⚫️Capítulo 3

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Es deplorable pero en el fondo lo ansía, lo desea y al mismo tiempo lo detesta.

¿Qué fue lo que provocó un cambio tan radical en sus sentimientos? ¿En qué momento todo se erradicó y comenzó a verlo como lo único real? Empezó como una obsesión que lentamente fue convirtiéndose en algo más. ¿Cómo pudo caer en el primer error que se conoce desde el momento de conocer a Dazai?

No te enamores.

Sin embargo su inconsciente no hizo caso a tal advertencia. Se lanzó por completo a un abismo sin final. Y es por eso mismo que lo califica de deplorable, enfermo, trastornado y se cuestiona el por qué, ¿por qué ahora?, ¿por qué él y no el otro? Por eso mismo es enfermizo, sus propios sentimientos le causan repugnancia, inseguridad y sobretodo impotencia. ¿Se ha enamorado de él solo porque no pudo salvar al otro? ¿Por qué el otro salto? No, aunque se lo cuestione y dude de su respuesta sabe que esa no es la causa principal,mas, indagar en otra posibilidad le causa vergüenza y aumenta su incertidumbre. ¿Por qué? ¿De qué? La segunda pregunta es más fácil de contestar. Se enamoró justo de la diferencia, de la suavidad con la que lo trata, de su sinceridad desbordante, que lo considere un igual, alguien con quien puede hablar incluso si está ebrio y no puede caminar, le gusta esa etapa que ni de chiste pudo observar en su realidad. Le gusta que confíe, que lo haga partícipe de sus planes extravagantes y luego tengan que recurrir a otra estrategia porque la primera no funcionó. Eso, estar los dos juntos, siempre aunque Dazai sea más inteligente y pueda actuar solo, le gusta que lleve con cuidado y no lo deje. Esa diferencia, esa sinceridad, esa bruma de tristeza que no intenta ocultar pero que tampoco lo devora. Algo que se ve, se siente pero con lo que se puede coexistir.

Le gusta la nitidez de su mentor.

Sin embargo, aunque sabe la causa lo que le parece por completo desconocido es él por qué, ¿por qué tuvo que caer tan bajo? Romper sus propios límites, y pensar en Dazai como algo más que un superior, eso es lo que lo abochorna, lo que le hace dar vueltas y vueltas sobre el futón en las madrugadas sin dejarle dormir. Se ha enamorado de su mentor, quien lo mira con lástima y cada vez que tiene oportunidad le pide perdón.

¡¿Perdón de qué?!

La noche insomne lo devora, le tira millones de insultos y le indica que lo mejor es que deje ese sentimiento repugnante; no puede. Por más que lo intente, el amor sigue rasgando las paredes de su caja torácica, le muerde la base de la garganta y le embelesa la mirada. Sí, en los más denigrante término. En un amor que jamás será correspondido y al mismo tiempo le provoca arcadas. ¡Se enamoró de la lástima de alguien! Todo su orgullo, que es una pizca minúscula de arena se disuelve, termina en nada.

No obstante, al final de cuentas, pese a su propia repugnancia, el sentimiento está y en el fondo lo ansía. Le hace sonrojar y sonreír con ingenuidad.

-Tienes una bonita sonrisa, Atsushi- le dice su mentor cuando regresan a casa después de una misión en la cual, curiosamente, Dazai ha terminado medio ebrio.

El cumplido le hace carraspear, distorsiona su expresión y le hace arder en una fiebre cándida. Lo está quemando, pero su mente no resiste la felicidad del momento, tiene que pensar en alguna excusa para justificar su comentario.

-¿Eso también le decía al otro yo?

La idea de qué tal vez no le esté coqueteando a él, sino que sea parte de su personalidad seductora le tranquiliza y así vez rompe con sus deseos. Es en medio de esos pensamientos corrosivos que Dazai le jala de la corbata hacia un callejón, un movimiento sutil pero lleno de energía.

-No lo sé- le responde tocándole la mejilla, dirigiéndole una mirada insistente, sumamente demandante- tú tienes sus recuerdos, ¿por qué no me lo dices?

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