capitulo 4

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"Tú y yo estamos tan perdidos,tú y yo estamos confundidos,tú y yo estamos locos,y un poco rotos"

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"Tú y yo estamos tan perdidos,
tú y yo estamos confundidos,
tú y yo estamos locos,
y un poco rotos"

(Rotos, Ona Mafalda)





- Espero que no me hayas echado de menos el tiempo que he estado fuera.

Carina puso los ojos en blanco ante las palabras que Helena le dirigía a Zulema. ¿Acaso no aprendía esa mujer? ¿Ni si quiera un par de grapas en la cara le hacían ver que lo último que debía hacer era mantener el contacto con ella?

Zulema tomó la sabia decisión de no responder mientras se sentaba en la cama. Carina la observó durante unos segundos antes de imitar su posición, sólo que en su cama. Dejó las piernas colgando mientras veía como Helena ocupaba el lugar al lado de Susana, que miraba al suelo como si esa superficie fuera la cosa más interesante que había en esa prisión.

- ¿Cómo estás, Susanita? - la mujer no respondió a la pregunta de Helena - ¿Cómo te encuentras? ¿Bien?

- Creo que Susana no tiene muchas ganas de hablar, Helena - habló la pelirroja, cambiando su mirada de la policía a la señora - Ha estado muy callada estos días, ¿verdad, querida?

Ante la pregunta, la mujer asintió. Levantó la cabeza para mirar a la pelirroja, que le sonrió. El gesto fue rápidamente correspondido, cosa que sorprendió a las tres mujeres allí presentes.

- No estoy muy habladora - murmuró entonces.

- Y eso está bien, querida Susana - la pelirroja se dejó caer sobre el colchón - No siempre tenemos que tener ganas de hablar. A veces es bueno estar en silencio. Sobretodo si no tenemos nada importante que decir. ¿Tú tienes algo importante que decir?

Los ojos de Susana se abrieron con sorpresa, como si acabara de recordar el hecho de que, en efecto, tenía cosas importantes que decir. El cuerpo de Helena se tensó, al igual que el de Zulema, pero de la boca de aquella mujer no salió ni una sola palabra.

- Será mejor que la dejemos descansar y vayamos a cenar - intervino de nuevo Carina, bajándose de la cama. Tenía una sensación de inquietud instalada en el pecho. Una sensación que le impedía permanecer quieta - ¿Vienes, Susana? - no tuvo que repetirle la oferta dos veces, pues no tardó en levantarse para ir a su encuentro. Salieron de la celda unidas del brazo y desaparecieron ante la mirada de sus otras compañeras.

- No has respondido a mi pregunta - Helena se giró hacia ella - ¿Me has echado de menos? Carina si, me lo ha dicho.

- Me alegro mucho por ti - bajó de un salto, pasando por su lado sin intención de detenerse, de modo que la policía comenzó a caminar justo tras ella.

- Te siento molesta, ¿por qué es?

Casi chocó contra el cuerpo de la pelinegra cuando esta se detuvo y se giró de golpe para encararla.

HOME TO YOU {Zulema Zahir}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora