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Lang Qianqiu estaba en su mundo onírico. Nuevamente la bola verde estaba flotando a unos metros de él, otra vez corrió y posó su mano bajo ella...

Pero por primera vez, después de parpadear, debajo de él se encontraba aquel hombre de ojos esmeraldas y piel pálida. En su visión, tenía su pelo negro en una media coleta y sus colmillos eran un poco más prominentes que en la realidad, movió su boca pero no lo escucho. Hasta que confusión y frustración invadió su pecho, así como un fuerte martillar en su corazón y esa sensación de muerte más abrumante de lo normal, lo invadió.

Ambos, sin saberlo despertaron al mismo tiempo. Con la respiración agitada, el corazón desbocado, sudando y con un leve quejido del cuál salía una palabra que desconocían cuál era su significado.

Qi Rong reconoció inmediatamente su habitación, estaba en su cama con las luces apagadas. No recordaba como había llegado ahí, pero suponía que Shen y Luo eran los responsables.

Se levantó de manera abrupta y un mareo lo volvió a acostar... Resultado de su deficiente dieta y pocas horas de sueño.

En otra habitación Lang Qianqiu, vio todo lo que se encontraba a su alrededor, esa cama, las sábanas, el tocador y el cuarto en general se le hacía desconocido. Lo último que recordaba era que estaba en la cafetería de enfrente de la escuela y lo había encontrado, pero la persona se desmayó y después de escuchar una voz, vio un conjunto de imágenes que lo hicieron colapsar también. Sentía un ligero dolor de cabeza, busco con la mirada y encontró su portafolio a un lado de la cama y su celular en la mesita de noche, cuando lo tomo para ver la hora tenía más de cincuenta llamadas perdidas y cientos de mensajes. Poco a poco regresaba a la realidad, y su mente por fin recordó algo importante... El día anterior fue viernes, llegaba Lee Tao al departamento... Y eran las 4.50 de la mañana del sábado.

— Mierda.

Abruptamente se levantó, tomo sus cosas y abrió la puerta.

Y justo de la habitación de enfrente la puerta también se abrió, dando paso al pelinegro que se quedó congelado en el marco de la puerta con sus ojos abiertos.

— ¿Qué haces aquí?

— Yo...

Ambos, frente a frente se quedaron mudos. Esas sensaciones de sus sueños seguían presentes, sus manos picaban, querían tocar la piel del contrario, los pies de Qi Rong querían correr para que su cuerpo se pose entre los brazos de Lang Qianqiu, este último sentía sus brazos vacíos.
Ambos cerraron sus puños evitando, tal vez, que el contrario se diera cuenta de sus deseos.

— ¿Me desmaye?

— Oh, sí. Eh... sí.

— ¿Y tú?

— Eh... También... Creo — Lang Qianqiu, sintió su celular vibrar.

— Lo siento. No sé... No sé que pasó en realidad — A-Rong se abrazo a si mismo mientras soltaba un suspiro, se había sentido como en un sueño, pero el tenerlo enfrente le recordaba que todo había pasado—, discúlpame si actúe sin pensar. Ni siquiera nos conocemos yo-

— No, no, no... No tienes que disculparte. Yo fui el imprudente, y te perturbe. Discúlpame, no fue mi intención el que te pusieras mal.

— No para nada, no fue tu culpa. No he dormido bien, ¿Sabes? Y mi alimentación no es muy buena, supongo que mi cuerpo no aguanto más.

— ¿Pesadillas?

— Algo así... En realidad supongo que son... ¿Recuerdos?

— ¿Mmmh?

El ojimiel había ladeado su cabeza y ante Qi Rong se veía adorable ocasionandole un ligero sonrojo a su pálido rostro.

Fingiendo una tos, prosiguió a responder.

ℝ𝕖𝕖𝕟𝕔𝕒𝕣𝕟𝕒𝕔𝕚ó𝕟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora