Pronto acabaría la primera y única clase del día, y ninguno, tanto Iván como Rodrigo, estaba prestando mucha atención que digamos. De vez en cuando se tiraban miradas, se sonreían, volvían al frente, se miraban otra vez, se hacían muecas, se reían en silencio, y nuevamente volvían al profesor; en todos estos actos sintiendo esa extraña corriente que venían sintiendo desde hace varias horas atrás.
— ¿Quieren parar? — preguntó, algo incómodo, el rubio, quien se encontraba entre ambos chicos. Había hablado lo suficientemente bajo para que sólo ellos dos lo escucharan, incluyendo a Arbillaga. Este simplemente les observaba atento a todo lo que hacían; tendría con qué molestar a Buhajeruk luego.
— Parecen boludos mirándose a cada rato. Consiganse trabajo de payasos o algo. — bufó, apoyando su codo en la mesa y su cabeza en su mano, llamando completamente la atención del azabache ante el acto sin tener ningún tipo de control sobre esto. En algún lugar de su mente estaba guardada esa acción como atractiva y no le gustaba para nada ese pensamiento, mucho menos cuando lo que la terminaba de completar era el labio inferior del rubio levemente sobresaliente y era aquello su foco central.
Miró una vez más al castaño a un lado de Odetti, este devolviéndole la mirada sin ningún tipo de pena, y le sonrió ligeramente, volviendo por última vez hacia el frente y terminando por prestarle atención a lo que quedaba de clase.
De pura casualidad el profesor explicaba el siguiente trabajo en grupo que debían de hacer; una investigación bastante extensa, de la cual tendrían un máximo de un mes para hacer.
Que ganas de tirarse del cuarto piso que tenía.
Además de tener ochenta dibujos que hacer, también tenía que investigar cosas.
— Bueno, Ivo, tocó. — la voz de Tomás le hizo voltearse hacia este. — Vos y yo solitos, como siempre, rajarnos un tiro y hacer los trabajos como por arte de magia.
El nombrado asintió y ambos chocaron las manos, como si de un pacto entre ellos se tratase.
— O lo pueden hacer con nosotros. — entonces la bonita voz de Rodrigo fue la que llamó su atención esta vez, obligándolo a mirarle y sonreírle como un tonto. El castaño le hizo una mueca ante esto y ambos rieron a la vez, como si fuese exactamente la misma risa.
Arbillaga y Odetti cruzaron miradas, totalmente confundidos y sorprendidos ante lo que acababa de pasar. Era raro que dos personas que se conocían de apenas un día pudieran conectar de esa manera.
— ¿Entonces qué decís, pararrayos?
— Sí, obvio, liliputiense.
Mientras Tomás se emocionaba mentalmente junto a los dos chicos, Nicolás quería desaparecer en ese mismo instante. Le parecía totalmente ridículo que se trataran con tanta confianza, como si llevaran toda la vida juntos.
Suspiró y se levantó apenas llamaron a los representantes de grupo, sin siquiera preguntarle a los demás de quién debería de serlo; Odetti no iba a discutir con ellos por un simple papel —literalmente—. Apenas estuvo al frente, metió su mano en la bolsa que el profesor le ofrecía y sacó uno, leyéndolo y teniendo ganas de romperlo y quemarlo.
Volvió a su lugar junto a los chicos, entregándole el escrito al azabache, quien se quedó mirándolo atentamente por varios segundos antes de voltear hacia Tomás y luego Rodrigo, pasándoselo al primero de ellos. Se supone que los temas eran entre importantes o de simple curiosidad y leyenda y, para Iván, creía que el suyo era una mezcla de todos.
— Que tema poronga nos tocó. — anunció el rubio, echándose en su silla y cruzándose de brazos. El de mirada verdosa observó al trio con curiosidad y se encontró con los ojos chocolate de Buhajeruk fijamente en él, provocándole un ligero escalofrío que recorrió su espalda como un hielo atrapado entre sus ropas.
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soulmate ; 𝗿𝗼𝗱𝗿𝗶𝘃𝗮𝗻
FanfictionConectados por un lazo inquebrantable; sintiendo lo que el otro, sufriendo el mismo infierno.