Minutos de Aire

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No estoy seguro de cambiar de oficio

Mi tiempo voy a imaginar.

Noches en blanco, me subo y arranco

La práctica no hace tan mal.


***


Aquella mañana fue una muy agradable y tranquila para Lincoln, era su tercer amanecer solo en casa y a pesar de lo agotador que fue el día anterior debido a todas las labores que debió realizar por sí mismo, estaba bastante descansado gracias a las horas de sueño extra que tuvo. También había perdido la preocupación que su familia le causaba debido a su ausencia, y aunque seguía sin saber cuándo es que volverían y también se sentía algo confundido de que no estuvieran aun en casa siendo lunes, como mínimo sabía que estaban bien y todos juntos. Menos él, claro.

Pero no había necesidad de preocuparse ya, estaba solo en casa por lo que no necesitaba cuidar sus pasos al caminar para evitar hacer ruido y tampoco tenía que preocuparse por ser rápido al bañarse, aunque lo cierto es que igual hizo esas cosas con prisa y cuidadosamente, la costumbre en ello no desaparecería con un par de días solo. Pero estaba bien, no sentía aquel pesado sentimiento de incomodidad ante la idea de encontrarse con alguna de sus hermanas, si quisiera incluso podría ver un rato la televisión antes de irse a la escuela, podría también salir más tarde de casa para no tener que ser el primero en su escuela y esperar sentado en aquellas butacas que aunque no eran incomodas, si cansaban tras algunas horas sobre ellas. Pero lo más importante es que el día de ayer, a pesar de los inconvenientes que eso causo, Lincoln fue hasta el supermercado y compro víveres por lo que esta mañana tendría un desayuno digno y que en verdad saciara su apetito, su madre dijo que lo único que no debía usar era la pasta, la harina y las verduras y queso ya que su padre los usaría para hacer la cena cuando regresen. Y aun cuando en realidad compro muy pocas cosas además de las mencionadas, aun así tenía cierta soltura al momento de elegir que debía prepararse para el desayuno por lo que no perdió el ánimo. Ciertamente era más desalentador pensar en aquellos ingredientes no por tener prohibido usarlos sino por imaginarse el destino de los mismos. Conociendo a su padre, aquellos ingredientes serian usados para cocinar una pasta, pero de alguna manera Lincoln podía imaginar que en realidad seria una pizza, lo cual era extraño, hacia mucho que su padre no preparaba una pizza casera debido a que no le gustaba aquel platillo, le parecía muy simple para sus habilidades en la cocina, pero seguramente Lola o incluso Lori lo convencieron. Todos en la familia aman el sabor de la pizza, y más aun cuando es su padre quien la prepara, y por lo visto seria una pizza de queso ya que compro tres tipos diferentes de este lácteo, pero ningún tipo de carne. Pensar en ello le producía un enorme antojo, pero sabía más o menos como terminarían las cosas con aquella pizza casera, por lo que no tenía expectativas muy altas.

Habiéndolo pensado un rato, sintiéndose abrumado por al fin tener más de una opción para su desayuno, Lincoln opto por algo sencillo y hasta algo humilde, la única comida que todos en la familia amaban a pesar de todos comerla de formas distintas. Tomo un par de huevos del refrigerador, donde los había puesto el día anterior, y se preparo un desayuno sencillo, solo el par de huevos, un no muy agradable sándwich de cajeta y un vaso de jugo de naranja. En realidad era solo medio vaso de jugo de naranja, el día anterior algo emocionado por la oportunidad que su madre le dio para comprar algunos víveres para él personalmente, termino por consumirlos en demasía en un arranque de gula, pero ese medio vaso de jugo sería suficiente para el desayuno. Lo primero que comió fue aquel sándwich de cajeta que tan poco apetito le provocaba, pero cometió el error de abrir aquel frasco el sábado debido a su necesidad de comer algo, por lo que ahora sería su responsabilidad terminar con él, así que hacerlo poco a poco, con un sándwich diario seria la forma más rápida, por mucho que la cajeta no le gustase. Cuando se comió el huevo revuelto, Lincoln se sintió bastante satisfecho, a pesar de no acompañarlo con nada ya que no quería tocar ningún aderezo o salsa en la casa de la misma forma que no quería gastar pan u otro acompañamiento para la comida, y es que no podía recordar la última vez que había desayunado tanto y sobre todo unos deliciosos huevos revueltos.

Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora