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Despertó en un callejón, la vista era familiar para Lian. Los lugares oscuros y tenebrosos siempre eran el lugar ideal para reaparecer en una nueva vida. No sabía cuantas veces había renacido ya, dejó de contar después de la 50ª vez. Dejó de buscarle sentido a su ciclo de renacimiento porque vivir ya era una carga suficiente. 

Esta reencarnación era rara. Por una parte, no era humano, sino algún tipo de mono antropomórfico de pelaje blanco, y por otro lado, todo parecía estilizado como un dibujo, hasta su mismo cuerpo era un dibujo. Sus manos parecían similares a la de una excavadora. No tenía dedos, y por lo que podía sentir, tampoco los tenía en los pies. 

Lian se adaptó, como a cualquier otra reencarnación fuera de lo común. Una vez había sido hasta una araña, no la pasó bien, fue una de sus primeras reencarnaciones. ¿Quién sabía que las arañas hermanas se comían entre ellas? Él no. 

Se tambaleó, adaptándose a tener una cola. Sobre su pelaje blanco pulcro había unos cuántos trozos de piedra que se desprendieron al mínimo movimiento. Lian supuso que era el medio por cómo nació. Miró hacia el suelo y efectivamente había más trozos de rocas. Lo archivó en su mente y siguió caminando. 

En su perspectiva todo era muy grande y recorrer todo el callejón con piernas temblorosas fue un verdadero trabajo. Chirrió molesto cuando su pierna falló y cayó al suelo. Midió la distancia entre él y la salida del callejón. Considerando sus opciones, Lian optó por pedir ayuda. ¿Quizás alguien le escuchara y ayudara a su lamentable forma?

Chirrió lo más fuerte que pudo, manteniendo la voz hasta que sus pulmones pidieron clemecia. Lo volvió a hacer después de una pequeña pausa.

"¡-llate Pigsy! ¡Te dije que escuché algo en esta dirección!" Unos pasos se acercaron hacia su posición y Lian se animó.

"¡Como esta sea otra excusa para no pagar  Tang, te juro qu-!"

Volvió a chirriar, llamando la atención de quienes estuvieran hablando. Hubo una pausa y poco después Lian pudo ver con sus ojitos a dos personas asomarse. Era un humano con gafas y un cerdo humanoide vestido de cocinero. Como había observado al principio, parecía que todos tenían cuerpos de LEGO animado. ¿Quizás estaba dentro de alguna serie animada de esa franquicia? No sería la primera vez que reviviera en un mundo ficticio.

Lian arrulló a los dos levantando sus dos manitas. 

"¡QUÉ! ¡Un bebé mono! ¿¡QUÉ HACE AQUÍ UN BEBÉ MONO, TANG!?" El que se llamaba Pigsy, quien no se podía confundir, entró en rabia y pánico por unos momentos. 

Por otro lado, Tang, el humano se acercó a él y con una expresión dulce lo tomó en brazos. Lian se acomodó rápidamente entre sus manos, agarrando con sus pequeñas garras su túnica. 

"Es tan.. ¡mono!" los ojos de Tang brillaron de forma caricaturesca detrás de sus gafas, agrandándose. 

"¡Este no es momento para bromas, Tang! ¿¡Quién abandonaría a un cachorro en un callejón!? ¡Cuando lo encuentre lo vo-!"

Una mano salió disparada a bloquearle la boca a Pigsy antes de que pudiera volver a gritar amenazas.

"¡Nada de insultos delante de un bebé!" 

"Mph. Mfmfmp. ¡MHF!" Pigsy apartó de un manotazo a Tang.

Éste desestimó la acción y salió del callejón con Lian en brazos. Desde su posición privilegiada, el monito pudo ver al cocinero mirar hacia el interior justo donde habían quedado las rocas de lo que podría ser el huevo de donde nació. 

Lian se recostó y bostezó. Sus energías mermaban cada vez más y Tang podía notarlo, lo envolvió hábilmente con su bufanda roja y, ahora que estaba calentito, Lian se durmió a gusto. 

Menos mal que esta vez lo habían recogido buenas personas. Extrañaba tener una buena infancia. 


Un alma llena de recuerdos [LEGO Monkie Kid x OC]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora