Doce Colores

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Ojalá entiendas, si tienes una verdad interior, es real, amigo.

Muchos ocultamos sentimientos,

Las luciérnagas ocultan reflejos apagados.

No desesperes, observa.


***

Las cosas fueron algo rápidas para Lincoln, lo suficiente como para que no pudiera concentrarse en ellas y sintiera que todo pasaba sin que él se diera cuenta, aunque eso no fue así por la sorpresa que fue toparse con dos de sus hermanas a penas entro a la casa, tampoco por la extraña sensación que le daba ser visto en aquellas condiciones por ellas, fue por el dolor que sintió en su lastimado tobillo.

La primera en reaccionar fue su hermana de rubios cabellos que claramente estaba bajando las escaleras de la casa, como siempre, con su teléfono en mano atenta a cualquier mensaje que recibiera. Se le veía sorprendida y puede que incluso algo molesta, Lincoln lo noto cuando, ante las palabras que ella le dedico, por un acto natural de reflejo, volteo a verla mientras terminaba de abrir la puerta, o al menos de abrirla lo suficiente para pasar usando la misma como apoyo debido a su cojera. Pero ahí se mantuvo la rubia, sorprendida y al parecer también tratando de procesar lo que veía, mientras que la otra hermana presente, aquella de blanca cabellera, se acerco a Lincoln con prisa. Mientras lo hacía Lincoln pudo notar como ella lo revisaba de arriba hacia abajo con la mirada, claramente estaba tratando de notar si tenía alguna herida además de aquellas que eran bastante evidentes en el rostro. La primera era aquel ojo izquierdo, que se mostraba inflamado y de un color rojo intenso, la segunda era su pie izquierdo, el cual mantenía alejado del piso y colgando de una manera que podía interpretarse fácilmente como un intento de evitar el dolor. La peliblanca tomo de la mano a Lincoln y con un jalón algo brusco, se propuso a guiarlo a la sala con la intención de revisarlo más a detalle, lamentablemente aquel jalón tomo por sorpresa Lincoln, quien aun sujeto de la puerta con la otra mano, termino por perder el equilibrio ante el apresurado paso de su hermana menor. Al sentir que podría caer, en un acto instintivo Lincoln intento parar su caída dando un paso hacia adelante, usando con ello su lastimado tobillo, lo que causo que cayera de manera algo pesada, dando un quejido ahogado en el proceso, y terminando en el suelo sujetando con fuerza su pierna izquierda, abrazándola en un intento de contener el dolor. Fue entonces que la hermana mayor reacciono, algo alterada por ver a su único hermano en el suelo, quejándose de dolor y con aquella abatida apariencia que claramente demostraba algún tipo de abuso físico.

—¡Trae a Lisa ahora mismo!— exclamo la rubia, acercándose a Lincoln y ayudándolo a ponerse de pie de nuevo, mientras la peliblanca hacia caso a sus palabras y subía algo apresurada las escaleras— ¿Qué fue lo que te paso Lincoln? Más te vale decírmelo literalmente ahora mismo— sentencio la chica, mostrándose ahora más molesta que preocupada por el peliblanco.

Lincoln se tomo su tiempo para responder, pensó bien en que es lo que podría decirle a su hermana para no molestarla aun mas, pero no fue capaz de llegar a nada. Había perdido su habilidad para improvisar y el realmente pensó que al llegar a casa estaría solo, nadie le aviso del regreso de la familia después de todo. Aunque nadie le aviso tampoco de que se iban en primer lugar, así que fue un error pensar en que lo tomarían en cuenta para tal aviso. Pero de haberlo sabido quizá durante el camino de vuelta habría pensado en alguna excusa decente para decirle a su familia, seguramente ni siquiera hubiera usado la puerta principal para entrar. Pensándolo bien, Lincoln no tenía idea de porque hizo aquello, bien pudo usar la puerta de la cocina o la cochera para entrar en casa, aunque estando en aquel estado le era difícil imaginarse siendo sigiloso y subiendo a su cuarto sin ser notado.

Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora