44: El heredero de Slytherin

20.3K 2.3K 783
                                    


Capítulo cuarenta y cuatro: El heredero de Slytherin



Estoy en la punta de un salón poco iluminado, pero enorme. Podría ser el Gran Salón, si no fuera porque sé exactamente dónde estoy: la Cámara Secreta.

Hace aun más frío que en las mazmorras. Hay columnas de piedra altas, a cada lado, pero eso no es lo que más llama mi atención.

Al primer movimiento que veo, cierro los ojos. Sé que el basilisco mata con la mirada, y no tengo nada que me salve ahora.

-¿Harry? -intento decir, pero el aire me falta.

Vuelvo a abrir los ojos y veo al fondo del salón, contra el muro frío, una estatua en piedra fría de un mago de rostro antiquísimo y una larga barba que llega hasta el final de su túnica. Y delante de él, una niña pelirroja echada en el suelo.

Veo a Harry, arrodillado a su lado, tomando su brazo para sentir el pulso. Le habla. No sé qué le dice.

Es tarde, es lo primero que pienso. Luego veo que aún respira, por poco que sea. Cada unos largos segundos, su pecho sube y baja.

-Harry... -susurro-, Harry...

Me arrodillo a su lado y nos miramos.

-Ella... ¿Sigue...? Estará bien, ¿verdad?

-No lo sé. -Harry tiene sudor y tierra en la frente-. Vinimos hasta aquí...

Sé lo que siente. Ambos llegamos aquí, pasamos por tanto, para llegar tarde. Con un suspiro me siento y levanto la vista, mi corazón se encoge y alerto a Harry.

Hay alguien más en esta cámara.

Un muchacho un poco más grande que nosotros, de cabello negro y bastante apuesto, nos está mirando escondido atrás de la estatua de Salazar Slytherin. Su figura es difícil de distinguir, es como si lo viera a través de un vidrio empañado.

-¿Tom Riddle? -pregunta Harry, aunque no deja lugar a dudas en su voz.

-La niña no despertará, si eso es lo que quieres saber -dice, caminando a un ritmo tranquilo. Pronto está a escasa distancia. Trago aire y saliva y todos mis miedos. Espero no vomitarlos.

-¿Por qué no? -dice Harry.

-¿Qué le has hecho? -digo en un momento de bravura.

Riddle me mira un segundo, mira a Ginny, luego vuelve a Harry.

-¿Ella... no está...?

-No está muerta aún. Le queda poco tiempo.

-¿Eres un fantasma? -pregunta Harry, y es ahí cuando me caen las fichas donde deben: Tom Riddle estudió en Hogwarts hace cincuenta años, de ninguna manera puede haberse mantenido así.

Los pocos miedos que pude mantener lejos de mí vuelven y me atacan. Siento que estoy temblando. Pero algo me ayuda que Ginny esté ahí, me mantiene con la cabeza más fría, me recuerda que hay que actuar.

-Soy un recuerdo que ha permanecido en este diario por cincuenta años -dice Riddle, señalando el diario del inodoro abierto a los pies de la estatua. Ya casi había olvidado que a Harry se lo robaron.

-Qué bueno que estés aquí, entonces. ¿Nos ayudas a sacarla de aquí?

-Hay un basilisco -le digo-, no es bueno quedarnos por aquí.

Harry intenta levantar a Ginny, y lo ayudo, pero pronto abandono la tarea. Estoy temblando demasiado, tengo miedo de que se caiga y se golpee. No quiero quitarle lo que le queda de vida por mi estupidez.

Leyla y la Cámara Secreta | (LEH #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora