CAP 2

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POV T/N

-Megumii- el chico estaba sentado en una banca al lado de las máquinas expendedoras -¿Qué haces?-

-Nada, me iba a ir al cuarto ¿Por?- el chico me miró de reojo -no voy a ir de compras-

-Joo, que cruel eres- me crucé de brazos. A lo lejos divisé a Gojo viniendo junto a Maki

-Holaa- dijo gritando desde lo lejos

-Que ruidoso- Megumi y yo nos quejamos a la vez viendo cómo se iba acercando a nosotros.

-Te estaba buscando T/N- Gojo se paró a mi lado mirándome con carita de perro

-Estoy ocupada, iba a ir con Megumi de compras- dije abrazando al nombrado por lo hombros.

-Toda tuya Gojo- el pelinegro se zafó de mi agarre y se empezó a alejar

-Megumi luego no me pidas favores mocoso- grité enfadada.

-Entonces ya estás libre- Gojo me tiró del brazo para levantarme y llevarnos a no sé dónde -ya sabes que Maki no tiene energía maldita ¿Verdad?-

-Si- asentí mirando a la chica de reojo

-Explica cuál es tu técnica maldita- Gojo soltó mi agarre enfrente de un gran almacén, uno que me conocía muy bien.

-Puedo manipular la energía maldita de cualquier usuario u objeto, impregnarla en objetos inanimados o crear maldiciones con esta misma, aunque esta última es más peligrosa y estoy aprendiendo a usarla- dije casi de memoria

-Muy bien- Satoru abrió el gran almacén dejando ver la infinidad de armas que habían, de las cuales muchas han sido impregnadas de energía maldita por mí -Maki, como no posees energía maldita vas a usar armas malditas, mira esta- la entregó una katana, una katana que fue maldecida por mí cuando tenía 10 años- es regalo por parte de la escuela, practica con ella- Gojo volvió a cerrar el almacén

-No puedo aceptar esto- la chica intentó devolver el objeto pero Gojo solo se rió

-Es de mala educación rechazar regalos- hizo una pausa -quiero que os llevéis bien y hagáis equipo, os complementaréis bien- yo la miré a ella pero ella estaba absorta en su katana, parecía que nunca tuvo un arma.

-Está bien- respondí yo por las dos.

-Bien chicas, mañana empezaréis a entrenar, descansad- y tal y como vino se fue dejándome sola con la chica. Pensé en todo lo que Gojo me dijo, tenía que acercarme a ella, y si..

-Oye, tenía pensado ir de compras ¿Vienes?- la chica me miró para darse media vuelta.

-Tengo que colocar mi habitación- no dijo nada más, simplemente se fue. Qué desagradable.

Me fui en dirección al cuarto de mi gran amigo para quejarme de mi día.

-Panda qué desagradable es la gente que te ignora- entré de golpe en la habitación sin comprobar si había alguien dentro.

-Salmón- me morí de vergüenza al ver que no estaba solo Panda.

-Hola Inumaki, perdón no sabía que también estabas aquí- miré al oso el cual estaba estático -¿Panda?-

-Hola T/N, perdón es que estoy concentrado- me acerqué para ver qué estaban haciendo.

-¿Jugando al tres en ralla?- Dije sentándome al lado de él.

-Es un juego donde hay que tener una gran estrategia- se intentó defender el oso.

-Como se nota que los peluches no tenéis cerebro- escuché a Inumaki reírse por lo bajo. -¿Ya te has instalado?- me dirigí a él.

-Salmón- giré la cabeza tratando de entenderle

-Ha dicho sí- panda me leyó la mente.

-Oh, vosotros dos os lleváis muy bien, me alegro-  dije sonriendo -voy a irme a modificar mi uniforme chicos- me levanté de donde estaba -no os molesto más, pasarlo bien- dicho esto salí del cuarto para dirigirme al mío.

-Veamos- me senté en la silla que estaba en frente de mi escritorio para empezar a diseñar mi uniforme. Al final me decanté por una falda pantalón para poder pelear mejor y una camiseta de manga corta pegada al cuerpo

-T/N- Megumi entró a mi cuarto, ya ni si quiera pedía permiso para pasar -Panda me ha dicho que te diga que vamos a cenar ya- me lavanté de la silla estirándome

-Pues vamos entonces- agarré al chico de los hombros echándole de la habitación para dirigirnos al comedor.

-Buenas- Panda me saludó colocando el último plato en la mesa -¿Inumaki no va a venir?-

-Le he avisado y su respuesta fue hojuelas de bonito, no sé qué me quiso decir- Maki hablaba indiferentemente.

-A lo mejor se encuentra mal- dije mirando el plato de comida que sobraba en la mesa -se lo voy a llevar por si acaso, necesita comer- lo agarré para dirigirme a su habitación -Megumi aprovecha y haz amigos, no los pegues- fue lo último que dije antes de dirigirme a la habitación de mi compañero.

-Inumaki- llamé a la puerta con mi mano libre esperando a que el nombrado saliese.

-Mayonesa- salió de su habitación, seguía sin entender su vocabulario.

-Como no has venido para cenar con nosotros te he traído la cena, ¿Estás malo?- pregunté entregándole su plato.

-Algas- torcí la cabeza, aún no entendía que me quería decir. Él dejó el plato de comida dentro del cuarto y salió afuera con un folio y un lápiz.

"No estoy malo, gracias por preocuparte, cenaré aquí si no os molesta, no me siento cómodo comiendo con personas que no conozco" me fijé en que tenía buena letra.

-Claro, no te preocupes Inumaki, espero que podamos llegar a tener confianza para que cenes con nosotros, sería fantástico- dije dedicándole una sonrisa.

-Salmón- pero seguía sin entenderle

-Me iré a cenar, cena tú también antes de que se enfríe la comida, nos vemos- dicho esto volví a dirigirme hacia donde se encontraban mis amigos.

-Mira Megumi- intercepté al chico caminando por la escuela -mira que sé hacer- el chico se dió media vuelta para observar lo que le quería enseñar.

Extendí la palma de mi mano y de esta salió una pequeña maldición, de unos 15 centímetros, pero ya iba avanzando.

-Eso es asqueroso- es lo que se dedicó a decir el chico.

-Oye no digas eso de mi chiquitín- cerré la mano y al momento la maldición se destruyó -mierda-

-Al menos ahora duran más, ¿De quién es la energía maldita?-

-De una maldición que había en el centro comercial- dije orgullosa de mi azaña.

-¿otra vez gastando dinero?- aunque yo fuese un año mayor que Megumi él parecía ser mi hermano mayor.

-¿Qué hay de malo? Es como ir a terapia- el chico solo negó con la cabeza para darse media vuelta.

-Nos vemos T/N- aunque no lo parezca Megumi es muy majo, pero le cuesta.

INUMAKI TOGE | El ruido de nuestro silencio Donde viven las historias. Descúbrelo ahora