- La paciencia de Jungwoo se fue, ahora solo quedaba la furia.
-No tengo ni un solo motivo para ser amable con ellos. Escucha, Jungwoo, no tiene caso que vengas y adquieras el instinto de salvador. Esa no es tu maldita función.- La voz venenosa de Doyoung tocó los nervios del adolescente.
-Entonces, ¿cuál es mi maldita función según tú?.- preguntó, apretando los puños.
-¡Tu maldita función es cerrar la boca y abrir las piernas para mi! ¡Eso es lo único que deberías y debes de hacer!.- Jungwoo sintió su sangre hervir, la sintió circulando en su cuerpo como lodo espeso y negro. Sus ojos se llenaron de lágrimas de impotencia.
-Vuelves a repetir eso, y te juro que dejo Valois. Piensa bien lo que haces a partir de ahora, piensa lo mucho que Valois necesita de Asturias. Que.no.se.te.olvide.- Doyoung le dió una mirada indescifrable.
Pero al final, se quedó callado el resto del camino.
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PATIENS ▫️DOWOO▫️NCT
FanfictionLo pesado que se sentían sus ojos. Sus brazos y manos bañados en un tibio líquido que no supo descifrar. Los trece espejos alineados ante él. Pero... Si estaba frente a ellos, ¿Por qué no podía ver su reflejo? ▫️Dowoo ▫️Jungwoo & Doyoung ▫️Contenid...