You can watch me

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Ser una modelo para artes plásticas no es difícil. Bueno, solo cuando te tienes que desnudar por primera vez. No es que Momo sea insegura, no. Claro que no, solo que su primer desnudo llegaría pronto.

Hasta el momento solo había posado con sábanas sobre su cuerpo o lindos vestidos. Su convenio con la Universidad de Artes más prestigiosa del país le deja un cheque gordo. Era la recompensa de haber dominado su cuerpo a tal grado de no moverse por una hora. Generalmente solo tensa y destensa los músculos para sentir un poco de alivio.

—Entonces, ¿aceptas? —La señora Son le pregunta. Bueno, más que señora, maestra reconocida en la universidad. —Será una semana de cursos intensivos. Estarás con otras dos modelos que trabajan en el turno matutino. —explica a detalle, sus grandes ojos negros la miran esperando ver un astibo de aceptación.

—¿Tendré descansos entre los talleres? — Antes de aceptar cualquier oferta, siempre se asegura de sus condiciones. —Y me gustaría saber de cuanto estamos hablando.

La maestra Son la sigue mirando, entrecierra los ojos y suspira. —Claro que sí. Serán tres horas por taller. Un grupo por "jornada" —dice haciendo comillas con sus dedos. —Obviamente en esas horas habrá descansos tanto para ustedes como para los chicos. —Del cheque no te preocupes, se te pagarán al triple las horas. Sabemos que tus jornadas son cortas y bueno, estamos hablando de que poses desnuda para algunas clases.

Momo se rasca la cabeza, está sobrepensando sus opciones. Tenía sentido pues después de estos talleres la universidad salía de vacaciones de verano y no habría clases hasta dentro de dos meses y medio. Su contrato estipulaba que las vacaciones no serían pagadas.

Ni modo.

—Está bien. —La maestra Son aplaude emocionada.

—Muy bien querida, te esperamos el lunes por la mañana a las siete. —¿Tan temprano? Boo estará enojado con ella, nunca sale de casa tan temprano.

Se despiden y Momo se dirige a la estación de autobús. Aunque tenía dinero suficiente para poder comprar un carro, no quería gastarlo. Su sueño era tener un departamento propio, uno bonito y bien equipado.

Además el transporte no era tan malo, bueno, casi nunca. Había días como ese viernes donde el camión se llenaba a tope y su cuerpo quedaba entre otros más. Se aferra a la bolsa que cuelga de su brazo izquierdo y suspira cuando por fin puede bajar. Camina unas cuadras y llega a casa.

Boo saluda con brincos y sollozos lastimeros. Momo sabe que en realidad tiene hambre, y bueno tal vez si la extraña un poquito.

Después de su rutina habitual se recuesta en su cama. Su departamento es pequeño y apenas alcanza para ella y su mascota, sin embargo es cómodo y acogedor. Cierra los ojos y lo último en lo que piensa es que pronto estará bien.

El lunes por la mañana es agitado, demasiado. Está casi arrastrando los pies, tuvo que levantarse a las cinco de la mañana para preparar todo; bañarse, dejar comida para boo, preparar su desayuno y un snack. No tenía idea que iba a comer por la tarde.

Después de unos minutos caminando por el gran campus, llega donde están los casilleros para maestros y ayudantes. Va al propio y deja su bolsa. Toma su celular y su liga para el cabello. Mandó algunos mensajes, aún hay tiempo.

Una voz dulce entra al lugar. —Pues no sé, Mina. Tal vez necesitaremos buscar un nuevo roomie. —Momo no puede evitar voltear a ver a la chica desconocida, su mirada se dirige a la pelinegra de cabello largo que está caminando a su lado. Se tensa un poco cuando la castaña va a su casillero. Está a lado del suyo.

Honestamente Momo siempre tuvo curiosidad de saber a quién le pertenecía el espacio decorado con stickers. Le parecía un poco infantil. Por el contrario, la otra desconocida va al casillero que queda frente al de Momo.

Masterpiece- MISAMODonde viven las historias. Descúbrelo ahora