Mercy
Mason ha estado demasiado raro desde el día de ayer. No me habla, y tampoco habla con los demás; por alguna razón, parece estar demasiado interesado en evadirnos. Y por más molesta que me llega a parecer su voz, debo confesar que ha hecho falta; sin sus anécdotas y sus chistes malos, el silencio parece reinar entre todos.
Por alguna razón, es lo primero en lo que pienso una vez que despierto, sin alarmas, a las nueve de la mañana. Es lo primero que ocupa mi cabeza en el primer día de descanso que tenemos, una vez que hemos terminado los shows en Texas.
Es lo primero que se me viene a la mente cuando abro los ojos a las nueve en punto de la mañana.
Y luego pienso en lo raro que me resulta realmente preocuparme por Mason; que esté raro y que eso no me dé igual, que piense que en serio le está ocurriendo algo. No tiendo a empatizar mucho con él, o al menos no lo hice la última vez que lo ví apático. De inmediato me hace sentido, y eso me hace sentir tonta; claro, la última vez fue hace siete años; la última vez todavía tenía rencor y pensaba que todo lo malo que le ocurriera era porque lo merecía.
Me abrazo a mí misma y me fuerzo a sacar a Mason de mi cabeza, convenciéndome a mí misma de que ya se le pasará; de que es un desánimo cualquiera, una falta de energía perfectamente normal. Luego miro hacia la otra cama para darme cuenta de que Chloe ya no está allí. Entonces noto el sonido de agua cayendo rápida, de manera pesada, algo lejos y a la vez muy cerca. Solo fue a ducharse.
Enciendo la lámpara que hay en la mesita de noche y leo lo que mi amiga escribió en una de las páginas del cuadernito junto al reloj, probablemente hace apenas unos minutos. Dice que me vista lo antes posible, que todos los demás ya están despiertos y se están preparando para ir a desayunar.
Suspiro. No me imaginaba que mi primer día de descanso empezaría con todos ejerciendo presión sobre mí, obligándome a apresurarme.
Al mismo tiempo, lo comprendo. Me resigno a que, siendo un viaje grupal, en realidad no tendré días de descanso, solo días en los cuales no pise un escenario.
Pongo los pies en el suelo del cuarto; la alfombra me hace cosquillas en las plantas, y no logro resistir el impulso de reírme, solo un poquito; lo suficiente para que después se me quede la sonrisa en el rostro. Me dirijo hacia la maleta con varias risas diminutas, sintiendo una y otra vez las cosquillas cada vez que pego y despego la planta del pie. Aprieto la mandíbula para que los pequeños gestos de alegría no se conviertan en una carcajada, esto mientras abro la valija y empiezo a buscar ropa limpia entre todo el desastre que tengo allí dentro.
Justo cuando consigo un outfit decente y lo tengo entre las manos, la puerta del baño se abre; veo el cabello rubio y azul de Chloe chorreando sobre su chaqueta de cuero negra. Me sonríe, y antes que un gesto genuino, parece más bien que me da una orden. En el momento en que lo veo, lo logro comprender.
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Un beso y nuestra canción
RomanceMercy Castillo lleva una vida mejor de lo que jamás imaginó: Tiene casa propia, una relación estable y un contrato para que su banda, Finders Keepers, sea el acto de apertura en el tour de reunión de Cinema Kisses. Mason Lewis también está viviendo...