Capítulo 1: Suficiente Thelinthon

179 29 0
                                    

En los Dominios del Norte, Reino de Minterfeheld

Cormac Thelinthon dijo alguna vez: «no existe la paz. Solo vemos la sombra de lo que ella es». Luego, decapitó al hombre que se interponía entre el trono de Minterfeheld y los Thelinthon.

Reinó por años. Construyó un legado; haciendo de los suyos una estirpe de reyes, reinas, y príncipes en medio de tierras plagadas de colonos, piratas, gitanos, e isleños. Su apellido se convirtió en el anunciante de proezas militares, así como de matanzas en contra de sus enemigos o aquellos que pudiesen declararle guerra. Cormac era implacable, temido, y bastante hábil en batalla. Recordado por sus seguidores bajo el calificativo de: «El Rey prodigio», ya que fue también Cormac Thelinthon quien impulsó el comercio a través del continente de Espeltrahm, y de forma ardua e intencionada, en las tierras pertenecientes a su reino.

Asimismo, logró reunir al mayor ejercito del Norte bajo su mando, mientras que su más grande aporte a esa paz que él no profesaba, pero que, como buen monarca, esperaba, fue la fundación de una alianza ejercida mediante acuerdos de paz perpetuos entre los reinos del Norte: los respectivos Comblot, Antius y Minterfeheld. Conocida como La Triarquía. Siendo cada reino independiente, pero en ámbitos político-militares su unión significa un solo nudo, bajo el mando de acción y liderazgo de aquel que ostente el título de Máximo General de la Triarquía, Protector del Reino de Minterfeheld, y Soberano del Norte.

Algunos de los Monarcas que han ostentado estos títulos son: Cormac Thelinthon, Olener Thelinthon Marrián, Thormac Thelinthon Alcoser y Odrei Thelinthon Spell.

«Cuando el próximo tomo se escriba, ahí estaré yo –pensó el príncipe, antes de cerrar el libro de la dinastía de su familia– Krei Sarvas Thelinthon Cozeer: primogénito del Rey Odrei, heredero del Imperio Thelinthon; Máximo General de la Triarquía, Protector del Reino de Minterfeheld, y Soberano del Norte.

Demasiados títulos, pensó.

Él solo quería correr caballos, ser incluso mejor espadachín que Cormac, oír la ovación de personas gritando su nombre cuando ganase año tras año los Juegos del Sol y poder cuidar a su familia. Aunque, Krei sabía que no sería príncipe por siempre. Por tanto, visitaba de forma recurrente la biblioteca del palacio para leer de sus antecesores. Ello le proveía de cierto ímpetu para comprender, y hasta cierto punto prepararse, para cuando él tuviera que ascender al trono. Lo cual, no estaba lejos de suceder. Quizá en un año o máximo tres, considerando que su padre en pocos meses había enfermado y ningún curandero parecía contar con la pócima capaz de mejorar el estado de salud del monarca.

Por ende, los consejeros habían mencionado en la última reunión que lo apropiado en dicho caso sería comenzar a involucrar al príncipe en los asuntos externos al reino, o inclusive en los internos, para empezar a proveerlo de voz y voto delante de los ciudadanos a pesar de que nadie estuviera al tanto de cómo estaban las cosas en palacio. Como tampoco los reyes de Comblot y Antius. Por lo cual, los consejeros también habían abogado esa mañana en favor de utilizar la celebración de los Juegos del Sol para convocar una junta de la Triarquía.

Odrei estuvo de acuerdo. Krei se mantuvo en silencio mientras los mayores hablaban al respecto. El rey por su parte era consciente de que su hijo necesitaba involucrarse más en los asuntos del reino, tomando en cuenta más que nada la guerra que en la actualidad se libraba entre los reinos del Sur, Aselta y Veravista. Lo cual era extraño; que isleños se matasen entre ellos, cuando en reinados anteriores su trato siempre había sido el de cómplices. En mayor o menor medida, solían apoyarse o al menos no interferir, como en los tiempos de Bardon II «El cruel» cuando Veravista perseguía y asesinaba gitanos que emigraban de las tierras del Oeste.

Imperio Thelinthon Donde viven las historias. Descúbrelo ahora