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"Hasta luego, Monkey man!" Se despidió cierta chica de cabello negro y mechones verdes, caminando en la dirección contraria a su amigo. MK solo se giró para hacer un gesto de despedida con la mano y continuar su caminata hasta su destino. Hace no mucho logró mudarse a una casa propia de doble piso. Era hermosa y bastante acogedora a pesar de su gran tamaño. Pigsy estaba muy orgulloso de él y también feliz ya que finalmente podrá crear un establecimiento de dos pisos. ¡Atraería a mucha más clientela!

MK solo soltó una risa nasal ante ese pensamiento, viendo como el hombre lloraba lágrimas de orgullo y felicidad por él, además de pena por no querer que se fuera todavía a pesar de constantemente decirle que algún día lo hecharía del trabajo. Con cuidado tomó las llaves de su hogar, abriendo la puerta lentamente puesto a que no tenía ninguna prisa por entrar.

Todo estaba super oscuro, pero no le angustiaba tal cosa. Después de todo, puso casi un millar de sellos mágicos sobre cada rincón del hogar. Nadie sospechaba ya que lo hizo bajo la excusa de tener protección en caso de que alguien ataque, haciendo enfasis en la ocasión en que Red Son una vez entró a su casa por la ventana y nadie lo notó hasta que decidió salir por su cuenta.

Hablando de Red Son...

MK se quitó su chaqueta amarilla y la dejó sobre el sofá, caminando hasta una pared bajo las escaleras. Presionó sus dedos sobre la madera y la misma fácilmente se abrió, como una puerta. Escondida, indetectable. Sonriendo de una forma muy diferente a la habitual entró y cerró la puerta detrás suyo.
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Hace unos meses la familia Demon Bull sufrió una gran pérdida. Red Son, hijo del gran DBK y PIF, había desaparecido. Sin dejar nota, ni mensaje, ni nada; llegaron a pensar que se había escondido pero eso era imposible, llegando a la conclusión de que ha sido raptado por alguien que no le temía ni un poco a la muerte. Buscaron como locos los 4 primeros meses, amenazaron con destrozar el mundo entero con tal de encontrar a su hijo. Sin embargo, Nezha y Sun Wukong lograron llegar a un acuerdo entre ellos para que no se desate una guerra innecesaria.

Encontrarían al chico... algún día. En el reino celestial se tomaban turnos de búsqueda incesantes, Sun Wukong y Macaque buscando personalmente al chico de igual forma que todos los amigos de MK.
Pero, nadie sospechaba nada.

Al bajar las escaleras logró llegar a su sótano. Estaba gastado y horrible. Con un olor a orina y excremento bastante pronunciados, además del aroma a humo, óxido, humedad y sangre. Justo ahí, en aquella cama que poco a poco se hacía polvo, reposaba un chico de cabellera roja...

Red son.

Ese mismo chico que buscaban sin cesar día y noche.
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Sonriendo se acercó y acarició suavemente su muslo. Llevando sus dedos a aquella zona vendada de la misma pierna. Tocó suavemente, pasando sus dedos por los bordes, admirando como faltaba todo el resto de la extremidad. Dios, amaba verlo así. Oír su quejido de dolor y ardor fue magistral.

"Dulcecito, ya llegué a casa~" dijo con cariño, una voz melosa y enferma al mismo tiempo. Sádico, frío; haciendo temblar a la víctima. Red subió la mirada únicamente para encontrarse con aquellos vacíos ojos negros. "¿Me extrañaste, dulzura?" Preguntó, oyendo como gimoteaba e intentaba mover la poca extremidad que tenía por brazos. "Awww~ eres tan lindo~♡"

"A-abra‐..zo" suplicó, casi llorando por tener un mísero abraso, moviendo sus muslos que eran lo único que tenía por piernas. Desnudo, lleno de marcas, lleno de recuerdos horribles...

"Por su puesto, dulcecito" MK lo sentó sobre la cama y tocó sus muslos. "Eres adorable~" sin poderlo evitar besó su cuello, moviendo sus manos debajo de su trasero para poder cargarlo. Se volteó, sentándose sobre la cama y dejando a Red Son sentado en su regazo. "Ya, ya~ tranquilo, no llores. Ya estoy contigo, ¿lo ves? Estoy a tu lado, tocando tu lindo cuerpo... ¿ves porqué ya no hay que llorar?" El pelirrojo asintió, escondiendo su rostro bajo la mandíbula del otro, olfateando silenciosamente su aroma. Sin embargo, su piel se erizó cuando sintió unos dedos arrancando la cinta adhesiva gris lejos de su coño. Oh no, no esto de nuevo. Comenzó a temblar.

"Vamos a divertirnos esta noche... prometo que después de llenar tu linda vagina y pequeño útero, voy a darte algo de comer. Ya sabes que tienes que hacer... tienes que evitar perder al bebé esta vez; dame un hijo, y todo estará más que bien~" gruñó en su oído, viendo como Red Son emitía chillidos lastimeros. No quería, pero a diferencia de todas las otras veces... finalmente no puso resistencia a lo que estaba por pasar.

LMK One-shortsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora