Capítulo I

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Jade caminaba por las ruinas de Fez, con maleta en mano. Ya tenía una decisión firme, pero él nunca llegó. Zein se había arrepentido de ir por ella y lo comprendía ¿Quién se arriesgaría por una mujer a la que le perseguían solo las desgracias? ¿Quién sería el valiente de jugársela por ella? Said lo intentó por años, pero solo recibió migajas de amor. Lucas, por su parte, nunca se atrevió a jugárselas por ella del todo, el clon, en cambio, era más arriesgado, pero era veinte años menor que ella y aunque parecía ser el camino perfecto, no era Lucas, era solo un espejismo.

Siempre fue Lucas.

Todos los hombres de su vida siempre fueron desplazados por uno que siempre fue un cobarde.

Ella siempre lo dio todo por Lucas y él nunca correspondió con el mismo ímpetu que ella lo hizo por él, tantas veces.

Ahora, había perdido a su hija. El dolor que sentía era tan indescriptible que parecía que una navaja que solo atravesaba su corazón. Cuando su hija fue llevada por su padre, el mundo se derrumbó. Said ya no le perdonaría ni una más y no podía culparlo completamente. Said había sido un buen hombre y había dejado pasar demasiadas cosas para que ella le correspondiera, pero nunca pudo hacerlo. El recuerdo de su mirada fría cuando se llevó a Khadija y las palabras llenas de odio por todo lo que ella le hizo, eran la confirmación de que él ya no podía seguir amándola.

La lámpara se acaba cuando el aceite se agota. Y tú nunca alimentaste mi amor por ti, Jade.

Se sentía agotada, ella quería ser libre y ahora sin familia, sin marido y sin su hija, se sentía perdida. Ella solo quería ser feliz, pero la felicidad siempre le viraba la espalda.

Tan perdida estaba en sus pensamientos que no notó que alguien estaba demasiado cerca de ella. Al alzar la vista, lo reconoció, era Lucas que al igual que ella, estaba con una maleta en mano. Se había ido a buscarla.

Su corazón latió fuerte.

¿Era esa la señal del destino?

Lucas corrió hacia ella y ella hizo lo mismo con él. Por fin, Lucas había llegado, por fin parecía que todo había sido diseñado para que ambos tuvieran un final feliz. Ambos se besaron en señal de que ese beso era el principio de una vida juntos.

Mientras Jade sentía los cálidos labios de Lucas, los pensamientos y el verdadero motivo de su vida llegó a su cabeza. Ella, quería su libertad, vivir su propia vida, ahora que sentía que ya no había obstáculos en su vida para lograrlo, entendió que no podía seguir, así como estaba, necesitaba vivir y no seguir siendo la esposa de alguien, necesitaba ser ella y nada más.

Jade cortó el beso y su corazón se desaceleró por completo.

El velo cayó delante de sus ojos.

Ya no vio a Lucas con amor como siempre había sido. Solo vio un hombre que llegaba tarde por ella, tomo veinte años para que viniera por ella, en esos momentos ella no tenía nada y el aparecía pretendiendo que nada había pasado, pero si pasó, ella perdió a su hija mientras él nunca tuvo pérdidas significativas porque para él siempre fue fácil abandonarla aun cuando podía costarle la vida a ella. No podía estar con un hombre que siempre había tenido una excusa en el camino.

¿Realmente ese era el hombre con quien quería envejecer?

No.

¿Debería seguir mirando al pasado en vez de mirar de frente?

No.

No podía seguir cegada por un amor en el que ni si quiera se conocían, pues eran contadas las veces que habían estado juntos. La realidad no se comparaba a la fantasía que siempre fueron sus momentos juntos. Ella necesitaba avanzar, empezar desde cero, conocerse a sí misma.

Su corazón le dictó una decisión que no involucraría al amor.

Necesitaba avanzar por su propia cuenta.

– Lo siento, Lucas – dijo Jade mirando a los ojos de su primer amor. – Yo no puedo seguir mirando al pasado si necesito avanzar.

–  Jade, ya no hay obstáculos entre nosotros - trató de convencer, Lucas. – A partir de hoy inicia nuestra vida juntos.

Jade sonrió amargamente.

–  Hoy quiero ser libre, Lucas. Quiero vivir la vida que nunca viví, no quiero atarme a un hombre como lo he hecho por veinte años.

Lucas, la miró incrédulo.

– Podemos construir una vida juntos, ya nada nos impide vivir la vida que siempre soñamos.

– Yo ya no quiero vivir de sueños, Lucas.

–Pero...Jade...- trató de volverla a besar, pero esta vez, Jade se apartó, volteó su espalda y dio unos cuantos pasos alejándose.

–Hoy me elijo a mí misma Lucas.

Jade siguió caminando bajo la mirada del hombre al que había amado más de la mitad de su vida, el pasado debía quedar siempre atrás de ella, su corazón así se lo estaba dictando. Ese día se elegía a ella, solo a ella.

El destino que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora