➸ ❝ 09 ❞

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Samantha no se movió de la puerta, se quedó inmuto luego de haber visto los ojos y la nariz de la menor, éstas dos rojas e hinchadas, claramente de tanto llorar

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Samantha no se movió de la puerta, se quedó inmuto luego de haber visto los ojos y la nariz de la menor, éstas dos rojas e hinchadas, claramente de tanto llorar.

No sabía si correr y abrazarla, o simplemente irse. Pero, ¿por qué creía que había estado llorando por ella?

Podía llorar por más cosas, un hueso roto, ¿pero sin vendajes? Entonces un... No, pero no podía declarar sin evidencias.

Además, era su mejor amiga, estaba casi cien por ciento segura de que esa chica fuerte, no lloraba fácilmente, o al menos por ella.

Se acercaba lentamente tras cerrar la puerta, sintiendo sus piernas temblar y sin saber por qué, sus pasos inseguros.

Garza simplemente agachaba su cabeza, según ella no quería que la viera, pero era imposible, Samantha ya se había percatado de su condición desde que había pasado la puerta.

—¿C-Cómo estás?— preguntó al fin, un poco más cerca de la chica, con miedo e inseguridad—. Te extrañé en clase, pequeña.

—Ah, estoy... estoy bien, Rivis— dijo pero por supuesto, era mentira, estaba herida, rota y no quería verla, pero tampoco echarla, la amaba, al igual que su presencia—. Se me hizo tarde a ir, y pensé que era mejor no asistir— sabía tan bien como mentir, claro, a personas que no eran Rocío, o Samantha.

—Tengo algo que contarte— dijo y se mordió el labio inferior internamente. ¿Era buena idea decirle o no?—. Pero no aquí, ¿vamos por un helado o un café?

Abril no estaba en ninguna disposición de salir, quería seguir enrollado en sus sábanas, llorar un rato más, pero no, tenía que mostrarse fuerte, así que accedió.

Además, la idea de salir con Samantha a desestresarse de todo lo que ha vivido esa semana, tampoco era malo.

Después de todo, Samantha siempre era quien le sacaba sus sonrisas.

Fue rápidamente a su cuarto, se lavó la cara, tratando de quitar alguna evidencia de llanto, —en vano—.

También cambió su suéter negro por uno de un color más vivo, y por supuesto, le avisó a su prima que saldría, la cual desaprobó, pero no le negó y la dejó ir.

Algo dentro de ella le brincó, sintiendo un poco de felicidad.

Ciertamente, Samantha es su calma luego de la tormenta, su risa luego del llanto; y luego de unos días tan oscuros para ella, Samantha era su luz, su brillo, y eso le hacía sentir cálida.

Bajar y verla ahí, esperando por ella con sus manos en sus bolsillos, le recordaban cada que siempre estaba de visita, y sonrió, apenas notable.

Y fue un poco más al tener la pequeña sonrisa de Samantha en ella, haciéndola querer saltar de felicidad.

Finalmente salieron caminando por la puerta, donde Samantha inconscientemente tomó la mano de Abril, entrelazando sus dedos.

Eso hizo que el corazón de Abril revoloteara rápidamente, poniéndola incluso nerviosa.

𝙸 𝚠𝚒𝚜𝚑 𝙸 | ᴿᴵⱽᴬᴿᴵDonde viven las historias. Descúbrelo ahora