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Ese sábado había muchas cosas que hacer para todos.

Lang Qianqiu llegó a su departamento aún con la sonrisa tonta en su rostro, la calidez seguía ahí. El rostro de Qi Rong aún podía divisarlo en su mente.
Durante todo el trayecto estaba planeando como empezar a cortejarlo.

Cómo había pensado en la mañana, quería compartir su vida con él, quería verlo despertar en las mañanas, quería abrazarlo y tomarlo de la cintura, intuía que sus manos encajarían perfectamente en sus finas curvas, quería trenzar su cabello... Quería que todas sus mañanas fueran como esa. Y anhelaba con todo su corazón el probar esos labios pálidos.

Tomo un baño y se arregló, aún tenía el asunto pendiente con Lee Tao.
Recordando que había apagado su celular, lo regreso a la vida y este inmediatamente empezó con el repiqueteo de mensajes. Tenía incluso más que la noche anterior. Y gracias a ellos sabía que su prometida seguía en la ciudad, así que fue a verla.

No fue difícil llegar, incluso encontrar su habitación fue sumamente sencillo.

Y ahí estaba, enfrente de la puerta de madera blanca con el puño levantado a punto de tocar, respiro profundo un par de veces, incluso cuando ya había pasado unas cuantas horas desde la llamada, las emociones negativas se sintieron tan recientes que su boca empezó a tener un sabor amargo.

Tocó y al estar el pasillo tan silencioso, los pasos detrás de la puerta se escucharon de manera lenta.

— ¿Quién es?

— Lee Tao.

El repiquetear de la puerta se hizo presente, la puerta se abrió dejando ver a una mujer bajita de largo cabello negro y ojos verdes, los cuales estaban rojos, hinchados y aún derramando lágrimas, el ojimiel mentiría si dijera que le dolió ser el responsable de esa escena, simplemente fue incómodo verla así, no creía que estuviera tan enamorada de él.

No pudo evitar el abrazo que lo envolvió, ni mucho menos el beso que llegó a sus labios, la separó de inmediato pues su corazón dolía y el lindo barista ojiverde llego a su mente cuando su cuerpo fue estimulado por una persona ajena.

— Viniste, viniste — la joven, había aumentado sus lágrimas y estaba aferrada al pecho del contrario, no le había importado que prácticamente la había empujado con sus muestras de amor—, sabía que vendrías. Sabía que sí me querías. Tú -

— Entremos Lee Tao, no es —Lang Qianqiu la tomo de los antebrazos y sin ejercer tanta fuerza la despegó de él, cuando su visión se llenó de esa imagen tan lamentable, no pudo evitar soltar un suspiro fastidiado —, no es lo que crees.

Hipando, la joven Lee se dejó llevar por el alto. Entraron a la habitación, la cual tenía varias cosas destrozadas, varios cuadernos estaban tirados alrededor de la cama, un lindo vestido verde estaba en la esquina de la habitación y un par de cajetillas de cigarrillos estaban en la mesa de la sala.

— ¿Volviste a fumar?

La ojiverde, se encontraba abrazada a si misma, estática a un lado de la cama, miraba el piso, sin responder.

Con paciencia Qianqiu ordenó la habitación. Su mente era un caos, no quería que por su culpa ella recayera en su vicio, ni mucho menos esperaba que la reacción fuera tan grande. Retrocediendo un poco su mañana, se dió cuenta que había sido muy insensible con la joven de la habitación. Estaba ensamblando las piezas del gran rompecabezas y se dió cuenta por fin de algo. En realidad nunca la había querido, y mirándola bien, tenía muchas similitudes con Qi Rong. El cabello largo negro, la estatura, las cejas, los labios, la cintura pero sobretodo eran esos ojos verdes que añoraba y lo habían hecho sentir lleno.

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⏰ Última actualización: Jun 12 ⏰

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