Cap. 3

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Esa mañana se había levantado con gran emoción, estaba algo nervioso, pero, quería saber más sobre su potencial nuevo amigo. Aunque esta vez se aseguró de no olvidar nada, no quería volver a avergonzarse frente a él. De un modo esperable, ciertamente, sus hermanos se dieron cuenta de su repentino cambio de actitud, después de todo su hermano no era un gran fan de asistir a su colegio.

- ¿Estás bien? -Lyney preguntó, aunque por su tono no parecía ser realmente una pregunta seria - Desde hace mucho que no te veo feliz por ir a la escuela, desde, tal vez, nunca.

- Creo recordar que a Freminet le emocionaba cuando era más joven - Lynette le corrigió sin darle mucha importancia a la conversación, si él era feliz, que lo estuviera y ya, si no lo había comentado sería por algo, ella creía.

- ¿Por qué estás tan emocionado, hermanito mío? ¿Sucedió algo bueno? - Lyney solo continuó.

- Sí, algo realmente bueno - Respondió sonriendo.

Con esa respuesta fue como acabo la conversación, Lyney podría ser algo insistente, pero tampoco quería arruinar la felicidad de su hermano haciéndolo sentir incómodo, la verdad lo alegraba verlo así, suficiente como para dejar de lado su propia curiosidad... Bueno, más bien, prefería verlo con sus propios ojos, la fuente de la repentina emoción de su pequeño hermano.

De camino al colegio, de repente Freminet cayó en cuenta de que no había quedado otra vez con Mika, no sabía si querría hablar con él de nuevo, tampoco si realmente querría ser su amigo ni nada. Esto ya bastaba para volver a bajar sus ánimos por completo. ¿Y si lo rechazaba? ¿Y si pensaba que era raro? ¿Y si lo terminó odiando? ¿Por qué lo haría? No, en primer lugar ¿por qué no? Todo aquello terminó llenando su cabeza, no quería terminar en una situación aún más molesta o incomoda. Sin embargo, sus pensamientos negativos fueron interrumpidos por un suave agarre sobre su hombro.

- ¿Freminet? Te estaba llamando ¿estás bien? - Era Mika, quien ahora lo miraba con preocupación, ahora que lo pensaba, también lo miró así cuando le habló el día anterior.

- Perdón, no me di cuenta - Terminó respondiendo, la verdad le sorprendió verlo, que se haya acercado voluntariamente hacía él, tal vez, solo tal vez, él también quería ser su amigo, de nuevo podía sentir aquella calidez.

- La verdad te quería preguntar algo - Cambió el tema, le costo mucho armarse del valor para intentarlo, si se echaba atrás sabía que terminaría sin preguntarselo - Eh, bueno, uh... Mmm.

- ¿Sucede algo? - Freminet lo miró confundido.

- ¿Estás en algún club? - Preguntó sintiéndose de inmediato estúpido, ya sabía la respuesta, pudo ver como negó para luego continuar mirándolo expectante - ¿No quieres unirte a uno?

- No.

- ¿No?

- No.

- Ugh - Misión fallida.

- Perdón, pero, si quieres que me una a tu club yo, puedo pensarlo - Dijo algo apresurado, no quería arruinar tan pronto su posible amistad por haber dicho algo mal, odiaba ser tan malo a la hora de hablar.

- Bueno, estoy en el club de fútbol, ¿te interesa? - Decidió preguntar aún si no esperará una respuesta afirmativa.

- No.

- ¿No?

- No. No soy bueno para ese tipo de deportes.

- ¿Y que tal el club de literatura? Si es que no te gustan los deportes - Decidió continuar solo por si acaso, tampoco planeaba insistir.

- ¿Literatura? ¿Qué hacen exactamente? - Sí pudiera solo leer un rato no le molestaría y lograría evitar una próxima discusión con Mika solo existente en su cabeza. Además, tal vez, encontrará a alguien más a quien le gustaran sus cuentos favoritos, siempre quiso poder hablar sobre Pers y demás con otros, aunque nunca se atrevería.

- Pues, ¿por qué ni vamos por una visita? - Propuso, ciertamente conocía un poco a sus miembros, pero no conocía las actividades de este club - Eh, la presidenta Fischl es un poco... Excéntrica, pero es agradable.

- ¿Una visita? ¿La presidenta? Ugh, de repente me ha empezado a doler el estómago, me voy yéndo.

- ¿Eh? Oye, ¡espera! - Tarde, Freminet huyó lo más rápido que podía.

Mika volvió al aula de clases, pero Freminet no se encontraba por allí, se sentía realmente mal, no tenía idea de que hacer, ese chico posiblemente, por no decir, sin lugar a dudas, le tenía miedo al socializar, no hasta el punto de ansiedad social o eso creía al menos. ¿Cómo es que Eula logró entablar amistad con él cuando tenía también una condición similar? Mika intento recordar aquello, y ciertamente; su amistad no fue consolidada por un "¿quieres ser mi amigo?", o un "ahora somos amigos ¿no?", sino que esta fue desarrollada a través de silencios cómodos, inició como una asistencia recíproca que acabó transformándose en apoyó mutuo incondicional. Sí, sería mejor tomarlo con calma, por ahora, primero debía disculparse.

Le prince et chevalier (Freminet  x Mika)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora