Si hubiera pensado que quedarme con la cruz negra era claustrofóbico, era porque aún no había conocido ni la mitad de eso. Ahora había una veintena de persona hacinadas en una dársena de una estación donde no había suficiente espacio ni para que durmieran diez personas cómodamente. No había privacidad, ni silencio y tampoco la oportunidad de hablar con Lucas.
Al menos estábamos cerca uno del otro.
Lucas y yo dormíamos técnicamente en literas separadas pero que estaban al lado una de la otra, pero que no dejaba apenas espacio entre nosotros, no en esa habitación. Tan pronto como se tendía, Lucas sacaba su manta y la estiraba sobre nosotros y colocándose pegado a mí, con su vientre en mi espalda. Con un brazo me rodeaba la cintura, y de esa manera podía sentir su aliento en la parte de atrás de mi cuello.
Cerré los ojos, disfrutando en el momento. Si simplemente nos quedásemos a solas. Si no estuviese aun conmocionada por el ataque y la captura de Balthazar, todo mi cuerpo estaría estremeciéndose. Habría sido tan dulce.
Lucas besó suavemente la parte de atrás de mi cuello. Yo sabía que estaba tratando de decirme que tuviera fe en que se nos ocurriría algo, pero sabía, al igual que Lucas, lo difícil que eso sería.
Mi dedo recorrió el dorso de la mano de Lucas y toqué sus dedos. Podía sentir el vello de su antebrazo, cuando acarició con su dedo pulgar en suaves círculos alrededor de mi ombligo.
Por un momento, contemplé darme la vuelta y besarlo. Si los otros se despertaban y se echaban a reír, casi no me importaría.
Sin embargo, el agotamiento pesaba sobre mí, y yo sabía que Lucas estaba aún más agotado que yo. Además, mañana, tendríamos que usar nuestro ingenio y fuerza.
Cerré los ojos, preguntándome si podría dormir con tantas cosas en mi mente y luego, en lo que parecía un segundo más tarde, me di cuenta de que todo el mundo alrededor de mí se levantaba. Había dormido toda la noche sin sentir como si hubiera descansado.
"¿Mamá?", Dijo Lucas, incorporándose sobre un codo. Todavía estaba acurrucado detrás de mí; habíamos estado enredados toda la noche. "¿Cómo estás?"
"Bien." Kate se apartó el pelo en una cola de caballo. Su cuerpo estaba tan tenso que podría ver todos los músculos de los brazos trabajando. "Voy a subir. Necesitamos respuestas."
Solté una exclamación de desaliento, pero Lucas me puso una mano sobre el hombro alertándome. Cuando miré por encima de mi hombro, sólo dijo, "Vístete. Debemos ser parte de esto."
En plan autómata, agarré mis ropas, las mismas cosas que me había puesto ayer, y comencé a ponerme mis jeans.
Los cazadores entrenados alrededor de nosotros se prepararon y se fueron arriba en primer lugar, lo que nos dejó a Raquel y a mí solas por unos minutos.
"Parece que estamos de vuelta al uniforme." dijo Raquel, señalando a la nueva camiseta blanca que llevaba.
La Cruz Negra había guardado algunas para casos de emergencia, lo que significaba que hoy todos íbamos iguales.
"Vamos a tener que volver atrás y buscar nuestro material en los túneles. Algo podría estar bien. Espero que podamos conseguir tu broche por lo menos. "
Yo ni siquiera había pensado en el broche azabache que Lucas me había dado. A pesar de que se me hacía difícil imaginarlo perdido entre los escombros para siempre, ahora eso no era mi prioridad.
"Raquel, ¿sabes quién es al que capturaron?"
"Un vampiro." dijo animadamente. "Espera, ¿era la señora Bethany? No, ellos nos han dicho que había algo bueno."
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Saga Medianoche, Despedida
Teen FictionBianca ha abandonado Medianoche y se ha unido a la Cruz Negra, la organización mundial de cazadores de vampiros. Su nueva vida no es precisamente fácil: bajo la tutela de Kate y Eduardo, debe entrenarse con disciplina militar, cuidando de que nadie...