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Samantha y Abril caminaban por aquel parque donde hace más de tres meses, habían paseado la noche que se declararon

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Samantha y Abril caminaban por aquel parque donde hace más de tres meses, habían paseado la noche que se declararon.

Samantha le llevaba tomada de la cintura y Abril simplemente disfrutaba de ese momento junto a su novia.

Estaban felices, pues aquel amor que se tenían era totalmente único y se lo demostraban la una a la otra de tantas maneras, que incluso en una sola mirada, se sabía que iba cargada de amor.

—¿De qué te ríes?— le preguntó Rivera, quién aún la llevaba de la cintura.

La vio de una manera tan especial y bonita, por finalmente poderlo llevar así a cualquier lugar y decir felizmente que ella, era su chica.

—Es que— comenzó a explicar el menor aún con una sonrisa en su cara—. Hace tan sólo unos meses, yo quería ser Félix.

—¡Por Dios! ¡Qué horror! ¿Por qué querrías tal abominación?— le preguntaba con una mueca después de que la otra dijera eso.

—Pues... yo quería que tú me vieras como lo veías antes, que me abrazaras como a él, incluso que-

Samantha posicionó sus labios sobre los de la menor, callándola de decir todas aquellas cosas que ella se encontraba enumerando.

No había nada mejor que callarle con un beso.

Por su parte, Abril le siguió en aquel beso que su chica le estaba proporcionando, de manera cálida, llegando a rodear también su cintura, mientras que Rivera le tomaba del mentón.

Al separar sus bocas, Samantha sonrió, pero sin haberse separado tanto de ella, y comenzó a hablar mientras lo tenía cerca, aún.

—No digas esas cosas, bebé— le dijo aún tomándolo de la barbilla—. Eres y serás mi único amor.

La castaña sonrió. Samantha sabía cómo hacerle sonreír fácilmente.

—Te amo— susurró Garza con los ojos aún cerrados, mientras dejaba caer una lágrima.

Por supuesto, Samantha la notó y la limpió con su mano, preocupado.

—¿Por qué lloras?— le preguntó confundido de aquella imprevista lágrima—. Esta cita es para celebrar nuestros cien días, no deberías estar llorando, Abril, además, si tú lloras, lloro yo también.

—Son lágrimas de felicidad, Rivers— dijo y esbozó una sonrisa algo tierna para la mencionada, por la cual ella también rio—. Me recuerda como me enamoré de ti hace un tiempo.

—¿Ah sí?— le dijo, y volvieron a caminar tomadas de la mano, admirando aquel bello paisaje que se les presentaba—. ¿Cómo fue?— Abril esquivó la mirada que la otra le estaba dando, pero era porque se había sonrojado. Samantha sabía cómo sonrojarla fácilmente también—. Dime, por favooooor— suplicó y la castaña dudó, pero al final accedió.

—Es que tú siempre estabas ahí, siempre— comenzó a explicar—. Siempre fuiste muy buena conmigo, atenta, no me dejabas sólo y además, bebé, tú atraes a cualquiera, no lo dudes— continuaba hablando Garza, teniendo toda la atención de su novia.

»Cuando me di cuenta de que te gustaba Félix, me derrumbé y ese día en que me dijiste que eras su novia, lloré durante mucho tiempo, Rocío dice que lloré toda la tarde, pero ahora te llevo de la mano, y soy más feliz que nunca.

»Además, Samantha, tú tienes el corazón más puro, los sentimientos más bellos, no cualquiera merece que entregues todo de ti, y yo...— Samantha alzó sus cejas, esperando lo inesperado—, te llevo aquí de la mano, y eres lo mejor que me pudo pasar.

Ahora la sonrojada era Samantha escuchando eso. Realmente ella nunca había notado aquello, pero también se sintió mal por haberle lastimado, jamás pensó llegar a hacerle daño a la persona que más amaba, pero lo hizo, y eso la puso un poco triste.

—Siento mucho haberte hecho llorar, Ari— se disculpó.

—No tienes que disculparte por eso— le decía mientras le acariciaba la mejilla, pues ahora ella la había abrazado—. Estamos de aniversario, ¿recuerdas?

Samantha asintió y le besó la mejilla. Se sentía completa, cálida y feliz ahora.

—Sabes— dijo Samantha para caminar nuevamente—, yo me enamoré de ti porque, además de que eres muy linda y quitando el hecho de que eres un ángel, eres simplemente única y te amo por eso. Eres especial, bebé.

Abril no dijo nada, simplemente se dedicó a sonreír, no tenía más que decir, pues estaba completamente feliz de lo que estaba viviendo ahora.

Estaba total y completamente segura de que Samantha sería parte de su presente y de su futuro, la amaba más que a nada, y ni hablar de Samantha para ella, Abril era la niña de sus ojos, y la amaba infinitamente y estaba segura de que eso sería para siempre.

Al menos ahora Abril, ya no desearía ser un chico, específicamente, él, pues tenía lo que más amaba, y Samantha también, se tenían la una a la otra, y eso las completaba.

Al menos ahora Abril, ya no desearía ser un chico, específicamente, él, pues tenía lo que más amaba, y Samantha también, se tenían la una a la otra, y eso las completaba

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𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝙸 | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora