Capítulo III

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Said había salido con uno de sus socios para distraerse de su vida pues, lo necesitaba. Rania, cada día peleaba más con Khadija y el ambiente en casa se había vuelto insostenible. Siempre supo que fue una mala decisión cada uno de sus matrimonios, porque el primero fue con una mujer que no lo amaba y el segundo con una mujer a la que nunca amaría. A él le gustaba su segunda esposa, pero amar implicaba otras cosas más que la atracción, él, no podía darle un espacio a Rania que pareciera que siempre iba a estar ocupado por Jade.

Said sostuvo la copa que traía en las manos. Era un vino exquisito traído de los mejores viñedos de Brasil. Su socio de nombre Alberto, un brasileño que había conocido hacía un año en cambio sostenía un vaso de whisky de la mejor calidad. Ambos estaban en ese lugar para distraerse del caos que significaba sus vidas, además, ambos disfrutaban del ambiente árabe que tenía el club de Zein.

Mientras su socio hablaba de cosas como su familia y nuevas alianzas de la cadena hotelera que él manejaba vino nuevamente la chica que les estaba haciendo pedidos. Él aún tenía un poco de vino en su copa, pero su socio había bebido vorazmente el whisky que había pedido minutos atrás y pidió otro.

Said observó al escenario, habían varias bailarinas bailando con espadas y eso le trajo un recuerdo. Él, por más que intentaba, a veces no podía borrar el recuerdo de su primera esposa, la veía en cada bailarina que hacía su presentación, ni si quiera en veinte años y vanos intentos de sacarla de su corazón habían podido lograr expulsarla de ahí.

Abstraído en sus pensamientos estaba cuando el recuerdo se convirtió en realidad y la vio, traía un vestido azul por debajo de la rodilla y un velo suavemente envuelto en su cuello, el delineador y el labial lucían impecables en ella. Lucía tan hermosa como la recordaba. Ella se quedó en sorprendida cuando cruzaron miradas.

- Jade... - susurró y ella desvió la mirada. - ¿Qué haces aquí?

- Hola, Said - respondió ella y su socio se quedó mirándola y mirándolo a él. Jade se giró a su acompañante y le saludó también. - ¿Desean alguna bebida más?

Said no daba crédito a que su ex mujer a la que él nunca permitió trabajar, que tenía una vida de reina, ahora era quien le estaba sirviendo los tragos.

- Yo quiero otro whisky por favor - habló el socio de Said.

No se quedó callado, pero aunque quisiera decir miles de cosas, se limitó a entablar una conversación entre cliente y personal de servicio.

- Yo quiero que me traigas la botella del vino más caro que tengas. – comunicó Said, él nunca había tomado más que lo mínimo y por cortesía de alcohol, pero a veces le aburría lo plana que era su vida y eso sumaba a la mujer que le rechazó, que lo humilló, de la cual solo recibió migajas de amor estaba frente a él, hicieron que se atreviera a pedir más.

- Se los traeré en unos minutos. – Pese al asombro inicial, Jade actuó como si no hubiera pasado nada. Es más, lo trataba como si fuera un cliente más.

Said observó como ella se alejaba y miró a su socio. Ella parecía tranquila, altiva como siempre lo había sido, no mostró más que asombro cuando lo vio ahí sentado y eso inconscientemente le irritó, él era el hombre con él que había estado la mitad de su vida y ella volvía a tratarlo como a un extraño. Estaba enojado, la reacción de ella lo había cabreado.

- Muy bonita la mujer que vino a atendernos ¿No? – preguntó su socio.

Said sabía que Jade atraía miradas donde sea que estaba. Una punzada de celos lo invadió de repente.

- Ella es mi primera esposa – confesó Said para el asombro de su socio. – En realidad, es mi ex esposa. Nos separamos hace meses atrás. – aclaró.

El destino que nos uneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora