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Eran las nueve de la mañana, Binghe y Shen bajaron para comenzar la limpieza y cocinar, para que cuando bajara Qi Rong, todo estuviera listo para abrir la cafetería.

Mientras tanto, en el piso superior un hombre de ojos dorados se encontraba lavando los platos y el chico de ojos verdes estaba limpiando la mesa para ir a tender las camas.

No habían hablado desde que la pareja bajo, pero los ruidos que hacían daban a entender que no se encontraban solos y eso los reconfortó, pues por primera vez se sentían acompañados.

- ¿Qi Rong?

El ojiverde se exaltó al escuchar nuevamente su nombre en la voz del profesor, esa extraña sensación de hormigueo lo invadió.

- ¿Sí?

La mirada verdosa cayó en la mirada dorada.

- ¿Podemos hablar?

- Cla-claro.

Ambos se acercaron al sillón de dos piezas, tomaron asiento rozando sus hombros y estando tan rígidos que estaban mirando la pequeña plantita que se encontraba en la mesita de estar.

Lang Qianqiu no sabía que le pasaba desde la tarde del día anterior, él era conocido por ser elocuente y seguro de sí mismo, cualidades que ahorita no parecía tener pues el bajito le ocasionaba cierto malestar y un desborde de emociones que alteraban su conciencia.

En cambio Qi Rong, estaba lleno de confusión en todo su menudo cuerpo, una parte de su mente gritaba que lo abrazara, que lo besara e incluso que se posara en sus muslos mientras pasaba sus brazos alrededor de su cuello para olerlo y tenerlo cerca de sí pero la otra parte le decía que huyera, que no era bueno estar a su lado, en la mañana lo había sentido pero ahora al estar más cerca la intensidad había aumentado.

- Hace un momento... Tú...

El ojiverde necesitaba canalizar el nerviosismo que lo estaba invadiendo, no quería tener un ataque de ansiedad frente al guapo ojimiel, así que comenzó a frotarse los nudillos mientras movía de manera constante su pie.

- Escuché una palabra, creí que todos lo habían hecho, pero al parecer no... Jajaja, creo que los sueños me están volviendo loco - una sonrisa se poso en su rostro, pero era una sonrisa triste.

- No, no... Yo también lo escuche, no te estás volviendo loco - Qianqiu se había percatado del cambio corporal que había tenido el bajito, así que supuso que estaba triste.

Sin pensar, lo tomo de la mano y ambos, al mismo tiempo, voltearon a verse conectado sus miradas una vez más.

Cada que ese evento sucedía era como si el tiempo se detuviera y una imagen parpadeante se sobreponia.

Qi Rong, veía al contrario con una cinta roja en la frente y un tocado en su cabeza y Lang Qianqiu lo veía con los colmillos más prominentes y ropas verdes.

El pecho del bajito comenzó a doler, así que le apretó la mano mientras formulaba la pregunta que quería hacer.

- ¿Qué pasa?, ¿te lastime?

La mano que había tomado, era la que tenía el corte, así que el ojimiel comenzó a dejar leves caricias con su pulgar en el dorso de la mano contraria.

- No, es... Mi pecho... Duele.

- ¿Mucho?

El profesor de biología, aquel que durante toda su vida parecía no interesarle los malestares de los demás, se esfumaba estando a lado del barista.
Estaba preocupado, no quería que el contrario sintiera algún tipo de dolor, la frustración que sentía incrementaba cada vez que veía al contrario con malestar.

ℝ𝕖𝕖𝕟𝕔𝕒𝕣𝕟𝕒𝕔𝕚ó𝕟.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora