Horas de Plomo

255 20 30
                                    

Antes que nada quiero decir: Buen Día, Buena Tarde o Buena Noche a quien sea que lea esto.

Antes de comenzar he de mencionar que este capitulo estuvo listo unos diez días después de primero, pero no me pareció que estuviera bien escrito, por lo que termine por reescribirlo un total de cuatro veces. Y aunque admito que en lo personal siento que este capitulo pudo ser mejor, lo cierto es que este Fic es acerca de emociones y no de sucesos.

También debo mencionar que elimine los primeros cinco párrafos de este capitulo para evitar confusiones, pero eran solo para presentar contexto, confió en que el capitulo no perderá la continuidad con solo esos párrafos. Afortunadamente el tercer capitulo ya esta listo y el cuarto en proceso. Espero que disfruten la lectura y les guste el capitulo.

Cyberz Fuera. Ja Ne.

***


No estoy seguro de como lo curo

Te digo, pero te da igual.

Si maquinando una muerte eficiente

Con litros de viscosidad.

***


Aquella tarde Lincoln no estaba en el viejo parque como de costumbre, en su lugar estaba en el parque principal del pueblo, aquel que era mucho más grande y concurrido, localizado en el centro de la ciudad. Con precisión, estaba sentado en una de las bancas junto a la entrada más cercana al centro comercial, debido a su ubicación, aquella era la zona más transitada del parque y a lo largo del día, en especial por la tarde, se vería a mucha gente yendo y viniendo entre el parque y el centro comercial. Aquel tipo de lugares concurridos eran para Lincoln el antónimo perfecto de lo que él podría llamar cómodo, de verdad odiaba ver a tanta gente reunida, le era difícil no comenzar a pensar en cómo aquellas personas lo llegaban a ver de reojo por su apariencia y seguramente comenzarían a pensar cosas extrañas sobre él. Sentadas a su lado, a dos cuerpos de distancia, estaban dos chicas un poco mayores que él, quizá de la edad de Luna, hablando entre ellas y dando algunos vistazos en dirección al peliblanco entre risas, eso le ponía los nervios de punta y lo hacían sentir patético. No podía saberlo con certeza, pero no le era difícil imaginar que aquellas chicas lo volteaban a ver y después decían algún comentario despectivo sobre él, lo cual las hacía reír. Seguramente hablaban del color de su cabello, siempre era lo primero que la gente notaba de él, de lo maltratado que estaba también, o de lo descolorida que estaba su ropa, de cuan viejos y sucios estaban sus tenis que a pesar de ser blancos estaban tan percudidos que se veían amarillentos, del extraño trozo de tela desgastada que traía entre sus brazos, la posición encorvada en la que se encontraba, su piel ceniza y algo maltratada. Podría ser cualquiera de esas cosas, o todas a la vez, no le sorprenderían en absoluto, tenía una lista enorme de personas que habían hecho eso antes, incluidas algunas que eran miembros de su familia. Aquel no era el tipo de lugar en el que él quisiera estar, pero por ahora permanecería ahí, la paranoia que sintió en la escuela aun estaba presente y la única forma de calmarla era estando ahí, si alguien en la escuela realmente estaba siguiéndolo, entonces un lugar lleno de gente y potenciales testigos seria el lugar más seguro.

Aun en aquel lugar, con aquella postura encorvada recargando sus codos sobre sus piernas, mientras uno de sus pies se movía frenéticamente por culpa de la ansiedad y su cabeza colgaba por completo, tratando con ello de ocultar su rostro, Lincoln trato de pensar en algo que le pudiera distraer. En esos casos lo que siempre llegaba a su mente en primer lugar era sin duda Ace Savvy, su personaje favorito de los comics, el cual en realidad era una muy buena forma de mantenerse entretenido. Cuando Lincoln comenzó a quedarse sin dinero, muy a su pesar debió tomar la decisión de economizar sus gastos, y como es obvio, obtener comics nuevos fue una de las primeras cosas que Lincoln dejo de hacer para evitar aquel gasto. En principio aquello no fue tan malo ni tan notorio como podría parecer tomando en cuenta que Lincoln solía visitar la tienda de comics de manera regular y aprovechar para leer los ejemplares que estuvieran en exhibición. Aquello estaba permitido por el dueño de la tienda bajo la creencia de que llamaría la atención de los clientes y los incitaría a comprar algo, cosa que la mayoría de las veces se cumplía. Todos preferían leer solo un par de páginas antes de comprar el ejemplar para terminar de leerlo en la comodidad de sus casas y no de pie en aquella pequeña tienda de comics la cual tenía bastante clientela y por ello llegaba a ser algo agobiante. Lincoln tomaba provecho de aquello, aunque no demasiado, sus visitas a la tienda se limitaban a tres o cuatro por semana, y no eran muy largas tampoco, solo lo suficiente para que Lincoln avanzara un poco en la lectura del comic o terminara con él, su intención no era ser un problema. Pero el dueño de la tienda, a pesar de ser alguien amable y permisivo, tuvo que poner una advertencia a Lincoln por su comportamiento. El sujeto jamás vio a Lincoln de mala manera, pues era solo un niño después de todo, y más aun, un niño al que solo vio acompañado un par de veces, siempre estaba solo, pero parecía disfrutar de los comics con mucho gozo. El podía entenderlo, de niño también le fue complicado hacer amistades, en especial por sus gustos que en aquella época eran bastante menos populares y mucho más mal vistos que ahora. Además de eso Lincoln era un buen cliente, de manera diligente Lincoln compraba cada ejemplar de Ace Savvy que llegaba a la tienda, tanto la publicación quincenal que correspondía a la historia principal y más infantil, como los tomos trimestrales de la novela grafica que, aunque estaban clasificadas para público adulto, el sujeto no tenia reparos en venderle al niño que siempre estaba dispuesto a gastar cada centavo que poseía en esos productos. Aquella tienda era pequeña y difícilmente conseguía productos de colección o de gama alta, pero cuando se trataba de Ace Savvy, el vendedor podía estar seguro de que se vendería ya que el niño de cabello blanco lo compraría de inmediato o haría un trato con él para evitar que se venda a alguien más hasta que el consiga el dinero completo. Pero cuando Lincoln comenzó a visitar la tienda solo para leer los comics que tenía en exhibición y sin comprar nada, tuvo que hacerle saber que aquello era una tienda de comics y no una biblioteca pública. Podía leer el comic un poco, pero solo si su intención era comprarlo. Para su pesar el vendedor debió de advertirle a Lincoln un par de veces más sobre aquello antes de que el niño cambiara su actitud. Recordarlo lo ponía de mal humor, aquella vez tenia algunos asuntos pendientes que mantenían su mente algo agitada, así que cuando vio a Lincoln no pudo evitar desquitarse un poco con él, incluso le amenazo con prohibirle la entrada a la tienda de repetir aquello que hacía. Había sido solo un regaño excesivo el cual realmente no tenía planeado cumplir, pero esa fue la última vez que vio a aquel niño de cabello blanco. Eso lo hacía sentir algo mal consigo mismo ya que sabía que la suya era la única tienda de comics en aquel pueblo, por lo que seguramente ese niño, asustado ante lo que le dijo, prefirió abandonar su gusto por los comics. Cosa que comprobó cuando algunos meses después el niño volvió a la tienda con la única intención de vender su colección de comics. Era bastante amplia y aunque se enfocaba en un único súper héroe, tenía artículos muy valiosos. A manera de broma ofreció una cantidad arbitraria y bastante baja por ellos, tratando de provocar al chico y con ello conseguir iniciar una conversación, pero lamentablemente aquel niño acepto de inmediato, a pesar de la mirada decaída y lastimera en su rostro, no regateo ni puso pero al dinero ofrecido. Era obvio entonces que aquel niño había quedado afectado por lo que el vendedor le dijo tan duramente en su anterior visita.

Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora