Noche de juegos

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Anna

amo los fines de semana, no solamente puedo descarsar de mis nuevas obligaciones como reina, sino que mi hermana viene a la noche de juegos y se queda dos días en el palacio.

Tenerla tan lejos me ha devuelto a cuando éramos niñas, en verdad la extrañó.

-Elsa ya llegó?- preguntó el pequeño muñeco de nieve mientras me miraba con emoción.

-Aún no Olaf, Elsa llega más tarde.

-¿Por qué?

-Porque tiene responsabilidades.

-Eso yo...

-Lo entenderás cuando seas mayor.

Sonreí, el dio un pequeño saltó y corrió hacía la biblioteca, últimamente se le metió en la cabeza algún ser filosófico.

Al mirar por la ventana me di cuenta que algo venía con gran rapidez en el agua. ¡Es Elsa! Salí corriendo lo más rápido que pude y la esperé en la puerta del castillo, ella venía acompañada de una chica, no recuerdo su nombre a decir verdad.

Salté a los brazos de Elsa mientras la apretaba contra mi, me ha hecho muchísima falta.

-Anna ¿cómo estás?

-Muy bien, ahora mejor que te veo- ella solo me dedicó una pequeña sonrisa, la chica que venía con Elsa estaba detrás de ella, algo apenada.

-Ella es Honeymare ¿la recuerdas?

-Oh claro! Eres la chica que habló conmigo en el bosque.

-La misma- dijo con un pequeño tono risueño, sonreí al escucharla, inconscientemente miré a mi hermana y noté como se quedó mirando a Honeymare con una sonrisa sumamente enorme, note como sus ojos brillaban al verla.

Alcé una ceja en signo de confusión ¿por qué la mira así? Puede que ella... No!... ¿O si? ¿En verdad puede existir un posibilidad? No! Estás loca Anna, no trates de acomodar la vida amorosa de tu hermana, no lo hagas...

O tal vez, siente algo por ella y necesita un empujón, como yo soy una fabulosa hermana, la ayudaré.

❄️🍂

Después de su gran idea, Anna intentó a toda costa dejar a su hermana muy cerca de la morena, así sea poniéndolas en el mismo lugar en la mesa o empujar a Elsa "sin querer" para que Honeymare la atrapará.

Llegó la noche y los juegos empezaron, todos se reunieron en una habitación y empezaron a jugar.

Olaf fue el primero en empezar, su cuerpo le permitía hacer muchas formas así que le facilitó el trabajó de Kristoff el cual reía con cada imitación de Olaf. Elsa decidió hacer equipo con su hermana y Honeymare, después de todos, ambas se llevaban bien.

-Ok Honeymare, vas tú- dijo Anna mientras giraba el relor de arena, Honeymare se levantó algo nerviosa y Elsa lo notó, era la primera vez que venía a este tipo de reuniones, Elsa la miró y le dedico una pequeña sonrisa, Honeymare se tranquilizó un poco al ver a la monarca sonriéndole.

Por otro lado, Anna noto ese gestó y si las miradas mataran, Elsa y Honeymare estuvieran bajó tierra desde hace tiempo.

Honeymare tomó un papel de la canasta que estaba a su lado y leyó lo que decía, subió la ceja y arrugó el papel. Movió sus manos hacia la derecha mientras que su cuerpo de mantenía quieto.

-Un ave! - grito Anna.

Honeymare negó con la cabeza y empezó a mover los brazos con un poco más de fuerza.

-¿Una corriente? - preguntó la monarca, Honeymare volvió a negar con la cabeza.

-Una ave rata! No, eso no existe.

Y sin más, el reloj de arena llegó a su fin.

-El viento! - dijo Honeymare con una sonrisa.

-Ohhh tiene más sentido que la rata ave de Anna -dijo Olaf.

La noche continuó así y como rara vez, Olaf y Kristoff ganaron el juego, ya era hora de dormir y Anna definitivamente quería ayudar a su hermana.

-Iré a descansar. -dijo la platinada mientras soltaba la pequeña almohada que tomó del sillón.

-Lleva a Honeymare a tu habitación, dormirá contigo. -dijo Anna mientras trataba de no sonreír, quería demostrarle a su hermana que en verdad hablaba en serio.

-¿Qué? - se escuchó en el salón, Elsa y Honeymare lo dijeron al mismo tiempo mientras se miraban avergonzadas entre ambas.

-Las demás habitaciones están en mantenimiento para las fiestas de la primavera.

-Eso no es cier... - Olaf habló y de inmediato, Anna puso su mano en la boca de Olaf para así callarlo, todos en el salón se dieron cuenta de este gestó totalmente raro, pero no le dieron importancia.

Ya en la habitación, Honeymare moría de la vergüenza al ocupar tal espacio de la platinada, puesto a que nunca tuvieron que estar en ésta situación.

-Si quieres, yo puedo dormir en el sofá, no me importa.

Elsa cerró la puerta de su habitación y volteó hacía ella.

-Claro que no, no me importa compartir la cama contigo.

-Pero yo...

-Insisto, iré a cambiarme este vestido, ponte cómoda.

Honeymare suspiró y se sentó en la cama de la platinada, iba a dormir con ella. Dios, cualquiera la envidiaria en este momento.

A los minutos la platinada salió de una habitación que parecía ser un armario, se acercó a la morena y ambas se sonrieron.

Hace ya un tiempo amabas sentían algo por la otra, pero al ser la primera amiga de la otra decidieron mantener ese secreto guardado, ya que ninguna quería perder su amistad.

-¿Me permites?- dijo la monarca mientras tomaba el cabello de la morena, Honeymare solo asistió con la cabeza y se dio la vuelta.

Elsa siempre fue fan del cabello de Honeymare, es muy lindo y le gusta ayudarla a peinarse.

Pero en este caso, es diferente, porque ya no la está peinando, ahora le está quitando la trenza qué le hizo horas antes.

Al terminar, ambas se acostaron en la cama, Honeymare trataba de no moverse por miedo a incomodarla o hacerla enojar.

-No tienes porqué quedarte ahí, ven.

-¿Cómo? - ¿escuchó bien? ¿A que se refiere con "ven"?

Elsa soltó una pequeña risa y la atrajo hacia ella mientras la tomaba por la cintura, Honeymare sentía que le faltaba el aire y se escondió en el cuello de la reina, no quería que la viera en ese estado.

Y así, en su primera noche juntas, durmieron abrazadas hasta el amanecer.

Otoño invernal (one-shots) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora