10 | ¿𝐀𝐧𝐧𝐚?

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𝑷𝒐𝒗'𝒔 𝑩𝒊𝒍𝒍

Estaba en el patio de mi antigua casa, y para mi sorpresa, se veía mucho mejor que antes. El césped era verde y había diminutas margaritas esparcidas por todo el lugar. Mientras recogía algunas flores, sentí unos brazos rodear mi cuello y apoyarse en mi espalda. Bajé la mirada y noté unos brazos pequeños. Giré para ver quién era y, en ese instante, sentí que me faltaba el aliento. Frente a mí estaba una niña, con una dulce sonrisa en su rostro. Le devolví la sonrisa y ella se levantó, caminó unos pasos y se detuvo frente a mí.

—¿Quién eres? –le pregunté amablemente mientras la observaba sentarse en el césped y arrancar algunas margaritas.

—Anna –respondió sin apartar la mirada de las flores.

—Lindo nombre... soy Bill. –añadí mientras la ayudaba a cortar algunas flores.

—Lo sé, no tienes que repetirlo

Dijo entre risitas, mientras seguía cortando las flores, sonreí un poco confundido. La observé detenidamente y noté sus ojos color miel, así como los lunares en su mejilla y barbilla. Se parecía a Tom y a mí. Era tan linda, como la hermana que nunca tuve. Luego, ella empezó a hacer una diadema de margaritas, entrelazando los tallos con delicadeza y acomodando las flores. Cuando terminó, se levantó y me la extendió, colocándola con destreza en mi cabello suelto. En un instante, extendió sus brazos hacia mí, pidiendo un abrazo. Yo también abrí los brazos y ella se dejó caer en ellos, abrazando mi cuello y jugando con mi cabello. Un sentimiento inexplicable me invadió; me sentía feliz. Después de romper el abrazo, dio unos pasos hacia atrás y me levanté. Fue entonces cuando todo a mi alrededor comenzó a mezclarse y tomar la forma de un parque, con ella en un columpio, mirándome con una sonrisa.

Comencé a caminar hacia ella.

—¡Empújame fuerte! –dijo emocionada, moviendo sus pies hacia adelante y hacia atrás, llena de energía y entusiasmo.

Solte una carcajada al verla así, tan adorable. Pasé junto a ella y puse mis manos en su pequeña espalda, empujándola para que comenzara a avanzar y luego la solté. Di unos pasos atrás y observé cómo el columpio se movía mientras sus risitas resonaban en el parque, con la sol y los árboles verdes haciendo compañía... así hasta que empezó a anochecer, y la misma escena de los árboles y el columpio mezclándose... hasta estar en mi antigua habitación de cuando era pequeño. Sin embargo, ahora estaba pintada de rosa y había osos de peluche y muñecas por todas partes. Y allí estaba ella, en la cama, con su cabello trenzado en dos coletas y su cuerpo cubierto por una sábana rosa adornada con moñitos blancos. Se veía tan linda, con sus manos bajo la sábana tocando su barbilla, resaltando sus mejillas gorditas. Ya estaba completamente dormida. Me acerqué a ella y le di un beso en la frente. Entonces, ese escenario se desvaneció y todo se volvió neblinoso, hasta que todo quedó en la oscuridad.

Desperté.

Sentí como el sol comenzó a quemar con suavidad mi rostro, al mismo tiempo que aún con los ojos cerrados podía notar que era de dia, entonces abrí los ojos... me incorporé en el sofá y después extendí mis brazos, estirándome un poco... después mi mirada se desvió a mi cama, donde en esta se encontraba Daría, dormía profundamente... me quedé un rato mirándola, perdí un poco la noción del tiempo... pero sentí que llevaba un buen rato mirándola... entonces decidí levantarme y caminé hasta el baño... tan rápido como entre cerré la puerta con una agilidad y, un sentimiento de tristeza y nostalgia se apoderó de mi; ¿cómo puede ser que me haya encariñado con una niña de mi propio sueño?







𝑷𝒐𝒗'𝒔 𝑻𝒐𝒎

Me encontraba en un lugar que evocaba la nostalgia de mi infancia, pero insólitamente mejorado. Era como si hubiesen tomado mi antiguo hogar y lo hubiesen pulido hasta darle un brillo cegador, una belleza magnificada. Los pasillos, antes conocidos, se estiraban ante mí con una promesa de descubrimiento.

De repente, una figura pequeña, casi diminuta, irrumpió en mi campo de visión. Era una niña, con una presencia tan desconcertante como intrigante. ¿Qué estaba haciendo una cría en un lugar como este?; comencé a seguirla... pero comenzó acelerar y casi la pierdo de vista, ella corría por todos los pasillos de la casa... corría y corría hasta que dimos una vuelta a toda la casa... así hasta que decidí tomar otro camino y fue cuando me la encontré, chocando con mi pecho. Entonces ella me sonrió y sin previo aviso, la pequeña tomó mi pulgar y me condujo a través de la casa, hasta el patio que estaba bañado en la luz de un sol eterno. Me regaló una sonrisa, una sonrisa que parecía entender más de lo que mostraba.

Me agaché a su nivel, y entonces, con una ternura que me tomó desprevenido, ella me abrazó. El aroma a dulces se mezcló con el aire fresco, dejándome atónito. La sensación de sus pequeños brazos rodeando mi cuello, fue un choque de realidad en ese mundo surrealista, entonces la aparte.

Luego, nuestras miradas se cruzaron.

—¿Quién eres? –le pregunté, la confusión evidente en mi voz.

—Anna –respondió, sus risitas llenando el aire con una melodía agridulce.

—¿Anna?

Asintió con la cabeza, su cabello ondulado rebotaba con el movimiento. Se alejó, y la seguí impulsivamente, atrapándola del brazo. La volteé y la observé detenidamente, notando dos peculiares lunares, uno en su mejilla y otro en su mentón, y su pijama color rosa. Cuanto más la miraba, más detalles resaltaban: sus ojos color miel que se parecían a... Sus mejillas redonditas, sus labios carnosos y su nariz, igual que la mía. Pero antes de que pudiera decir algo más, todo comenzó a desvanecerse. Mis alrededores se mezclaron en un torbellino de colores y formas, y mi visión se oscureció hasta que todo fue negro.

Desperté.

Me levanté de golpe y con la respiración agitada, rápidamente llevé mi mano hasta mi pecho sintiendo mi corazón latir a mil por hora, notando que era de día... y que Taylor no estaba en la cama, así que me levanté y caminé hasta el baño, mirándome al espejo... analizando cada centímetro de mi rostro... mientras más me miraba volvía esa sensación extraña, confusa e inexplicable que también sentí cuando ese niña me abrazo...

You're so evil ; 𝙏𝙝𝙚 𝙠𝙖𝙪𝙡𝙞𝙩𝙯 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora