Capítulo ocho: Madres y mandrágoras vociferan por igual
Cuando Ron y Harry volvieron anoche a la Torre, fueron recibidos como grandes héroes y organizaron una gran fiesta. Fred y George iban de aquí para allá con las bengalas del Doctor Filibuster, festejando y felicitándolos. Lee Jordan, Dean y Seamus también estaban contentísimos, y Parvati y Lavender miraban todo desde muy cerca. Y cuando digo todo, es todo. Ginny se unió a la observación en cuanto todos salieron de alrededor de Harry.
Hermione, en cambio, estaba muy ofendida y disgustada. Es cierto que ambas estuvimos mucho tiempo preocupadas por ellos, pero en realidad entiendo lo urgente que era su situación, y hasta lamento haberme perdido la diversión. Ella, en cambio, no quiere saber nada acerca de qué pasó, cree que le basta con el hecho de que volaron un auto frente a los muggles porque les falló el botón de invisibilidad. Percy estuvo muy ocupado toda la noche hablando con Hermione, ambos quejándose de la irresponsabilidad de los chicos de hoy en día. Como si ellos fueran de otra época.
Primero pensé que se le pasaría el enojo durante la noche, pero ya estamos en el Gran Salón para desayunar y sigue con la misma cara de "comí algo que parecía chocolate y no era". Ni siquiera se digna a mirar a los chicos; cada vez que cruza miradas con ellos se hace la ofendida y gira la cara.
Ron me indica con gestos que haga algo, y de la misma manera le respondo que está loca y que no tengo idea de cómo arreglar esto.
—Los estoy viendo —dice ella desde su incómoda posición, con el cuello girado.
—¿En serio somos tan feos que tienes que hacer todo ese escándalo? No matamos con la mirada.
Al parecer ella sí, porque vuelve su rostro hacia nosotros y parece fulminarnos con sus ojos cafés.
—Si para Dumbledore y McGonagall no hay demasiado problema, para mí tampoco —comento, esperando que entre en razón—. Y ni siquiera nos sacaron puntos de Gryffindor.
No obtengo respuesta. Me encojo de hombros y sigo comiendo mi desayuno.
—Ya se le pasará cuando tengamos la primera clase y ella sea la mejor, como siempre —murmura Ron con aspereza.
—Hola, Ginny —saluda Harry, y ella se sonroja y apura el paso hasta el final de la mesa, donde se sienta con Colin Creevey, el pequeño que parecía nervioso ayer.
—Definitivamente no sé lo que le pasa a mi hermana —dice Ron, pensativo—. Creo que está volviéndose loca.
Yo lo miro con incredulidad.
—No puedo creer que seas tan ciego —le digo.
—¿Qué?
—Y sordo.
Harry casi se atraganta con el jugo por reírse. Cuando Ron lo mira cambia de tema.
—¡Miren, lechuzas!
Es verdad, las lechuzas de la mañana ya llegaron y están aterrizando en cada mesa. No espero nada, como siempre, pero pienso en tía Bella, que me suele escribir. La información que estuve recibiendo sobre mis familiares y los Black en general me hace temblar. ¿Y si Bella estuviera tan lejos porque está condenada por algo? ¿Si hubiera sido seguidora de Voldemort?
No, no. Una mujer tan bondadosa como ella, alguien que se preocupa tanto por mí, no puede haber sido tan malvada. Aunque, pensándolo bien, Snape también se está preocupando por mí y no es exactamente alguien libre de sospechas. Decido abandonar el tema para no seguir atormentándome.
—Ah, Harry, me olvidé de comunicarte un mensaje de Snape. —Él me mira con interés. —Dice que se encargará de arruinar tu carrera de Quidditch, o algo así, de modo que te conviene tener cuidado.
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Leyla y la Cámara Secreta | (LEH #2)
Fanfic[Serie "Leyla en Hogwarts": Libro 2] - Libro 1 en mi perfil. Luego de pasar un interesante verano en la Madriguera, Leyla Blair vuelve a Hogwarts para encontrarse con una terrible sorpresa: el heredero de Slytherin. Nadie sabe quién es, y los tres s...