𝘌𝘶𝘯𝘩𝘰
A pesar de que fuera lloviznaba, una sensación de apremio por salir me invadió.
Dejé a Bang acurrucado junto a una estufa, jalé el sobretodo negro que colgaba del perchero y salí.
Ya había llegado el otoño, y llevaba casi siete meses con mi dualidad de día y noche.
𝘚𝘪𝘦𝘵𝘦 𝘮𝘦𝘴𝘦𝘴 𝘥𝘦𝘴𝘥𝘦 𝘲𝘶𝘦 𝘴𝘰𝘯̃𝘦́ 𝘤𝘰𝘯 𝘕𝘢𝘫𝘢𝘬 𝘱𝘰𝘳 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘻.
Lo curioso era Bang, que me recordaba a él de muchas maneras, no sólo por la atracción de sus ojos.
No había vuelto a pensar en la caja en la que había guardado el manuscrito, pero sabía que tarde o temprano tendría que enfrentarlo otra vez.
Una pequeña gota de lluvia resbaló por mi frente, haciendo eco a mis pensamientos.
Miré hacia arriba, como si quisiera encontrar un refugio para mis emociones.
𝘠𝘢 𝘯𝘰 𝘴𝘦́ 𝘲𝘶𝘦 𝘩𝘢𝘤𝘦𝘳 𝘤𝘰𝘯 𝘦𝘴𝘵𝘰.
«Solo sigue adelante»
Me di la vuelta, sorprendido.
A unos metros de allí, un chico pelinegro caminaba de espaldas con las manos en fundadas en los bolsillos.Esa voz...
Esa postura...
Esa forma de caminar.
—¿Najak? -musité. El chico no volteó.
Sentí un extraño impulso y me eché hacia delante, extendiendo una mano para detenerlo.Alguien me empujó y tropecé.
Y alcancé a ver la forma en la que aquel chico se desvanecía con el viento.
Parpadeé, importandome muy poco que la gente me mirase y murmurara.
La sensación de vacío que presionó mi pecho estaba siendo difícil de ignorar.
Porque había comenzado a olvidar lo que era ser feliz si no estaba a su lado.
[...]
𝘜𝘯 𝘩𝘪𝘭𝘰 𝘥𝘦 𝘱𝘪𝘻𝘻𝘢 𝘤𝘰𝘭𝘨𝘢𝘣𝘢 𝘥𝘦 𝘴𝘶𝘴 𝘭𝘢𝘣𝘪𝘰𝘴, 𝘺 𝘦𝘯 𝘶𝘯 𝘢𝘤𝘵𝘰 𝘪𝘮𝘱𝘶𝘭𝘴𝘪𝘷𝘰, 𝘢𝘤𝘦𝘳𝘲𝘶𝘦́ 𝘮𝘪𝘴 𝘥𝘦𝘥𝘰𝘴 𝘢 𝘴𝘶 𝘣𝘰𝘤𝘢 𝘺 𝘭𝘰 𝘤𝘰𝘳𝘵𝘦́, 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘭𝘶𝘦𝘨𝘰 𝘤𝘰𝘮𝘦𝘳𝘭𝘰.
—¡𝘖𝘺𝘦! -𝘱𝘳𝘰𝘵𝘦𝘴𝘵𝘰́ 𝘦́𝘭- ¡𝘌𝘳𝘢 𝘮𝘪́𝘰!
𝘙𝘦𝘴𝘪𝘴𝘵𝘪́ 𝘭𝘢𝘴 𝘨𝘢𝘯𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘳𝘰𝘮𝘱𝘦𝘳 𝘢 𝘳𝘦𝘪́𝘳, 𝘢𝘤𝘦𝘳𝘤𝘢𝘯𝘥𝘰 𝘮𝘪 𝘧𝘳𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘢 𝘭𝘢 𝘴𝘶𝘺𝘢 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘣𝘦𝘴𝘢𝘳𝘭𝘰. 𝘌́𝘭 𝘮𝘰𝘷𝘪𝘰́ 𝘴𝘶 𝘮𝘢𝘯𝘰, 𝘩𝘢𝘤𝘪𝘦́𝘯𝘥𝘰𝘭𝘢 𝘴𝘶𝘣𝘪𝘳 𝘱𝘰𝘳 𝘮𝘪 𝘩𝘰𝘮𝘣𝘳𝘰 𝘩𝘢𝘴𝘵𝘢 𝘦𝘯𝘳𝘦𝘥𝘢𝘳𝘴𝘦 𝘦𝘯 𝘮𝘪 𝘱𝘦𝘭𝘰.
𝘕𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘱𝘢𝘳𝘢𝘮𝘰𝘴, 𝘫𝘢𝘥𝘦𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴.
—𝘛𝘦 𝘱𝘦𝘳𝘥𝘰𝘯𝘰 𝘴𝘰𝘭𝘰 𝘱𝘰𝘳 𝘦𝘴𝘰 -𝘥𝘪𝘫𝘰 𝘮𝘪𝘦𝘯𝘵𝘳𝘢𝘴 𝘥𝘢𝘣𝘢 𝘨𝘳𝘢𝘯𝘥𝘦𝘴 𝘣𝘰𝘤𝘢𝘯𝘢𝘥𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘢𝘪𝘳𝘦.
𝘕𝘰𝘴 𝘴𝘦𝘯𝘵𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘦𝘯 𝘭𝘢 𝘮𝘦𝘴𝘢, 𝘰𝘣𝘴𝘦𝘳𝘷𝘢́𝘯𝘥𝘰𝘯𝘰𝘴 𝘮𝘶𝘵𝘶𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘦.
—𝘌𝘴𝘵𝘰 𝘮𝘦 𝘵𝘳𝘢𝘦 𝘳𝘦𝘤𝘶𝘦𝘳𝘥𝘰𝘴 -𝘥𝘪𝘫𝘰.
—𝘈 𝘮𝘪́ 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯.
—𝘈𝘫𝘢́, 𝘢𝘶𝘯𝘲𝘶𝘦 𝘦𝘭 𝘮𝘢́𝘴 𝘱𝘳𝘦𝘴𝘦𝘯𝘵𝘦 𝘦𝘯 𝘮𝘪 𝘮𝘦𝘮𝘰𝘳𝘪𝘢 𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘦𝘭 𝘥𝘪́𝘢 𝘦𝘯 𝘲𝘶𝘦 𝘯𝘰𝘴 𝘷𝘪𝘮𝘰𝘴 𝘱𝘰𝘳 𝘱𝘳𝘪𝘮𝘦𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘻 𝘺 𝘵𝘦 𝘮𝘦 𝘲𝘶𝘦𝘥𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘯𝘥𝘰...
—𝘖𝘺𝘦, 𝘰𝘺𝘦 -𝘪𝘯𝘵𝘦𝘳𝘳𝘶𝘮𝘱𝘪́-. 𝘛𝘶́ 𝘵𝘢𝘮𝘣𝘪𝘦́𝘯 𝘵𝘦 𝘷𝘰𝘭𝘵𝘦𝘢𝘴𝘵𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘢 𝘮𝘪𝘳𝘢𝘳𝘮𝘦. 𝘋𝘰𝘴 𝘷𝘦𝘤𝘦𝘴.
𝘊𝘰𝘮𝘦𝘯𝘻𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘢 𝘳𝘦𝘪́𝘳𝘯𝘰𝘴 𝘺 𝘦́𝘭 𝘮𝘦 𝘳𝘰𝘻𝘰́ 𝘭𝘢 𝘮𝘶𝘯̃𝘦𝘤𝘢 𝘤𝘰𝘯 𝘭𝘢𝘴 𝘺𝘦𝘮𝘢𝘴 𝘥𝘦 𝘭𝘰𝘴 𝘥𝘦𝘥𝘰𝘴.
—𝘌𝘹𝘱𝘭𝘪́𝘤𝘢𝘮𝘦 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘵𝘦𝘳𝘮𝘪𝘯𝘢𝘮𝘰𝘴 𝘢𝘴𝘪́ -𝘭𝘰 𝘪𝘯𝘤𝘳𝘦𝘱𝘦́.
𝘌́𝘭 𝘯𝘪 𝘴𝘪𝘲𝘶𝘪𝘦𝘳𝘢 𝘴𝘦 𝘱𝘢𝘳𝘰́ 𝘢 𝘱𝘦𝘯𝘴𝘢𝘳𝘭𝘰 𝘢𝘯𝘵𝘦𝘴 𝘥𝘦 𝘤𝘰𝘯𝘵𝘦𝘴𝘵𝘢𝘳.
—𝘌𝘭 𝘥𝘦𝘴𝘵𝘪𝘯𝘰.
𝘔𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘰́ 𝘤𝘰𝘮𝘰 𝘴𝘰𝘯𝘢𝘣𝘢 𝘦𝘴𝘢 𝘳𝘦𝘴𝘱𝘶𝘦𝘴𝘵𝘢.
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Next2 U [Actualización Diaria]
RomanceEunho Kang es un chico de veintidós años, aficionado a la escritura y con una gran curiosidad por el mundo que le rodea, pese a que su vida sea solitaria, y no cuente con muchos amigos. Una buena mañana de invierno, amanece sobresaltado y con los r...