Masterpiece- MISAMO

Marshmallow

Antes de salir de casa, se asegura que el costal de comida para Boo quedé en un lugar muy alto, para que no lo alcance. Momo lo mira con ojos entrecerrados, con algo de recelo por haberla mantenido despierta limpiando su desorden por la madrugada.

Durmió apenas tres horas y su cabeza duele. —Más te vale que todo esté como lo he dejado, perro malcriado. —Boo echa las orejas hacía atrás y suelta un gemido lastimero. —No, sigo enojada contigo.

Aún con esas palabras, Momo lo acaricia antes de salir para su último día de talleres. Después de eso, habría evaluaciones en la Universidad, pero no se necesita la presencia de modelos hasta el siguiente curso, por lo que sus vacaciones comenzarán el día de hoy.

En el camino, Momo piensa en la decisión que tomó la noche anterior. Cierra los ojos y analiza, estúpido Boo. Si no fuera por él, probablemente hubiera tardado más en dar el sí, aunque dentro de ella desde el comienzo quería aceptar.

Está en el área de ayudantes, ha llegado temprano y sonríe al ver el locker de Sana. Se ha agregado un sticker, uno de los osos escandalosos. —¡Momo! —esa voz, dulce y aguda.

Vienen llegando, de la mano. Mina sonríe y saluda con su mano, aún medio dormida pero feliz de ver a Momo. —Hola, chicas. ¿Cómo durmieron?

—Excelente con la noticia que nos diste ayer. —Mina dice, yendo a su propio espacio para dejar las cosas que trae consigo. Está vez, Momo espera por ellas.

Al llegar al salón habitual, se encuentran con una cantidad muy grande de alumnos, algunos ya tomaron asiento en sus respectivos lugares mientras que otros están siendo guiados por Chaeyoung.

—¡Que bueno que llegan! Hoy será un día largo pero productivo. La clase es al desnudo— Chaeyoung sonríe ampliamente, observando mejillas rojas en las japonesas.— No hay tiempo que perder, vayan a prepararse.

Momo va caminando, con las manos en la cara. No sabe si está lista para verlas desnudas de nuevo, no cuando desea tenerlas para ella sola.

No cuando el reloj marca las siete y diez de la mañana.

—Tranquila, Momo. Solo no mires mucho— susurra Sana en su oído de manera juguetona. Momo la mira con recelo buscando ayuda en Mina, pero ella está peor; respirando agitadamente y todo.

—Ya basta, hay que cambiarnos— dice Mina.

Momo aguanta la risa y le da un codazo a Sana, quien entiende al instante. —Minari, es más bien todo lo contrario.

Los alumnos escuchan un chillido que viene del fondo, donde están las modelos. Momo y Sana ríen de ella y una en una van entrando al cuartito para después salir solo cubiertas por una bata blanca.

—¡Bien, muchachos! Espero que hayan traído sus materiales porque está sesión será larga. —Chayeoung se encuentra en el centro del lugar, detrás de ella hay un colchón con una sábana beige y otras dos más están en los brazos de Momo. —A ver chicas, recostadas en el colchón, está vez podrán adoptar la posición que gusten. Solo necesito sus rostros y torsos frente a nosotros.

Momo es la primera en acomodarse sobre el colchón. Ya no hay tanta timidez como antes, ahora solo un atisbo de incomodidad de que tantas personas la vean desnuda, pero se va tan pronto como Sana se recuesta a la altura de la boca de su estómago.

Casi quiere suspirar, pero no puede. Había pasado tan solo una noche de la noche y ya las había extrañado mucho. Mina por su parte se acuesta detrás de Momo, con ayuda de algunas almohadas queda casi sentada con Momo recargada en su torso.

Ellas saben que va a doler mantenerse así por mucho tiempo, pero no les importa cuando están presionadas entre ellas, Momo siempre en el medio. Chaeyoung deja caer una sábana naturalmente sobre ellas.