2 | 𝐢𝐬 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐰𝐡𝐚𝐭 𝐲𝐨𝐮 𝐰𝐚𝐧𝐭?

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𝑷𝒐𝒗'𝒔 𝑩𝒊𝒍𝒍

Salí furioso de la habitación de Tom, pensando en qué necesidad tenía de hacerle eso a Gustav. Cada paso que daba hacia la puerta de la casa estaba lleno de frustración. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, tratando de comprender la situación. Cada paso que daba resonaba en el silencio de la casa, mi único objetivo era aleiarme de ese lugar, mis puños estaban apretados, mi mandíbula tensa. Sentía una mezcla de enojo y tristeza que me invadía por completo. No podía entender cómo alguien podia lastimar a Gustav de esa manera. La rabia se apoderaba de mí mientras avanzaba hacia la puerta. No podía evitar pensar en lo injusto de la situación, en cómo alguien podía ser tan insensible y cruel. Finalmente, llegué a la puerta de la casa. Y abrí la puerta con un movimiento y caminé hacia afuera y cerré la puerta lentamente, tratando de no hacer ruido, como si cada sonido pudiera delatar mi escape.

— Tom eres un maldito enfermo. –hable para mi mismo

Mientras me alejaba de la casa, senti cómo la adrenalina aún corría por mis venas. Había tomado la decisión de marcharme en silencio para no perturbar el sueño de los demás. Saqué las llaves de mi bolsillo del pantalón y me dirigí hacia mi carro. El frío de la noche se filtraba a través de mi ropa, haciendo que me estremeciera. Al llegar al vehículo, deslicé la llave en la cerradura y abrí la puerta con cuidado. Una vez dentro del auto, cerré la puerta suavemente. Me quedé allí, en la oscuridad, dejando que la realidad de lo sucedido se asentara en mi mente y cada palabra pronunciada por Tom se repetía en mi cabeza una y otra vez.

— "Yo me encargo del restó de la pandilla" –Lo imité mientras un sudor frío recorría todo mi cuerpo

encendía el motor del carro, sintiendo el rugido del motor vibrar a través de mis manos. Con un movimiento seguro, encendi las luces y comencé a avanzar, sin tener un rumbo específico en mente. Simplemente me dejaba llevar por las calles nocturnas de Tokyo, con la música envolviéndome en un ambiente de libertad.
De repente, lo vi a lo lejos. Era Paul, caminando con paso decidido hacia el barrio Chino. Un sentimiento de intriga y curiosidad llenó mi ser. Sin pensarlo dos veces, comencé a acercar el carro a la acera, disminuyendo la velocidad y bajé la ventana del auto y acerqué mi rostro a la ventana.

— Hey, Paul... –Lo llamé con un tono de voz amable

— Deja de seguirme bill, es más no deberías estar aquí a estas horas. –Me respondió seco y cortante como si tratase de evitarme

Me quedé en silencio durante unos segundos mientras el carro continuaba avanzando al ritmo de Paul. Sentía la tensión en el ambiente, como si el aire mismo se hubiera vuelto pesado. Mis pensamientos se agolpaban en mi mente, tratando de encontrar una forma de expresar lo que sentia. Paul no volteó a mirarme. Sentía una mezcla de frustración y desesperación, de repente, derrapé el carro bruscamente en la acera, haciendo que Paul diera un pequeño paso hacia atrás. El ruido de las llantas deslizándose contra el pavimento llenó el espacio, rompiendo el silencio incómodo que nos rodeaba. En ese momento, nuestros ojos finalmente se encontraron. Pero en lugar de ver ira o sorpresa en su rostro, me sorprendió ver una expresión notablemente tranquila. No había rastro de enojo ni preocupación en sus ojos. Era como si estuviera esperando mi reacción, como si supiera exactamente lo que estaba pasando por mi mente.

— Sube, yo te llevo –Nuevamente le hable pero ahora con un tono de voz ronca

Él esbozó una sonrisa y dio la vuelta al carro para llegar al asiento del copiloto. Abrió la puerta y entró al carro, luego me miró a los ojos y me dio una palmada en el hombro. Le devolví una leve sonrisa mientras él cerraba la puerta. Comencé a retroceder para salir de las aceras y luego nos dirigimos hacia el barrio Chino, adentrándonos aún más en él.

You're so evil ; 𝙏𝙝𝙚 𝙠𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora