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The extinguished fire.

(Este corto está basado en un AU creado por mi. En donde Red Son recupera a la fuerza el fuego Samadhi ya que su alma literalmente estaba incompleta sin este poder. Es como si le quitaran un órgano vital, un trozo de alma alejado de él sin su consentimiento. Mei no le tiene odio por esto, ella lo ayudó y aceptó que su amigo necesitaba este fuego a pesar de que todos querían volver a quitárselo para regresarselo a ella. Se hicieron muy buenos amigos por esto. Y Red Son se siente más que feliz por tener su fuego de vuelta.

Ah y, es también un rol. La historia ya la tengo hecha en mi cabeza pero, bueno, como el rol no ha avanzado mucho hice esto por una idea que me llegó a la cabeza, en donde Red ya se siente completo y cálido. Él ya no necesita su largo cabello.)

Han pasado ya 6 meses desde aquella vez en que recuperó su fuego. Lo ha estado manejando sorprendentemente bien ya que con cada día que pasaba podía sentir más flamas alimentando su alma. En todo este tiempo por fin había dejado de sentirse vacío; de sentirse a la espera de algo inalcanzable e anteriormente imposible. Si no fuese por la comprensión de Mei, probablemente se lo habrían arrancado a la fuerza sin su consentimiento.

Estaba bien, eso ya no era un problema para él, todos entendieron lo que le había estado pasando y sus motivos para hacer un ritual que le devolviera su fuego. Sin embargo, Red Son estaba pasando por otro problema ahora.

El cabello largo.

Antes lo había dejado crecer por su madre ya que ella encontraba un distractor agradable el cepillar su larga cabellera en aquellos días en los que se entristecía por el encarcelamiento de su padre. Luego solo lo dejó por ser parte de su apariencia y personalidad. Para luego darse cuenta de que solo se había quedado con su cabello largo por cierto... frío que recorría su espalda todos los días a todas horas. Era aquel vacío atacando su alma otra vez. Realmente eso no era algo que le gustara recordar. Esos malos días en lo que se encontraba en la búsqueda de algo en su vida y no saber bien qué hasta varios años después.

Suspiró tranquilamente mientras se miraba en un espejo, acariciando las puntas de un mechón revoltoso de su cabellera roja. Sí, ya no necesitaba tanto cabello. Ni por apariencia, ni por frío.

Caminó hacia uno de los cajones de su habitación, tratando de encontrar algun objeto afilado que le ayude. Lastimosamente no tenía nada a la mano, pero probablemente haya algo en su taller. Decidido salió del cuarto en busca de ese algo, muy tranquilo, sin pasos apresurados.

Desde que le regresaron el fuego Samadhi ha cambiado muchísimo. Sus problemas de ira mejoraron muchísimo y ya no parecía desesperado ante la más mínima muestra de afecto por parte de sus padres. Se alimentaba bien, dormía en su habitación en lugar de caer dormido en su taller; definitivamente muchas cosas cambiaron para él. Incluso ahora era capaz de aceptar a esos mortales tan molestos como sus amigos, sin sentir necesidad en pelear por la dominación mundial nuevamente.

Arreglar ese hueco tan oscuro en su alma le había hecho una persona muchísimo más estable, incluso Sandy estaba orgulloso de oír sus avances personales cada que se reunían para tener una terapéutica charla bebiendo un relajante y aromático té dentro de ese bote/casa marina.

Mientras sus pasos sonaban por los pasillos del castillo logró oír sin querer la voz de su madre. Oh, ese era otro detalle. Debido a la acción impulsiva que tomó para obtener su fuego de regreso, además de todo su avance personal y amigos nuevos, su relación con sus padres estaba algo... quebradiza.

No era tan fina como parecía, pero si lo suficiente como para hacerte sentir caminando por un vidrio fino y agrietado. Rompiéndose a cada paso erróneo.

Red Son había agarrado mucho resentimiento hacia sus padres por lo que le hicieron. Quitarle el fuego Samadhi solo le afectó y le hizo sentirse miserable con cada cosa pequeña. Sabía que ellos no eran conscientes del daño real a su alma, tan solo pensaban en la seguridad del mundo y en la de su hijo, creyendo que al hacer eso todo estaría bien y no habría ningún tipo de efecto secundario. Ellos creyeron que su pequeño estaba salvado, y como él nunca habló de cómo se sentía, tampoco pudieron llegar a la conclusión que de era la falta del fuego Samadhi quien le hacía sentirse así.
Sin embargo, eso no quitaba el hecho de que se sintiera pisoteado por sus propios progenitores.

Aún quedaba un muy largo camino para el perdón. Para sentirse preparado de verlos al rostro y así ser capaz de dar y aceptar disculpas.

Giró la cabeza y miró en dirección de esa voz, viendo a su madre hablar con uno de los Bull clones con su largo y hermoso cabello negro completamente suelto. Al parecer ella ya no tenía ningún intentes en verse imponente al hacer cuernos con su pelo.

Pasó de largo. Hoy no quería estresarse a si mismo al intentar saludarla o desearle un buen día. No la odiaba, pero el resentimiento seguía ahí. Aún necesitaba un par de sesiones más con Sandy antes de sentirse preparado para algo tan básico y trivial como eso.

Entonces entró a su taller.

Hace 6 meses, este lugar era un desastre. El mal de diogenes, con chatarra por todos lados, papeles tirados, basura, un hedor horrible y casi insoportable.

Pero ahora estaba limpio.

Las cañerías oxidadas ahora estaban nuevas, tiró toda la basura y organizó cada uno de sus objetos. La chatarra útil la reservó, la inútil la desechó; y dependiendo de la utilidad de cada cosa logró encontrar un sistema adecuado para encontrar sus cosas en menos de 3 segundos. Esto ha ayudado mucho a la hora de realizar algún robot o artefacto nuevo.

Caminó para adentrarse más, acercándose a los muebles en busca de tijeras. Al abrir uno de los cajones no fue nada difícil, ahí habían muchas tijeras de diferentes tamaños. Agarrando las más grandes se fue de regreso a su cuarto, regresando sobre sus pasos por los mismos pasillos de antes.

Viéndose al espejo fue más fácil mentalizarse sobre que tan corto lo quería. Mucho caería al suelo, eso es seguro, y tampoco debía quedar tan perfecto. Ya no buscaba algo como la perfección para la satisfacción de nadie hoy en día.

Alzando sus brazos -uno agarrando las tijeras y otro un mechón de pelo- procedió a cortar. Fue un poco difícil ya que, a pesar de ser tijeras grandes, él tenía mucho, mucho cabello.

Aunque iba a admitir que le encantó cortar todo. Su espalda se sentía fresca, pero no perdió nada de calor. El fuego Samadhi estaba tan vivo como siempre, una llamarada tan activa. Red Son no pudo evitar sonreír cuando terminó, sintiéndose... bien.

Se sentía muy bien consigo mismo, tan tranquilo. No sentía pesar por deshacerse de su cabello largo. Estaba bastante conforme con con resultado a pesar de lo evidentemente pobres que eran esos cortes, siendo visibles la línea recta de las tijeras. Red Son inhaló y exhaló.

Quizá debería llamar a Mei o a Sandy para mostrarles su nuevo avance.

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